‘La cumbia nunca muere’: Los Ángeles Azules tienen nuevo sencillo con Kenia Os: ‘Una nada más’

‘La cumbia nunca muere’: Los Ángeles Azules tienen nuevo sencillo con Kenia Os: ‘Una nada más’

Fugazmente fueron The Blue Angels. Pero el grupo de Iztapalapa formado por los hermanos Mejía quería dedicarse a la cumbia, y quien manejaba sus asuntos en los primeros años (de 1976 a 1980) pensó que lo más consecuente sería un nombre en español.

Ahora, luego de casi 50 años de trayectoria, Los Ángeles Azules se precian de haber puesto a bailar y cantar cumbia a artistas de todos los géneros, y no se rinden, pues están en la promoción de un nuevo tema en colaboración con una compatriota, la mexicana Kenia Os: Una nada más.

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“Habla de un par de jovencitos que se conocen y dicen que van a volver a verse una vez, nada más”, cuentan con afabilidad los hermanos Jorge (director musical, compositor) y José Alfredo Mejía Avante (tecladista y acordeonista).

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Muy serenos y sin ninguna pose a pesar de su extensa discografía, comentan que les encanta darles el micrófono a otros intérpretes, y que les hubiese gustado tocar con Juan Gabriel. “Hay artistas que nos hacen falta, como Luis Miguel”, hace memoria José Alfredo. Pero hasta ahí llega la lista, porque no son muchos.

En enero de este año grabaron con Thalía Yo me lo busqué. El año pasado fue ¿Para qué? con la argentina Emilia, y La cumbia triste con Alejandro Fernández. En el 2000 lanzaron Mis sentimientos, con la también argentina Soledad.

Han invitado a Vicentico, Lali Espósito, Américo, Julieta Venegas, Ha*Ash, Yuri, María Becerra, Miguel Bosé, Palito Ortega y Gloria Trevi. En 2018 fue el turno de Natalia Lafourcade, con Nunca es suficiente, para el álbum Esto sí es cumbia.

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Cumbia desde México hasta Argentina con Los Ángeles Azules

Siendo mexicanos, decidieron dedicarse a la cumbia, un género colombiano. ¿Qué los conquistó? “Desde niños nos gustó”, dice Jorge, quien considera que esas son sus raíces musicales. “Aquí las grandes orquestas como la Sonora Santanera eran lo que estaba sonando cuando el grupo nació. Tocamos de todo en ese tiempo, pero nos quedamos con la cumbia y nos metimos de lleno”.

Enseguida mencionan a sus favoritos, y de Ecuador recuerdan la cumbia incaica del organista Manuel González. De Argentina admiran a los Wawancó, la banda fundacional de este género en ese país. De Perú nombran a Grupo 5 y Grupo Néctar Néctar. “Y en Colombia, a todas las orquestas. Paco Galán, Lucho Bermúdez, José Barros. De Venezuela, a Pastor López, los Billo’s Caracas Boys, Los Blanco, Los Melódicos”, recuerda José Alfredo.

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Pero recuerda que la primera y mayor impresión en México fue la música de la Sonora Dinamita. “La primera cumbia que llegó a México fue en 1965, La pollera colorá con (el grupo de la compositora) Carmen Rivero, y la cantaba Linda (Vera)”.

¿Cuál es la característica de la cumbia mexicana? Que es romántica, concuerdan los dos Mejía, que en el escenario están acompañados por Elías, José, Héctor, Cristina y Guadalupe, en total, siete hermanos.

La cumbia es música que se baila, pero mientras tanto se pueden llorar las penas. “Toda la música que hace México es romántica; cumbia, pero cantada románticamente. Entonces ya se puede enamorar la gente con las canciones de Los Ángeles Azules”, dicen los intérpretes de Cómo te voy a olvidar. “La cumbia nunca muere, la cumbia sigue su curso. Desde 1965 a la fecha (en México) tenemos más de 60 años bailando cumbia”.

¿Qué tiene este estilo que gusta desde México hasta Argentina por igual? “El gran sabor del baile”, dice José Alfredo. “En todas las fiestas lo bailas. Gente importante de la radio nos decía: “Tú puedes estar escuchando cumbia, una hora, dos, tres, cuatro, y no te cansas”. Por eso, comenta riendo, un chiste entre los músicos tropicales mexicanos es que un grupo de cumbia se vuelve “rico” en Argentina, porque tienen mucho trabajo. “En estos momentos es un boom la fiebre de la cumbia”.

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¿Qué es indispensable en un conjunto de cumbia? “Acordeón, tambor y guacharaca”, dicen casi al unísono los hermanos, ambos acordeonistas. “Y después vienen los metales. Así se tocaba en los rodeos. Y después se añadieron el piano y el bajo, lo eléctrico. Pero la cumbia nació en 1888 con acordeón, piano y tambor”.

Así, el grupo conserva su autenticidad, pero se ha abierto a nuevas voces, temáticas y estéticas para darle continuidad al género entre las nuevas generaciones. “Se puede transformar, pero sigue siendo cumbia”. Lo más bonito, agregan, es que todas las voces tienen cabida. Sopranos, contraltos, tenores, barítonos, bajos. Y si las circunstancias lo permiten entran también todos los músicos, formando grandes orquestas. La modernidad ha obligado a las agrupaciones a reducirse a doce o quince artistas; ellos, con sencillez, calculan que viajan con 38 personas, sumando al equipo de producción y a sus 17 músicos.

Familiarizados con Quito, Cuenca, Ambato y Guayaquil, esperan volver pronto, especialmente durante las fiestas. “Dice el alcalde de Ambato que nosotros no vamos a tocar para la gente, sino a la tierra para que se ponga contenta y dé nuevas frutas y flores”. (E)