IESS registra menos males profesionales

IESS registra menos males profesionales

La turbina ha sido la herramienta de trabajo del odontólogo Ricardo Murgueitio durante los últimos 15 años. Eso ha implicado mantener su mano en una misma posición, mientras la usa con sus pacientes. Atiende ocho horas o más al día.

Esto provocó que el nervio medio de su mano se inflamara. Hace tres meses, al médico de 42 años le diagnosticaron síndrome del túnel carpiano.

Con el tiempo, este tipo de actividades produce el engrosamiento y compresión del nervio, explica el especialista en traumatología del Hospital Vozandes, Eduardo Noboa.

Esta anomalía provoca adormecimiento y hormigueo. La solución puede ser o no quirúrgica, según su evolución y la respuesta al tratamiento.

Generalmente se inicia con la corrección de posturas, pausas activas o inmovilizadores.

El síndrome de túnel carpiano es una de las cinco patologías con más diagnósticos de las 16 enfermedades profesionales que registra el Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS), en los últimos tres años.

En el 2019 les han diagnosticado con este síndrome a 142, en el 2020 bajaron a 60 y en los ocho meses del 2021 están a 56 casos con esta afección.

Esta tendencia a la baja se evidencia de forma global en los registros del IESS, entre 2019 y 2020, al pasar de 719 casos a 455 y este 2021 -hasta agosto- son 335.

Para el traumatólogo del mismo IESS, Noel García, pese a que las cifras muestren un descenso, la realidad es otra.

Enfatiza que por la pandemia se intensificó la carga laboral con teletrabajo y esto hace más probable el desarrollo de males traumatológicos.

Las jornadas, además, se han desarrollado en ambientes no ergonómicos y a esto suma que los centros de salud cerraron por el covid-19, por lo que las personas no buscaron atención por miedo al contagio y se automedicaron, señala.

Según el IESS, una enfermedad profesional es una afección crónica y fue causada de una manera directa por el ejercicio de la profesión u ocupación que realiza el trabajador a diario. También es el resultado de la exposición a factores de riesgo, que producen o no una incapacidad laboral.

La mayoría de diagnósticos registrados por el IESS están relacionados con enfermedades que resultan de malas posturas, sobreúso de articulaciones o movimientos repetitivos.

Esto lo confirma la fisioterapeuta Paola Merizalde, quien asegura que durante la pandemia, recibe un 25% más de casos de trabajadores con afecciones de tipo traumatológico.

Mariela Ortiz acudió a ella por inflamación de la parte lumbar de la columna, que se irradió hacia la pierna y no le permitió caminar por 15 días. Ella realiza trabajo administrativo y operativo, que implica un fuerte desgaste físico.

Merizalde explica que el problema de esta paciente es un trastorno de los discos intervertebrales, producido por exceso de carga de peso o movimientos repetitivos de las articulaciones de la columna.

La rehabilitación inicial, señala, es de tipo analgésico para aliviar el dolor. Luego se trabaja en el cuidado de posturas y debe hacer ejercicios en casa.

Esta patología tiene el mayor número de diagnósticos en el país, principalmente, en Pichincha y Guayas.

Pero el caso de Mariela todavía no está registrado oficialmente como enfermedad profesional. Recién este sábado tiene una cita con su traumatólogo particular.

Luego podría llevar el caso al Seguro. Este proceso podría tomar un mes, según explicó el exdirector del IESS de Pichincha, Andrés Campaña.

En los casos en que se advierta indicios de una enfermedad profesional u ocupacional, el empleador debe comunicar al Seguro General de Riesgos del Trabajo, mediante aviso en línea.

Esto se hace dentro de 10 días contados desde la fecha del diagnóstico inicial, por parte del médico de la empresa o de las unidades de salud.

Campaña señala que también hay una entrevista con el trabajador y el empleador, antes de que un comité resuelva que es un mal profesional. La limitación de estos procesos -sobre todo las entrevistas- pudiera ser la causa de que se registren menos casos, sostiene.

Carla Castro, de 29 años, trató su síndrome de manguito rotador con un médico privado y aún no ha seguido el proceso para registrar en el IESS. Su enfermedad se agravó tras dolores en sus manos.