Jorge Glas siempre fue el hombre de confianza de Rafael Correa

Jorge Glas siempre fue el hombre de confianza de Rafael Correa

“No se puede vencer al que nunca se rinde”. Fue la reacción del exvicepresidente Jorge Glas Espinel en la red social X cuando conoció que el gobierno de México le había otorgado el asilo político que solicitó en diciembre, cuando ingresó a la embajada de ese país como huésped.

Frase que se ajusta al perfil de “perseguido político” que tanto él como la organización política en la que milita, el movimiento correísta Revolución Ciudadana (RC), han querido posicionar en el último lustro.

Glas fue detenido la noche de este viernes 5 de abril por la Policía Nacional, que ingresó a la embajada. Y a esta hora permanece en la Unidad de Flagrancia pero no se conoce cuál es su situación legal.

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Jorge Glas tiene dos sentencias en firme por los casos Odebrecht y Sobornos 2012-2016. Foto de Archivo

Ingeniero eléctrico nacido en Guayaquil, Glas Espinel fue vicepresidente de la República en dos ocasiones; primero en el tercer periodo de Rafael Correa y luego con Lenín Moreno.

En el gobierno de Correa, antes de llegar a la segunda magistratura, ocupó altos cargos relacionados con sectores estratégicos: fue presidente del extinto Fondo de Solidaridad, Ministro de Telecomunicaciones y Ministro Coordinador de Sectores Estratégicos.

Fue en esas funciones en que Glas, ahora de 54 años, se ganó la confianza de Correa. Cuando se presentaron como binomio para los comicios del 2013, él le dijo en la tarima que contara con su apoyo “para las que sea”.

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Luego repitió la postulación con Moreno, pero con él no tuvo buena relación.

En diciembre del 2017, fue sentenciado por el delito de asociación ilícita en el caso conocido como Odebrecht Ecuador, y fue condenado a seis años de prisión.

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En el 2017 fue reemplazado de facto tras una declaración de ausencia definitiva en el cargo debido a que estuvo detenido durante más de 90 días por orden judicial dentro de ese proceso.

Tres años más tarde, en abril de 2020, el exvicepresidente fue sentenciado a ocho años de cárcel en el caso Sobornos 2012-2016 por ser coautor del delito de cohecho pasivo agravado pues fue acusado junto Rafael Correa y otros exministros y exlegisladores de liderar una estructura criminal que recibía pagos de contratistas privados a cambio de adjudicaciones de contratos en el sector público.

Glas ha dicho que dentro de las cárceles en las que estuvo fue sometido a tratos humillantes y denigrantes, además que hubo intentos de asesinarlo cuando se dieron las masacres penitenciarias. Pero aseguró que no quiso huir del país porque “es inocente”.

El 26 de enero del 2023, la jueza penitenciaria de Pichincha, Melissa Muñoz, acogió el pedido de unificación de penas hecho por Glas y dio paso a que la pena de ocho años de prisión impuesta en el caso Sobornos 2012-2016 absorba la pena de seis años definida en el caso Odebrecht.

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Glas cumplía esa pena en libertad (una especie de libertad provisional) por efectos de unas medidas cautelares otorgadas en el 2022 por el juez de Santo Domingo de los Tsáchilas Emerson Curipallo, quien está procesado y preso por el caso Metástasis relacionado con delincuencia organizada, y debía presentarse ante las autoridades semanalmente.

Pero había solicitado que se le otorgue la prelibertad, algo que le fue negado a fines del año pasado por la misma jueza, quien alegó que no cumplía los requisitos para ese beneficio.

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Muñoz recordó en su fallo que Curipallo, en sus medidas cautelares, señaló que la “libertad provisional” estaría vigente hasta que se resuelva el pedido de prelibertad o un juez de garantías penitenciarias emita una decisión contraria. Como se le negó el recurso de prelibertad, Muñoz dispuso además la localización y captura de Glas para que cumpla en prisión lo que le resta de la pena unificada de ocho años. Glas apeló y se le volvió a negar.

Al ingresar a la Embajada de México, Glas dejó de cumplir la presentación semanal dispuesta por Curipallo. Ese hecho obligó a que el juez José Alvarado, de la Unidad Penal de Santo Domingo de los Tsáchilas, quien reemplazó a Curipallo, revoque la medida, quedando como posibilidad el que se presente voluntariamente a cumplir su pena o que sea detenido por la Policía.

Jorge Glas es dirigente del movimiento Revolución Ciudadana. Foto de Archivo Foto: EFE

En tanto que en enero pasado, Glas recibió una orden de prisión preventiva dentro del proceso penal por el delito de peculado en el caso Reconstrucción de Manabí, en el que es investigado por sus intervenciones como exvicepresidente y expresidente del Comité para la Reconstrucción y Reactivación Productiva y del Empleo.

El año pasado fue acusado por una exasesora, Soledad Padilla, de supuesto acoso e intimidación; él también la demandó por presunto chantaje.

El correísmo ha señalado que las acciones legales en su contra son parte de un lawfare de los sectores políticos locales e internacionales contra sus figuras más relevantes.

A Glas se lo considera como líder influyente dentro de su organización política. Incluso se lo nominó como precandidato a la Presidencia para los comicios anticipados del año pasado, pero la idea no cuajó porque tiene sentencias en su contra.

En una entrevista con EL UNIVERSO, el año pasado, Glas contó que el movimiento lo mantenía. “Mis compañeros hacen colectas mensuales como una ayuda económica, porque recuerde que a mí me quitaron la pensión vitalicia y, como hicieron despedir a mi esposa (se me acabó el matrimonio en el camino también), no teníamos para comer. Pero mis compañeros asambleístas, migrantes, nunca me han dejado solo...”, dijo. (I)