El sector productivo resurge con la entrega de créditos

El sector productivo resurge con la entrega de créditos

El movimiento en la fábrica de ropa Ambatextil es intenso. 40 trabajadores cosen, planchan, pegan botones y controlan la calidad de las prendas antes de ser distribuidas a todo el país.

Ángel Haro, gerente, supervisa el trabajo de sus colaboradores. Cuenta que la crisis por la pandemia, que se inició en marzo de 2020, puso en aprietos económicos a su empresa, ubicada en el sur de Ambato.

“Por el covid-19, de la noche a la mañana dejamos de producir y de vender. Tampoco pude cobrar por la mercadería que envié a mis clientes, muchos de ellos quebraron”, dice Haro.

En octubre reabrió la fábrica, que se dedicada a la producción de pantalones y bermudas en tela jean y de gabardina, pero nadie las adquiría porque la prioridad de la gente era gastar en alimentación y salud. “Vendimos a precios bajos, se perdió dinero, fue difícil”.

A inicios de 2021, Haro decidió pedir un crédito por USD 10 000, en la Cooperativa de Ahorro y Crédito Chibuleo. Con eso compró materia prima y dos máquinas necesarias para el acabado de las prendas. “Las ventas mejoraron y poco a poco estamos saliendo nuevamente a flote. Lo importante es que damos trabajo a más de 40 personas y recuperamos a nuestros clientes”.

Un informe emitido por la Superintendencia de Economía Popular y Solidaria detalla que entre enero a julio de este año, 40 cooperativas de ahorro de la provincia de Tungurahua entregaron 150 000 créditos por un monto de USD 703 millones y dirigidos a la reactivación de los sectores artesanal, ganadera, agrícola, comercial, empresarial y más.

Por ejemplo, la Cooperativa de Ahorro y Crédito Chibuleo facilitó en este primer semestre del año 6 500 créditos, por USD 65 millones; dirigidos a la reactivación.

Rodrigo Llambo, gerente de la Cooperativa y Presidente de la Unión de Cooperativas de la Sierra Centro, dice que el 70% de los préstamos estuvieron encaminados al comercio, 20% al sector agrícola y ganadero, 6% a pymes y el 4% restante a vivienda.

“Si el sector cooperativista no inyectaba esos USD 703 millones a la producción, el Estado habría afrontado
una contracción que habría provocado la disminución de las fuentes de empleo; pero vemos ahora que los créditos generaron trabajo y un mayor movimiento económico”.

Manifesta que al finalizar el primer semestre del 2021, el sistema cooperativo experimentó una recuperación de sus niveles de liquidez y solvencia. “Es importante mantener el incremento de la cartera durante el segundo semestre y se espera el aumento de los créditos debido a la reducción de los intereses hasta el 16%”.

Nancy Tarco, comerciante del mercado Simón Bolívar, es otra clienta de la Cooperativa Chibuleo. Gestionó un préstamo de USD 2 500 para abastecer de mercadería su negocio de venta de envases plásticos. Durante la pandemia, parte de su capital se gastó en la subsistencia familiar. “Con el crédito logré abastecerme de mercadería y ofertar a mis clientes”.

En la parroquia Izamba, al norte de Ambato, Miriam Quilligana tiene una tienda de abarrotes. Recibió un crédito de USD 25 000 de la Cooperativa de Ahorro Ambato. Con el dinero instaló el local comercial y compró un taxi.

En la avenida El Cóndor y Los Atis está el taller de Miguel Agualongo, que fabrica y vende bloques. La reapertura del local lo financió con un crédito de USD 15 000, que le otorgaron en la misma cooperativa, en febrero de este año.

Con el préstamo compró la materia prima necesaria para comenzar la producción y ya tiene nuevos clientes.

El gerente de la Cooperativa Ambato, José Santos, cuenta que en el primer semestre se entregaron 6 000 créditos por un monto total de USD 60 millones, dirigido a microcrédito, consumo y vivienda. “Confiamos en nuestros clientes, les ayudamos extendiéndoles los plazos de pago hasta 10 años con cuotas e intereses bajos, como una forma de apoyar a la reactivación económica”.

La Cooperativa de Ahorro y Crédito CrediYa, en Ambato, distribuyó con USD 9 750 000 en préstamos a 3 200 socios, para apoyar el comercio, la agricultura y la microempresa. El 90% fue para microcrédito y el 10% restante, consumo.

Cristina Santamaría, gerenta de CrediYa, dice que en este año el sector comercial comenzó a reactivarse a través de los créditos. Al inyectarles un capital de trabajo se les ayudó a generar empleo y tener más capital de trabajo.

La comerciante Nancy Moposita tiene un puesto de comida en la Ciudadela Amazonas. Sacó un crédito de USD
1 500 y puso en funcionamiento su negocio, donde ofrece los platos típicos de la región.