Buses, a máxima capacidad con liberación del aforo en Quito

Buses, a máxima capacidad con liberación del aforo en Quito

Entre las 07:00 y 08:30, las filas para tomar un bus en la estación El Labrador del Trolebús son extensas. El distanciamiento entre personas se cumple, pero únicamente hasta que los usuarios suben a los articulados o alimentadores, donde el apuro por encontrar un asiento hace olvidar las medidas básicas de bioseguridad.

Una situación similar se vive en los buses de transporte público y al otro extremo de la ciudad, en el sur. A la altura de Guamaní y en Guajaló, las filas para tomar un bus también son largas y, en el interior de cada unidad, el distanciamiento se olvida. Muchos usuarios se amontonan incluso en las puertas.

Allí y en el norte, en puntos como la entrada a Carapungo y Calderón, la demanda por transporte hace que las unidades vayan repletas, incluso llevan más pasajeros que los que deberían con el 100% del aforo. De a poco, la imagen del bus llevando tantos pasajeros como papas en un costal -común antes de la pandemia- regresa.

Y eso ocurre, según los transportistas, porque son zonas a donde no llegan los circuitos del transporte metropolitano.

Jorge Yánez, dirigente y presidente de la cooperativa Translatinos, comenta que la demanda no es la misma para los demás buses que cubren otras rutas en las zonas más céntricas de la urbe. En el caso de Translatinos, afirma, las unidades apenas llevan pasajeros en todos sus asientos.

Y sobre la bioseguridad, el dirigente indica que el cumplimiento de las medidas aún vigentes como el uso de mascarilla ya depende de los usuarios. Comenta que cuando los conductores recomiendan a los pasajeros que utilicen los cubrebocas hasta reciben insultos a cambio.

De ese comportamiento también da fe Luis Cuji, presidente de la cooperativa Mariscal Sucre, donde sus 38 unidades tienen contadores de pasajeros y cámaras en el interior de cada bus, requisitos que debieron cumplir para acceder a la tarifa de USD 0,35. Esos dispositivos, cree Cuji, les ayuda a controlar en parte los incumplimientos porque asegura que el comportamiento agresivo de muchos usuarios no les permite ser más estrictos.

Justamente, la semana pasada tuvieron un inconveniente con una persona a quien le pidieron usar la mascarilla en el interior del bus, y al hacer caso omiso le pidieron que se bajara. “Se fue golpeando la carrocería y nos puso una queja en las redes sociales. Nos dijeron que hasta nos van a abrir un expediente”, dice Cuji.

La autorización para que los buses del transporte público vayan al 100% de su capacidad fue emitida el sábado pasado. Desde el Municipio se confirmó que los controles, tanto para verificar uso de mascarilla, distanciamiento y seguridad se reforzarán con el apoyo de agentes de control y personal de la Agencia Metropolitana de Tránsito (AMT).

Pero hasta el momento el Cabildo no ha dado detalles de cómo serán esas inspecciones. El alcalde, Santiago Guarderas, indicó en una entrevista que los operativos para evitar las aglomeraciones en los buses se reforzarán y para ello tendrán el respaldo de la AMT.

También habló de la posibilidad de aumentar más unidades de circulación para cubrir la demanda en las rutas donde los buses se llenan, principalmente en horas pico. Un incremento de usuarios que, a decir del Alcalde, responde a la reanudación de varias actividades en la ciudad.

Según el Burgomaestre, esta última medida deberá aplicarse de forma inmediata pero no especificó fechas o detalles de cómo se implementará.

Este Diario solicitó detalles a la AMT, pero hasta el cierre de la edición no tuvo una respuesta. En sus redes sociales, esta entidad publicó imágenes de cómo los agentes han continuado con dichos controles, incluso en el interior de cada bus.

Mientras tanto, los especialistas insisten en mantener en lo posible la bioseguridad. Esto pese a que en todo el país se registran menos casos graves que en meses anteriores. Así lo comenta la epidemióloga Andrea Gómez. “Todavía no es momento de bajar la guardia para que la vacunación muestre sus efectos”.

Para el epidemiólogo Daniel Simancas, las restricciones deben liberarse pero de a poco y de forma progresiva, mucho más si las condiciones en el transporte público en la urbe no son las mejores.