La UE endurece las sanciones a Rusia en una semana clave para las negociaciones de paz

Los Veintisiete han dado este miércoles el visto bueno al decimoséptimo paquete de sanciones contra Rusia, que en los últimos días han ido ampliando para que abarque a casi 200 barcos de la denominada flota fantasma con la que Moscú logra evadir parte de las penalizaciones a su comercio, especialmente con el petróleo. Se trata de un gesto contundente de apoyo a Kiev a apenas 24 horas de las cruciales conversaciones en Estambul entre delegaciones de Rusia y Ucrania para sondear la posibilidad de abrir negociaciones de paz. El presidente ucranio, Volodímir Zelenski, ha retado a su par ruso, Vladímir Putin, a acudir para hablar cara a cara. Putin todavía no ha respondido.
El nuevo paquete de sanciones —que aún debe ser formalmente aprobado en el Consejo de Exteriores del próximo martes— es “una señal fuerte de que la UE sigue unida con el pueblo de Ucrania”, ha afirmado el presidente del Consejo Europeo, António Costa.
“Estamos restringiendo más aún el acceso a tecnología de combate y hemos añadido 189 barcos más [a la lista] de la flota fantasma para atacar las exportaciones energéticas de Rusia”, ha destacado la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, al saludar el acuerdo. El objetivo del paquete es “aumentar la presión económica contra el agresor ruso y aquellos que permiten” esa agresión, ha celebrado también el responsable de Economía, Valdis Dombrovskis, uno de los comisarios más favorables a mostrar mano dura ante Moscú.
La UE había acelerado las negociaciones para aprobar el paquete, que además se ha ido endureciendo en los últimos días, conforme aumentaba la presión de los líderes europeos para mover a Rusia a aceptar un alto el fuego de 30 días desde el lunes, que por el momento Moscú sigue ignorando.
Los Veintisiete también quieren mostrar su músculo de cara a la cita de este jueves en Estambul. El nuevo paquete reforzado añade a la lista negra de compañías sancionadas a unas 30 empresas, varias de ellas con base en China o Dubái, involucradas en la evasión de sanciones, especialmente en bienes de uso dual (civil y militar), y a unos 75 individuos y empresas ligadas al complejo industrial militar, especialmente en el sector de drones.
Además, los Veintisiete también han decidido ampliar el marco para aplicar las denominadas sanciones híbridas, con las que la UE aplica, desde octubre del año pasado, medidas restrictivas en respuesta a acciones desestabilizadoras que Rusia lleva a cabo en el exterior. Según fuentes diplomáticas, se ha decidido crear una base legal para sancionar a los barcos que destruyan infraestructuras como cables submarinos, aeropuertos o servidores, así como para castigar a “facilitadores financieros”. La Unión pretende sancionar asimismo a más de 20 entidades e individuos que difunden desinformación, de acuerdo con las mismas fuentes. La UE también extenderá una prohibición de exportación de productos químicos usados en la producción de misiles. Finalmente, agrega a una veintena de jueces y fiscales a la lista negra europea de sancionados por la muerte del opositor ruso Alexéi Navalni.
“Además de las sanciones tradicionales (sectoriales e individuales), estamos ampliando y utilizando de forma más activa otros tipos de sanciones para golpear a Rusia allí donde percibimos amenazas o intentos de eludir las medidas vigentes”, explican las fuentes.
La premisa europea es, más allá de presionar a Rusia, lograr que Ucrania llegue lo más fuerte posible a cualquier mesa de negociaciones. Tras la visita de los líderes de Alemania, Francia, Polonia y el Reino Unido a Kiev el pasado sábado, y la reunión del llamado G5+ (Francia, Alemania, Polonia, el Reino Unido, España, Italia y la Comisión Europea) el lunes en Londres, las demandas para reforzar las sanciones contra Rusia no han cesado. Este mismo miércoles, el ministro francés de Exteriores, Jean-Noël Barrot, ha afirmado que Europa y Estados Unidos deben prepararse a lanzar sanciones “devastadoras” para forzar a Rusia a frenar la guerra contra Ucrania.
En declaraciones a la cadena BFMTV, el jefe de la diplomacia gala ha revelado que el jueves se reunirá en Turquía —donde, además de la cita ruso-ucrania, los ministros de Exteriores de la OTAN celebran desde hoy una reunión informal— con el senador estadounidense Lindsey Graham. El republicano, uno de los políticos más afines al presidente, Donald Trump, ha propuesto un paquete de sanciones durísimas contra Rusia y los países que la apoyan si Moscú se niega a aceptar un acuerdo de paz o, si una vez aceptado, lo viola o vuelve a invadir Ucrania.
Entre otros, la propuesta implicaría imponer aranceles del 500% a bienes importados de cualquier país que compre petróleo, gas, uranio y otros bienes de Rusia. Una propuesta que Bruselas está estudiando, pero que, advierten fuentes comunitarias, es prácticamente imposible de aplicar en estos momentos en Europa, dado que parte de los países que siguen adquiriendo gas ruso son europeos.
La semana pasada, la Comisión Europea propuso una hoja de ruta —que aún debe definir— para que ningún país del bloque consuma gas ruso en 2027. Bruselas da por sentado que para ello tendrá que hacer frente sobre todo a dos países, Hungría y Eslovaquia, cuyos gobiernos son muy próximos a Rusia —el primer ministro eslovaco, Robert Fico, acudió al desfile militar de Putin en Moscú el pasado viernes pese a las advertencias de sus socios comunitarios— y son muy dependientes aún del combustible ruso.
El ministro de Exteriores y Comercio húngaro, Péter Szijjártó, ya ha advertido a sus colegas europeos en contra de seguir pisando el acelerador de las sanciones. “Esta podría ser una gran semana para el mundo si las conversaciones Ucrania-Rusia en Turquía tienen éxito”, ha dicho este miércoles en un mensaje en X publicado justo cuando se conocía el nuevo paquete europeo de sanciones. “Espero sinceramente que nuestros colegas europeos se abstengan de dar cualquier paso que pueda poner en riesgo el éxito de esas negociaciones”, ha agregado.
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