Baja vacunación en Alemania por factores culturales y teorías conspirativas

Baja vacunación en Alemania por factores culturales y teorías conspirativas

Las cuotas de vacunación se estancan en los países de lengua alemana pese a los esfuerzos de las autoridades, un fenómeno que los expertos atribuyen a factores como la fe en las medicinas alternativas, la cultura individualista y la amplia difusión de teorías conspirativas.

Las tasas de vacunación en Alemania, Austria y Suiza, (del 68,6, 66,9 y 65,67%, respectivamente, el pasado 1 de diciembre del 2021) son las más bajas de Europa occidental y contrastan con las de países como España y Portugal.

De acuerdo con un sondeo del Ministerio de Sanidad alemán, a finales de octubre un 65% de las personas que no se habían vacunado todavía rechazaban taxativamente hacerlo en un futuro próximo.

No todos los no vacunados están “cortados por el mismo patrón”, explica a Efe el profesor de estudios religiosos de la Universidad de Gotinga Andreas Grünschloss, que destacó que entre ellas hay “individuos con argumentos racionales para creer que la vacuna no es segura”.

Sin embargo, según Grünschloss, también existe entre un 8 y un 10% de la población abierto a ideas esotéricas y con preferencia por las “medicinas alternativas“, que se deja influir por tales interpretaciones a la hora de decidir sobre la vacuna.

Se trata de una escena “heterogénea”, en la que están representados seguidores de la homeopatía y de las creencias antroposóficas, entre otros muchos que desconfían de la “medicina tradicional”.

Rechazo político-ideológico y factores culturales

En otros casos, el rechazo es de “cuño político -ideológico” y vinculado a las simpatías por el partido ultraderechista Alternativa por Alemania (AfD), indicó el profesor, haciendo referencia a un estudio reciente según el cual un 50% del electorado no vacunado votó a esa formación.

A ello hay que sumar otros factores culturales como el individualismo, una característica especialmente marcada entre los “negacionistas“, según Tobias Spri, un investigador de la Universidad de Viena autor de un estudio sobre quienes no creen en el virus.

“Confieren mucho valor a sus derechos individuales y tienden a rechazar la solidaridad con los demás,” explica a Efe y señala que ésta es una característica compartida por los países de habla alemana.

El experto en ciencias políticas añade que en Italia o España el impacto de la pandemia en 2020 fue mucho mayor, por lo que atribuye el rechazo a la vacunación a una combinación de “medicina alternativa, escepticismo antivacunas, menos valores de solidaridad y falta de experiencia concreta con la pandemia”.

El berlinés Tungay Unzudag, de 28 años, no conoce casos graves de covid, y sus padres pasaron el virus el año pasado sin mayores consecuencias, lo que contribuyó a su decisión de no vacunarse.

El propietario de una tienda de ultramarinos en el distrito de Moabit afirma que “no es fan de la medicina” y le parece “raro” que se hayan desarrollado varias vacunas en un corto espacio de tiempo.

“Con AstraZeneca se vio que realmente utilizaron a la gente como conejillos de indias, porque luego aparecieron los efectos secundarios,” dice a Efe y señala que en su entorno quienes se han vacunado lo han hecho para evitar las restricciones y no por convencimiento.

El joven reconoce que “no sigue las noticias” y que en su tienda “escucha todo tipo de rumores”. “Es difícil filtrar la información, así que he llegado a un punto en el que ya no me creo nada,” asegura.

Negacionista en retroceso

De acuerdo con el estudio del laboratorio de ideas berlinés dpart, del que Spri es co-autor, el número de seguidores de teorías de la conspiración que creen que en realidad el coronavirus no existe cayó en Alemania de un 14% en 2020 a un 9% en 2021.

En el estado federado de Sajonia (este), donde la AfD fue, el pasado septiembre, el partido más votado, la tasa aumentó sin embargo del 23 al 28%.

Además, indica Spri, existen otras teorías de la conspiración como que el virus fue creado para desestabilizar países o que hay actores poderosos que lo difunden para sacar beneficios de ello.

Según el investigador, el perfil de los que siguen este tipo de teorías es el de una persona joven, con escaso nivel de formación, y procedente de Alemania oriental. Además, no quieren limitar sus libertades individuales en pos del bien general.

No obstante, no todos pertenecen al “núcleo duro” y están “aislados para siempre” en el ambiente conspiratorio, sino que algunos logran “separarse” de él de nuevo, matizó.