¿Qué reclama la Conaie?
La Conaie aún cree que la movilización -y violencia- de octubre del 2019, en contra de la eliminación de subsidios a los combustibles, aún tiene poder de convocatoria. Y el Frente Unitario de Trabajadores (FUT) está convencido de que el Estado tiene recursos para aumentar los sueldos a los maestros.
Ambos actores convocaron para este 11 de agosto a una marcha, aunque en realidad es una medida de presión para que se atiendan sus demandas en el corto plazo, cuando la solución a la actual crisis tomará varios años y demandará de reformas estructurales, entre las cuales está la eliminación de los subsidios a los combustibles.
Es curioso que la Conaie y el FUT coincidan en la necesidad de congelar los precios de los combustibles, cuando saben que eso solo significa más subsidios estatales que no van a los más pobres. No tienen un argumento, pero han repetido a sus bases que esa medida ha encarecido el costo de la vida.
Ese argumento es equivocado, pues la medida no ha significado un aumento de la inflación desde que se puso en vigencia el año pasado. Por el contrario, durante los últimos 12 meses -hasta junio- la inflación ha sido negativa, es decir, los precios han bajado. En el grupo de alimentos y bebidas fue -3,47%, que es el segmento con mayor peso a la hora de calcular la inflación. Algo similar ocurrió con el grupo de prendas de vestir, cuya inflación anual fue -3,54%.
Ahora, la Conaie también ha dicho que los indígenas y campesinos “subsidian alrededor del 70% de los alimentos” que llegan a las grandes ciudades. Lo que realmente quiere decir es que el precio de venta de algunos alimentos es insuficiente para cubrir los costos de producción. Por eso algunos productores de arroz, por ejemplo, están presionando al Gobierno para que revise al alza el precio mínimo de la gramínea. A la Conaie no le preocupa que ese aumento de precios lo termine pagando el consumidor.
Al parecer, el problema de fondo es el precio de venta de algunos productos agrícolas. Sin embargo, eso no se soluciona congelando los precios de los combustibles.
La salida al problema es mejorar la productividad del sector agrícola, especialmente de los pequeños productores, lo cual pasa por capacitación, asistencia técnica, financiamiento, mejoramiento de semillas, búsqueda de mercados, etc. Y eso sí requiere de una política de Estado que atienda las necesidades de las zonas rurales del país, donde la pobreza es del 49%, mientras en las urbes está en 24%. La desigualdad también es mayor en las zonas rurales.
Pero hay que estar claros que para mejorar las condiciones de vida en el campo se necesitará recursos, tiempo y mucho esfuerzo y visión de líderes indígenas y campesinos.
Los recursos nunca se obtendrán congelando el precio de los combustibles. Al contrario, la Conaie debiera ser una de las más interesadas en plantear un impuesto al consumo de combustibles fósiles, no solo para financiar una mayor asistencia al campo, sino para ser coherente con otra sus demandas: cuidar el ambiente.
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