El Real Madrid, ante el más difícil todavía contra el Arsenal

Es todo extraordinario. En cualquier otro escenario, este miércoles (21.00, Movistar), después del 3-0 de la ida de cuartos de la Champions, se afrontaría como una noble despedida. Pero no. El Bernabéu se dispone a comprobar si el Real Madrid es capaz de salir de una trampa aún más enrevesada que las anteriores, el más difícil todavía, de algún modo construido por ellos mismos con una actuación muy pobre en Londres. Como Houdini complicando cada vez más los artefactos que inventaba para escapar de ellos y de ese modo seguir emocionando al público, así recibe esta noche el rey de Europa al Arsenal (3-0), dispuesto a despachar otra función de sugestión colectiva.
Empezando por los propios jugadores. “Fue uno de los peores resultados que podíamos imaginar, y por alguna razón todo el mundo cree que podemos remontar”, dijo este martes Jude Bellingham, que nada más terminar la ida no lo tenía tan claro. “Cuanto más hablas con los compañeros, y ves la confianza que tienen, se te va pegando. Es contagioso”. Entre esas conversaciones en las que dice que se ha usado la palabra “remontada” un millón de veces, y las decenas de vídeos de hazañas recientes, se han infectado él, la plantilla y la afición, persuadidos de que puede volver a suceder algo insólito. Quedan, sin embargo, dos elementos esenciales: sugestionar al rival de que le puede pasar algo aún peor de lo que ya le pasó al PSG, al Chelsea, al City y al Bayern; y, oh, el fútbol.
En esto el Madrid ha emitido señales insuficientes. “Hemos jugado partidos un poco decepcionantes, y aun así hemos encontrado maneras de ganar”, suavizó Bellingham. “Tenemos que estar mucho mejor que en la ida, con más compromiso, entendiendo mejor lo que requiere el partido, más limpios con la pelota y mejor en las transiciones”.
Carlo Ancelotti, el inquilino del banquillo en esas noches locas, pidió esta vez algo quizá contraintuitivo para el batallón de creadores de vídeos emocionales: “La cabeza fría va a ser muy importante, hay que tener un buen control del partido”, dijo. “Jugar un partido serio. Con cabeza, con corazón, con cojones; eso que dice [Carlos] Alcaraz me gusta mucho”.
Bajo la hojarasca emocional, sigue la necesidad de marcar al menos tres goles en los primeros 90 minutos al Arsenal, el equipo menos goleado de la Premier y el segundo menos vulnerable de la Champions, donde solo ha recibido seis tantos en 11 partidos. No solo eso. La última vez que le marcaron tres fue en diciembre de 2023, y terminaron ganando al Luton Town (3-4). Y la última vez en la que recibió cuatro goles, los que necesitaría el Madrid para alcanzar la semifinal sin llegar a los penaltis, fue en noviembre de 2021 en Anfield. Desde aquella derrota ante el Liverpool (4-0), Mikel Arteta ha dirigido 180 partidos sin que su equipo haya vuelto a encajar cuatro, según Opta.
El técnico quiso desviar el foco de ese artefacto mágico que son las remontadas: “Entiendo que es una narrativa que a ellos les da combustible”, dijo. “Creo que mañana es una gran oportunidad para nosotros”. Y en eso coincidió con David Raya, su portero, que insistió en que no llegaban al Bernabéu a hacer cálculos con la ventaja, sino “a ganar el partido”. Y sobre todo: “Para escribir nuestra propia historia”. Solo el Bernabéu de esta era delirante admite con naturalidad estas dos posibilidades: que el Arsenal alcance su tercera semifinal y que un Madrid con poco fútbol desactive una desventaja imposible.
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