Israel amenaza al jefe de Hamás en medio de una nueva ofensiva sobre Gaza: “Ningún túnel es demasiado profundo, Sinwar”
Israel no olvida Gaza ni a los gazatíes en plena ofensiva sobre Líbano. “Ningún túnel es demasiado profundo, Sinwar. Pregúntale a Nasralá”, avisan los panfletos lanzados sobre la Franja con advertencias en árabe hacia el máximo jefe de Hamás, Yahia Sinwar, al que aseguran que le espera el mismo destino que al máximo responsable de Hezbolá, Hasan Nasralá, asesinado el pasado 28 de septiembre durante un bombardeo sobre Beirut.
Junto a esas amenazas, el ejército israelí mantiene la presión sobre el enclave mediterráneo, donde persisten los enfrentamientos a corta distancia con la milicia palestina y donde las autoridades sanitarias locales, en manos de Hamás, han informado este miércoles de que los muertos sobrepasan ya los 42.000, la mayoría civiles. La tensión también se traslada a la Cisjordania ocupada, donde este miércoles el ejército ha desplegado vehículos blindados, una imagen desconocida al menos desde 2005.
En el norte de la Franja, Israel ha puesto en marcha una nueva ofensiva en una zona que ya ha arrasado varias veces en el último año. Se suceden los bombardeos, el avance de tropas sobre el mayor campo de refugiados —el de Yabalia—, las órdenes de expulsión de los habitantes y las amenazas para desalojar y cerrar los hospitales. “Evacuen sus hogares y los refugios en los que se encuentran de inmediato”, ha urgido un portavoz castrense a través de un vídeo a los vecinos de Yabalia para que se marchen al sur. En esa zona ha resultado muerto el reportero de la cadena palestina Al Aqsa Mohammed Tanani, y un camarógrafo de Al Jazeera ha recibido un disparo en el cuello.
Un centenar de rehenes sigue en manos de Hamás, mientras Sinwar, que se cree que está en la mitad sur de Gaza, no ha sido aún capturado. “No habrá ningún lugar seguro bajo tierra, ni en la superficie de la Tierra”, añade la amenaza esparcida desde el aire y de la que da cuenta la prensa israelí. Un total de 130 soldados han enviado una carta al primer ministro, Benjamín Netanyahu, en la que afirman que se niegan a seguir combatiendo en Gaza porque eso representa una “sentencia de muerte” para los rehenes, pues han muerto muchos más cautivos en ataques israelíes de los que han podido ser rescatados por los soldados. Se trata de un movimiento inusual en las tropas de Israel.
El martes, los responsables del hospital Kamal Adwan, en Beit Lahia, fueron advertidos por los militares israelíes, apostados en los alrededores, de que tenían 24 horas para desalojar el centro de personal y pacientes, un plazo que se cumple este miércoles, según denunció el director, Hossam Abu Safia, a través de un mensaje grabado. Las autoridades sanitarias de la Franja, donde gobierna Hamás, informaron de que esas amenazas se han extendido al hospital Indonesio y al de Al Awda. También dan cuenta de la muerte de 45 personas en las últimas 24 horas, lo que ha llevado a que el número de muertos en la guerra supere ya los 42.000. Esos tres centros, los principales del norte, tienen ahora un total de 317 pacientes hospitalizados, de los que unos 80 se encuentran en cuidados intensivos, según alerta Médicos Sin Fronteras (MSF).
De forma paralela, el ejército ha emitido nuevas órdenes de evacuación a los habitantes de tres grandes núcleos urbanos del norte: Yabalia, Beit Lahia y Beit Hanun, que Israel justifica con el argumento de evitar que Hamás reconstruya sus capacidades. El campo de refugiados, donde el ejército afirma haber matado a decenas de miembros de la resistencia armada en las últimas horas, ha sido tomado por tanques y soldados. Y vive lo que algunos vecinos describen como los peores combates desde mayo.
“Los soldados están disparando a cualquiera que se mueva”, advierte la Media Luna Roja refiriéndose a zonas en el oeste de Yabalia, lo que impide responder a las llamadas de los heridos. El asedio sobre ese campo de refugiados se ha incrementado desde el martes, con barreras de tierra y puntos para controlar la salida y la entrada, tras imponer en días previos la prohibición de llegada de alimentos, agua y medicinas, denuncia la ONG local Al Mezan. Entienden que forma parte “la eliminación sistemática de la presencia palestina”.
“Estas evacuaciones masivas forzosas de hogares y los bombardeos de barrios por parte de las fuerzas israelíes están convirtiendo el norte de Gaza en un páramo inhabitable”, hasta donde no llega ayuda del exterior desde el pasado 1 de octubre, señala Médicos Sin Fronteras en un comunicado. “De repente, me dijeron que teníamos que irnos del norte”, cuenta Mahmoud, vigilante de esta organización humanitaria, que abandonó Yabalia para refugiarse en una casa de la ONG en Ciudad de Gaza, de acuerdo con un testimonio grabado. Como él, otros seis empleados han escapado en las últimas horas del norte. “Dejamos nuestra casa desesperados, bajo las bombas, los misiles y la artillería. Fue muy, muy difícil. Preferiría morir a que me desplazaran al sur; mi hogar está aquí y no quiero marcharme”, añade el trabajador de MSF.
400.000 personas atrapadas
Naciones Unidas critica estos desplazamientos forzosos del “infierno” en el que lleva meses convertido el área septentrional de Gaza, donde hay 400.000 personas atrapadas, estima el jefe de la agencia de la ONU para los refugiados palestinos (UNRWA), Philippe Lazzarini. Se refiere especialmente al mayor campo de refugiados de la Franja, el de Yabalia, donde las tropas de ocupación afirman haber matado a decenas de “terroristas” en los últimos días. “Muchos se niegan porque saben muy bien que ningún lugar de Gaza es seguro”, insiste refiriéndose al constante baile al que las autoridades de Israel están sometiendo a los habitantes del enclave palestino. Una estrategia que están poniendo también en práctica en Líbano.
Las zonas de Gaza Al Mawasi (sur) y Deir el Balah (centro), a las que Israel trata de empujar a los habitantes que quedan en el norte, están saturadas por más de un millón de personas y no reúnen las condiciones mínimas para ser habitadas, insiste MSF.
En medio de la presión militar, los refugios y servicios que presta la UNRWA en el norte se están viendo “obligados a cerrar”, algunos por vez primera desde que comenzó la contienda, añade el responsable de la agencia, lo que facilita la expansión del hambre en una zona donde lleva ya meses siendo un problema. Al mismo tiempo, alerta Lazzarini en un comunicado publicado en su perfil de la red social X (antes Twitter), Israel está poniendo en peligro la segunda fase de vacunación de la polio.
Tanques en Cisjordania
Desde que el ejército tomó la Franja por tierra a finales de octubre de 2023, sistemáticamente ha tenido que regresar a zonas del enclave palestino en las que dio por eliminada la resistencia de Hamás. Eso es lo que está ocurriendo estos días en el norte. El ejército mantiene sus operaciones “en toda la Franja” y ha matado a “decenas de terroristas en choques a corta distancia y en ataques aéreos”, según señala un comunicado.
Los ataques también se producen en la Cisjordania ocupada, donde un comando de fuerzas especiales israelíes ha matado este miércoles a tiros a cinco hombres en un coche en Nablus. Israel afirma que eran terroristas. El ejército de Israel, además, ha desplegado vehículos blindados con tropas en el entorno de asentamientos judíos, aunque no se ha informado de alertas específicas, según el corresponsal militar del canal 11 de la televisión pública israelí. Se trata de un hecho que no ocurría desde la Segunda Intifada, entre 200 y 2005, añade Itay Blumental en la red social X (antes Twitter).
Gaza y Líbano, a menos de 200 kilómetros de distancia, forman parte de una misma guerra rodeada de incertidumbres en su segundo año. El Estado judío mantiene desplegada su maquinaria militar sobre el terreno en ambos campos de batalla. Además de en el sur, Israel ha aumentado la presión sobre el vecino del norte en las tres últimas semanas con intensos bombardeos en diferentes regiones, un ataque inédito con explosiones en cientos de aparatos de comunicación de Hezbolá, asesinatos en lo más alto de su cúpula y una invasión por tierra con miles de efectivos. Hay más de 2.000 muertos y más de un millón de desplazados.
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