El 2021 se despide con caretas del covid y políticos
El Año Viejo es más que el último día del año. Es casi un personaje que se adueña de Quito y que le da un ambiente diferente a las calles. Siempre antes de una fecha importante, el corazón late más rápido y ayer, el pulso de Quito se aceleró. ¡Al fin se acaba el 2021!
A pesar del miedo que la llegada de Ómicron genera en la gente, de las restricciones y de la crisis económica, los monigotes y las caretas salieron a llenar de color los espacios públicos de la capital.
Las típicas caretas del Chavo, del diablo, del policía y del payaso se abrieron espacio en los puestos, pero también de personajes de series actuales, como ‘El Juego del Camaleón’ y ‘La Casa de Papel’.
No podían faltar imágenes de los políticos. Jorge Yunda, exalcalde de Quito, fue uno de los más solicitados. Otro exburgomaestre, Rodrigo ‘El Negro’ Paz, también fue recordado; y uno a uno desfilaron los rostros de varios expresidentes y asambleístas.
Figuras enormes perfectamente diseñadas retratando a personajes de series infantiles o películas de moda, y también los muñecos rellenos de aserrín y papel se acomodaron en las esquinas donde históricamente se venden los últimos días del año.
Mauricio Soria, de 40 años, fabrica y vende monigotes al por mayor y menor desde 2010, en su local ubicado en el barrio Cinco Esquinas, en el sur de Quito.
Él elabora años viejos al estilo guayaco, es decir, figuras de cartón perfectamente formadas. Sus familiares que viven en la Costa le enseñaron cómo hacerlo y hoy se dedica a ese negocio junto a su esposa, su suegro y sus dos hijos.
El año pasado vendió apenas 200, pero este, la venta se recuperó. Hasta las 18:00 de ayer había vendido 360 muñecos. Aspiraba a vender más de 400 para el mediodía de hoy.
El personaje principal que vendió fue el coronavirus. Hizo muñecos de 80 centímetros que cuestan USD 15; hasta de metro y medio, que se ofertan en USD 45.
El trabajo detrás de las figuras es arduo. La elaboración empieza en abril. Primero se debe tallar el molde en espumaflex, para que sirva de base para sacar las copias en papel periódico. Es un trabajo minucioso y la venta también requiere esfuerzo. Aspira a recaudar cerca de USD 4 000.
La Mariana de Jesús, Carcelén, la Tribuna del Sur, el parqueadero de la Carolina, la Machala y la Ofelia son solo algunos de los lugares donde se comercializan estos muñecos.
En la avenida América, la esquina se llenó no solo de muñecos, sino de ropa interior de colores, para la buena suerte.
La tradición de la quema de años viejos nació hace más de 150 años y , aunque en menor proporción, aún se conserva: unirse con los suyos en una esquina, encender el monigote, abrazar a los seres amados, patear al viejo que arde.
Hay quienes aseguran que mirar entre lágrimas y risas el año que se va calcinado por el fuego para dar la bienvenida a uno nuevo, tiene magia.
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