Arturo Espinosa: ‘No puedo trabajar porque me paso llorando por mi hija’

Arturo Espinosa: ‘No puedo trabajar porque me paso llorando por mi hija’

Diana Carolina Espinosa, de 29 años, falleció a las 06:00 del 22 de mayo del 2021 en el hospital Enrique Garcés, luego de permanecer dos días en estado de coma. La causa de su muerte es investigada por la Fiscalía y su padre, Arturo Espinosa, pide a las autoridades que las indagaciones se realicen con transparencia y eficacia:

“La vida de nuestra familia se destruyó tras la muerte de mi hija, una joven profesional y madre que era uno de los pilares que teníamos en la casa; junto a ella todos éramos felices, muy unidos. Este caso es investigado por la Fiscalía y solamente pido a las autoridades que las indagaciones se realicen con eficiencia.

Todo cambió para nosotros. Yo trabajo en un taxi y me cuesta salir a laborar porque todo el tiempo la pienso, vive en mi mente. Varias veces mientras trabajo he tenido que parar la marcha del carro para llorar recordándola. La gente me queda viendo, pero es inevitable aguantar la amargura. Algunos pasajeros que me solicitaron carreras han tratado de consolarme cuando no he podido aguantar el llanto.

Algunas veces no he podido trabajar por la pena y mantener a mi familia como es debido.

En otras ocasiones he grabado videos con mi teléfono celular expresando mi dolor y angustia. Incluso he realizado transmisiones en la plataforma de Facebook Live que se publican en la cuenta Justicia para Diana Espinosa, en la que explicamos con mi familia, a detalle, lo que ocurrió ese fatídico 19 de mayo.

La creamos con la finalidad de pedir justicia, ya que nuestra familia sigue consternada, apenada sin saber qué hacer, con desesperanza. Ahora estamos confundidos porque ya no podemos ingresar a la cuenta, parece que la ‘hackearon’. Dejó de funcionar el único canal con el que contábamos para informar al público lo que nos está sucediendo.

A mí me duele mucho la cabeza, siento ansiedad, depresión. No puedo dormir tranquilo ya que mientras descanso, sueño con mi hija y me despierto a llorar. Es un vacío en el corazón que no puedo describir.

Me paso todo el tiempo recordando cuando ella nació en 1992. En ese tiempo yo tenía 19 años y trabajaba como obrero de mantenimiento en una entidad pública. La sacaba a jugar al parque, la llevaba a las fiestas infantiles, a la escuela, le compraba juguetes, ropa. Por eso ahora me cuesta demasiado creer y aceptar que ya no está conmigo.

Ni cuando murió mi madrecita, el año pasado, sentí tanto dolor como ahora. Mi mamá tenía una fuerte diabetes y no era precavida en las comidas por más que le advertimos y aconsejamos que cuidara su salud, pero lo de mi hija es una verdadera pesadilla porque era una chica muy responsable y estudiosa. Terminó la secundaria en el colegio Quito con buenas calificaciones y se graduó de ingeniera en contabilidad y auditoría en la Universidad Técnica del Cotopaxi. Ella era mi orgullo porque era una gran profesional.

Sus profesores le felicitaron por su rendimiento académico. Laboró en bancos y empresas privadas. Por la pandemia se quedó sin empleo y aplicó para un puesto en una cooperativa de ahorro y crédito. Todo estaba listo para que trabajara allí, pero cuando sus nuevos jefes le llamaron para que se incorporara al trabajo nos tocó decirles que había fallecido y que busquen a otra persona.

Uno de sus objetivos era seguir una maestría. También se estaba preparando para aplicar al curso de oficial especialista en la Fuerza Aérea Ecuatoriana. Quería ser militar y sacar adelante a su hijo de 10 años, quien está con psicólogo, no puede dormir y todos los días pregunta por su madre. La busca en las redes sociales. Se pasa viendo videos que Diana grabó en TikTok, lo cual le hace daño.

Ella anhelaba viajar con su niño por el mundo y trabajar mucho para ahorrar y cumplir con ese objetivo. Nuestro chiquito está con el papá ya que Diana se había separado de su esposo. Al guagua le arruinaron la vida ya que él era muy apegado a la madre. Imagínese, cuando uno es niño no quiere separarse de la mamá ni para ir a la tienda. Ahora vive momentos muy difíciles a su corta edad.

Todos los días nos acordamos de Diana Carolina en nuestra casa junto a mi esposa y mi otra hija Malena, de 19 años. Conversamos que ella era muy caritativa, le gustaba ayudar y era alegre. Por eso decidimos regalar algunas de sus pertenencias a la gente que realmente necesita, como ella lo hubiera hecho si viviera.

De hecho, a mí me robaron mi taxi hace un año y Diana insistía en ayudarme para comprar otro vehículo para que pueda trabajar tranquilo. Yo nunca lo acepté por vergüenza, no quería darle preocupaciones. Ella tenía un buen corazón y por eso está en el cielo cuidándonos.

Mucha gente se ha solidarizado y hemos recibido cientos de mensajes de apoyo a través de las redes sociales. Incluso una organización feminista está con nosotros monitoreando nuestro caso y planificamos hacer varios plantones para exigir justicia. Dios les pague su ayuda en estos momentos tan complicados. Nos brindan asesoría y siempre estoy acudiendo a la Fiscalía para conocer cómo avanzan las investigaciones”.

Su trayectoria

Diana Espinosa nació el 27 de mayo de 1992 en Quito. Cursó la secundaria en el Colegio Quito. Obtuvo la ingeniería en Contabilidad y Auditoría en la Universidad Técnica del Cotopaxi. Tenía un hijo de 10 años. Murió el 22 de mayo del 2021 tras permanecer dos días en coma. Sufrió fuertes golpes en la cabeza tras un incidente de tránsito en el vecindario Monseñor Leonidas Proaño, en el sur del Distrito Metropolitano.