Destrucción de tres puentes que comunican a Ecuador y Colombia genera malestar en poblaciones fronterizas

Destrucción de tres puentes que comunican a Ecuador y Colombia genera malestar en poblaciones fronterizas

TULCÁN

La destrucción de tres puentes artesanales en los sectores fronterizos de La Palma, Mayasquer y El Hojal, que unen a poblaciones de Ecuador y Colombia, genera reacciones en más de una veintena de comunidades de ambos países que están en desacuerdo con estas medidas del Ejército ecuatoriano.

Existe la presunción que estas acciones responden a medidas de seguridad que estarían tomando las fuerzas del orden ante el crecimiento de la minería irregular, especialmente en El Chical (Carchi).

No obstante, sectores indígenas y campesinos de El Chical y Maldonado en Ecuador, como de San Juan, Tallambí, y Nulpe en Colombia, anunciaron movilizaciones, advirtiendo que solicitarán la intervención de organismos internacionales para defender la permanencia de esto viaductos construidos en madera que conectan a estas poblaciones.

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El Resguardo Indígena de Mayasquer en Colombia, frente a Carchi, fue el primero en rechazar estas acciones. Según su gobernador Enrique Rosales, la demolición unilateral de puentes fronterizos por parte del Ejército del Ecuador debió ser socializada y concertada con las comunidades afectadas.

Señaló que se verán perjudicadas gravemente las relaciones de movilidad, comercio, acceso a la educación y servicios básicos. Entre estas prestaciones consta la salud, que en Ecuador es universal y es gratuita para los extranjeros.

Los hogares a ambos lados de la frontera están conformados de forma mixta, es decir, integrados por ecuatorianos y colombianos en más de un 60%, razón por la que los afectados denuncian que se estaría atentando contra el buen vivir y las relaciones binacionales.

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Además, niños y adolescentes de las dos franjas fronterizas estudian en uno u otro país por lo que deben utilizar estos rústicos puentes durante la época de clases, entre lunes a viernes, para trasladarse a los planteles.

Sin embargo, el mayor impacto que causa la destrucción de estos ductos es que más de una decena de comunidades colombianas en ese sector se ven obligados a utilizar la carretera ecuatoriana El Chical - Maldonado - Tufiño - Tulcán para ingresar a su país por el puente de Rumichaca, ante la falta de conectividad en esa zona.

Las autoridades indígenas colombianas denunciaron que este acto vulnera el Convenio 169 de la OIT sobre Pueblos Indígenas y Tribales, así como los principios del Derecho Internacional Humanitario, al atentar contra la infraestructura esencial para la población civil.

Los controles militares se han fortalecido en las vías que conducen a Maldonado y El Chical, con el objeto de garantizar la seguridad. Foto: Ricardo Cabezas

Ante esta situación, están solicitando la apertura de un diálogo entre Ecuador y Colombia con las comunidades afectadas, al tiempo que hicieron un llamado a los organismos internacionales y defensores de derechos humanos para que intervengan y verifiquen la situación.

Pidieron que se reestablezcan estas infraestructuras que han sido construidas con base de mingas y esfuerzo. Las Cancillerías de las dos naciones no las reconocen y constan como pasos fronterizos no formales.

La Federación de Centros Awá del Ecuador hará un pronunciamiento oficial este viernes 21 de febrero, a las 11:00 en Ibarra, donde abordarán los efectos que está causando esta determinación militar.

Tito Chalá, ex párroco en las parroquias El Chical y Maldonado, sostuvo que la seguridad no se logra destruyendo puentes y añadió que estas infraestructuras no solo unen a los pueblos sino que empujan el desarrollo y progreso de las fronteras.

“Hace falta vivir allá, es fácil ponerse un uniforme, tomar dinamita y acabar con el esfuerzo de tanta gente que luchó para construirlos y ahora son derribados”, añadió en una entrevista en Carchi Noticias.

Las autoridades militares aún no se han pronunciado sobre esta situación que crea cierta incertidumbre e intranquilidad en las familias que están asentadas a los dos lados del río San Juan, en el límite político internacional. (I)