Quién era el hermano Gregorio, el próximo santo de la Iglesia católica

Quién era el hermano Gregorio, el próximo santo de la Iglesia católica

El último lunes 24 de febrero hubo una audiencia entre el cardenal Pietro Parolin, secretario de Estado en el Vaticano, y monseñor Édgar Peña, sustituto para los Asuntos Generales de la Santa Sede, para tratar los decretos con los que se acercan a varias personas a ser beatos o santos.

Mediante un comunicado, la Santa Sede, indicó que el papa Francisco, quien se encuentra internado por una neumonía bilateral, autorizó al Dicasterio para las Causas de los Santos la emisión de varios decretos.

De igual manera aprobó los votos favorables de la sesión ordinaria de los Padres Cardenales y Obispos miembros del Dicasterio para que se canonice al beato José Gregorio Hernández Cisneros, conocido como el hermano Gregorio.

José Gregorio Hernández nació el 26 de octubre de 1864 en el pequeño pueblo rural de Isnotú, estado de Trujillo, en Venezuela. A los 8 años de edad murió su madre por lo que quedó a cargo de su progenitor.

A la edad de 13 años, el trujillano deseaba estudiar Derecho pero su padre lo alentó a cursar la carrera de Medicina, consejo que seguiría años después al ingresar a la Universidad Central de Venezuela (UCV), con sede en la capital Caracas, en 1881. Fue el estudiante más destacado de su promoción al graduarse en 1888.

Sus estudios fueron tan exitosos que el presidente venezolano de ese entonces, Juan Pablo Rojas, le otorgó una beca para estudiar Microscopia, Histología Normal, Patología y Fisiología Experimental en París, Francia.

Al regresar de la Universidad de París (donde tuvo una formación de posgrado), en 1891 ingresó como docente de la UCV para dictar las cátedras de Histología Normal y Patológica, Fisiología Experimental y Bacteriología.

A través de su obra Elementos de bacteriología” (1906) fue el primer científico en escribir sobre el tema en Venezuela.

En 1908, después de llevar a su familia a Caracas, fue aceptado como novicio en un monasterio en Italia, para dedicarse solo a Dios, según Informa ACI Prensa, la agencia de noticias de la religión católica con sede en Lima, Perú.

Entró a la Cartuja de Farneta con el nombre de hermano Marcelo, pero algunos meses después se enfermó y su superior le ordenó volver a Venezuela para recuperarse.

Retornó a Caracas en abril de 1909 y ese mismo mes recibió permiso para ingresar en el Seminario Santa Rosa de Lima, pero siguió anhelando la vida monástica. Volvió a Roma luego de tres años, hizo algunos cursos de Teología en el Colegio Pío Latinoamericano, pero una vez más enfermó y tuvo que volver a Venezuela en 1913.

Comprendió que Dios lo quería laico y ya no intentó volver a la vida religiosa. Decidió servir curando a los enfermos.

Dedicaba dos horas diarias para servir a los más pobres, a quienes atendía gratuitamente.

Un día, mientras cruzaba la calle para comprar medicinas para una anciana muy pobre, fue atropellado y llevado a un hospital, donde un sacerdote pudo impartirle la unción de los enfermos, antes de morir a sus 54 años el 29 de junio de 1919.

Fue declarado beato en el 2021.