Ciudadanos colombianos van a su país a vacunarse
Luz Angélica Cabrera nació en Ipiales hace 65 años. Pero reside en Tulcán desde 1993. Aunque visitó un puesto de vacunación contra el covid-19 no fue inmunizada en Ecuador, porque no tiene la cédula de ciudadanía de este país.
No pudo hacerlo, pese a que tiene discapacidad en sus piernas y es adulta mayor.
Es por ello que prefirió vacunarse en su ciudad natal. Junto a Inés Zuleta, una religiosa nacida en Manizales (Colombia), que presta servicio en la orden de las Hermanas de la Caridad, de Tulcán, cruzaron a su país.
Lo hicieron el miércoles 2 de junio del 2021 por uno de los pasos fronterizos informales. Oficialmente, el límite entre las dos naciones está cerrado desde marzo del año anterior, cuando comenzó la pandemia. Pero los habitantes de los poblados fronterizos van y vienen.
Las dos mujeres salieron a las 06:30 de Tulcán. Luego de media hora de viaje, tomando varios vehículos de alquiler, llegaron a la Unidad Educativa San Francisco de Asís, en Ipiales. Ahí se inscribieron con sus documentos de identidad colombianos.
Daniela Méndez, gerenta encargada de la Institución Prestadora de Servicios de Salud del Municipio de Ipiales, en declaraciones para Radio Caracol, explicó que para evitar aglomeraciones la vacunación se realiza mediante el sistema de pico y cédula.
El miércoles último empezó con las personas cuyo último dígito de la cédula termina en números pares. Ese fue el caso de Cabrera y Zuleta. Antes se realizaba con el sistema de citas. Los familiares de Luz Angélica le alertaron telefónicamente sobre ese detalle.
En esta urbe fronteriza con Ecuador funcionan tres puestos de vacunación, que se encuentran instalados en los colegios Sucre, Tomás Arturo Sánchez y San Francisco de Asís. En cada recinto se aplican 300 dosis al día. Las vacunas son de Pfizer y Sinovac.
Al momento, en Colombia se inocula a personas mayores de 50 años la primera y segunda dosis y a los mayores de 40 años que tengan enfermedades preexistentes.
A Cabrera le aplicaron la primera vacuna tras esperar media hora, porque constaba como rezagada por su edad. Zuleta tuvo que esperar tres horas.
Las dos colombianas que viven en Tulcán deben retornar luego de 22 días, para recibir las segundas dosis.
Sus casos no son los únicos, ya que hay ciudadanos que también tienen doble nacionalidad y prefieren aplicarse las dosis en Colombia. Otros, en cambio, vienen a inocularse en Ecuador. Así comenta Marlon Paspuezán, presidente de la Junta Parroquial de Tufiño, en la provincia del Carchi.
Este poblado tiene una población de 3 500 habitantes. De ellos, el 75% tiene ancestros colombianos, asegura. Algo parecido sucede en el corregimiento de Chiles, Colombia.
El suegro de Paspuezán es Pedro Leiton. Es colombiano y tiene 75 años. Aunque vive en la parroquia ecuatoriana de Tufiño, prefirió ir al Municipio de Guaytarilla; otros van a Carlosama, en Nariño.
Varios parientes que Leiton tiene en esa última localidad le informaron que por su edad podía vacunarse el 4 de mayo. Es decir, dos semanas antes que comenzara este proceso para los adultos mayores en la jurisdicción ecuatoriana.
En el cantón Tulcán había un solo puesto fijo de vacunación que se instaló en el coliseo de la Universidad Politécnica Estatal del Carchi (UPEC).
Pero desde la última semana se habilitaron cuatro puntos más en las parroquias González Suárez, Julio Andrade, Tobar Donoso y El Chical.
El programa se inició con ciudadanos de la tercera edad, luego personas con discapacidad, funcionarios de recolección de basura y agentes de la Policía Nacional.
Para esa fase llegaron 21 000 dosis de las vacunas Pfizer, Sinovac y AstraZeneca.
A mediados de mayo pasado, la Junta Parroquial de Tufiño gestionó la movilidad de 85 personas para que fueran vacunas en la ciudad de Tulcán. El Municipio facilitó un autobús. Las dos instituciones coordinan una nueva fecha para que los habitantes de Tufiño, que se vacunaron anteriormente en la UPEC, reciban la segunda dosis.
Otros viajan en sentido contrario. Geovanny Muñoz tiene 50 años. Es ecuatoriano y reside desde el 2001 en Ipiales, con su esposa e hijas. Ellas tienen la nacionalidad colombiana.
Esta última semana, Muñoz, quien trabaja como locutor en una radioemisora, se vacunó en Tulcán, acudiendo a un llamado para personas con enfermedades catastróficas.
Según Geovanna Polo, secretaria del Comité de Operaciones de Emergencia (COE) de Tulcán, los ciudadanos de cada país tienen derecho a la vacunación en su lugar de origen.
Sin embargo, a las autoridades del cantón Tulcán y la provincia del Carchi les preocupa la facilidad que tienen las personas para cruzar la frontera.
Lo hacen a pesar de la prohibición que mantienen los gobiernos de Ecuador y Colombia. Para el COE local, la movilidad humana en este cordón fronterizo es considerada un factor de riesgo para la propagación del covid-19.
Es por ello que en la última reunión del Comité se decidió que la atención a los migrantes se realizara fuera del perímetro urbano. Pero si existe una necesidad emergente debe ser atendida bajo el pedido expreso de instituciones locales.
Las autoridades de Tulcán e Ipiales solicitaron a sus gobiernos centrales una vacunación masiva y preferencial por estar en zona de frontera, de constante dinamismo.
Tome en cuenta
En Nariño, Colombia, en la frontera ecuatoriana, se detectaron 65 537 casos de covid-19 hasta el 3 de junio último.
En Carchi, hasta ayer, 4 de junio, 4 245 de los 8 052 casos confirmados en la provincia se han registrado en el cantón Tulcán.
Ocho recintos fueron destinados para la vacunación en la provincia, como parte del nuevo plan estatal.
En el ingreso sur de Tulcán se instalará una infraestructura, con apoyo de la OIM y el Municipio, para ayudar a migrantes.
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