El transporte en crisis transita a lo eléctrico

El transporte en crisis transita a lo eléctrico

La baja de usuarios de los buses urbanos con las modalidades de teletrabajo y teleestudio impuestas por la pandemia y el alza paulatina del precio de los combustibles -tras el desmontaje del subsidio- tienen en jaque a la transportación pública de Guayaquil.

El panorama incluye el inicio de coactivas a decenas de transportistas por falta de pago a las financieras por los créditos de los vehículos. Vicente Calderón es uno entre 35 transportistas que han recibido notificación de juicios de coactiva y quienes protagonizaron esta semana un plantón en la avenida Barcelona, en el oeste de Guayaquil.

Ellos piden que se detengan los embargos, nuevos plazos y reestructuración de deudas. “Me dan 15 días para presentarme a la cooperativa y llegar a una conciliación, pero me exigen USD 20 000, cuando apenas teníamos para ­subsistir con el vehículo”, sostuvo Calderón.

En medio de la crisis toma aún más relevancia la transición a buses eléctricos. La compañía de transporte Santiago de Guayaquil, línea 82, prevé iniciar mañana una fase de pruebas piloto con un bus eléctrico, con miras a convertirse en la segunda ­empresa de transporte público de la ciudad en dar este salto tecnológico.

El nivel de reactivación de los buses urbanos de Guayaquil es de entre el 50 al 55% respecto de los usuarios que tenían en los tiempos previos a la pandemia, según la Federación de Transportistas Urbanos de la Provincia del Guayas (Fetug).

La Federación agremia a 2 700 buses, de 60 cooperativas en la ciudad. Cada unidad está trasladando un máximo de 400 pasajeros al día, cuando antes de la pandemia trasladaban, en promedio diario, de 700 a 750 usuarios.

“Hemos absorbido el impacto de 18 meses de pandemia y de 14 meses de alza gradual de combustibles”, indicó Christian Sarmiento, presidente de Fetug. “Todo esto mientras se ha mantenido el mismo precio del pasaje, no estamos pagando las deudas y esto nos ha llevado al borde del colapso”.

El Gobierno Nacional plantea congelar el precio del diésel para el transporte público cuando alcance el valor de USD 2,10 el galón, pero los transportistas piden que la focalización se sitúe a máximo USD 1,65.

El precio del galón subsidiado en mayo de 2020 era de USD 1 y con el incremento paulatino se sitúa ahora en cerca de USD 1,70.

Sin perjuicio de los acuerdos con el Gobierno Nacional los transportistas de Guayaquil deberán luchar además por un incremento en la tarifa del pasaje, una competencia del Municipio. La transportación busca que la tarifa actual, de USD 0,30, suba a USD 0,40.

En marzo pasado, la Agencia de Tránsito y Movilidad (ATM) del Municipio inició un estudio para determinar si se justificaba un aumento del pasaje, condicionado a mejoras del servicio, pero aún no existen resultados y en la Fetug califican el proceso como una “tomadura de pelo”.

Sarmiento cree que la transición a buses eléctricos es una opción válida a mediano plazo, pero con una tarifa diferenciada más allá de los USD 0,35 por pasaje, que están habilitados para cobrar los buses eléctricos de la empresa Saucinc (línea 89), única con este tipo de unidades en la ciudad. Ellos cambiaron de modelo a inicios de 2019.

“Se están ofreciendo incluso sin entrada. Pero un bus eléctrico no cuesta USD 120 000 como uno a combustión, sino USD 270 000; justifica una tarifa diferenciada de 50 centavos considerando que son unidades más cómodas, tienen wifi, no emiten gases tóxicos ni ruido”, dijo Sarmiento.

El bus eléctrico de la marca Golden Dragon fue entregado en comodato por la comercializadora Autoline para la prueba piloto de la compañía Santiago de Guayaquil. Se espera obtener datos de los costos operativos y de su viabilidad.

Estasunidades tienen varios dispositivos para mejorar el servicio para el pasajero. Cuentan con cámaras en todas las entradas del bus, servicio wifi y puertos USB para la carga de batería de celulares.

Marcelo López, gerente de Autoline, indicó que el objetivo es introducir 200 unidades hasta 2025 y están en charlas con otras operadoras, para que en el momento de reponer las unidades lo hagan con buses eléctricos “debido a la diferencia sustancial de costos, ahorro y sustentabilidad”. El ahorro en mantenimiento es de un 40% en unidades eléctricas, dijo.