Israel golpea el centro de Beirut por primera vez desde 2006

Israel golpea el centro de Beirut por primera vez desde 2006

El corazón de Beirut ha sufrido en la madrugada de este lunes un bombardeo inédito desde la guerra de Israel y Hezbolá, en 2006. Ha sido en Cola, una rotonda con numerosas conexiones de transporte colectivo ―como autobuses o furgonetas compartidas― considerada hasta ahora al margen de los ataques israelíes, al estar junto a un feudo suní, Tariq al Yadid. El bombardeo ha matado al menos a cuatro personas, tres de ellos miembros del Frente Popular para la Liberación de Palestina (FPLP). El movimiento islamista palestino Hamás ha anunciado además la muerte de su líder en Líbano, Fatah Sharif Abu al Amin, junto a su esposa, hijo y nuera, en un bombardeo aéreo contra su casa en el campo de refugiados de Al Bass, en el sur del país. Horas más tarde, el número dos de Hezbolá, Naim Qasem, ha sido el primer dirigente de la organización en hablar desde que Israel asesinase a su líder, Hasan Nasralá, el viernes. En un discurso grabado en un lugar sin identificar, ha prometido “ganar” una guerra que “puede ser larga” y ha pedido unidad a la población en un momento difícil: “Todos estamos en el mismo barco”.

Israel no ha tardado en enviar señales de que la próxima fase de esa confrontación puede ser inminente. El ministro de Defensa, Yoav Gallant, ha incidido en que sus tropas se están preparando para una posible entrada terrestre en Líbano. Horas después, la prensa estadounidense ha apuntado a que la operación ya se ha comunicado a los aliados estadounidenses, según el diario The Washington Post, y a que la fecha prevista puede ser esta misma semana, precisa The Wall Street Journal.

En Cola, el edificio bombardeado en el centro de Beirut está vigilado esta mañana por vehículos de las Fuerzas Armadas, junto a los escombros caídos sobre los capós de los coches. La imagen da cuenta de un ataque muy selectivo: el proyectil destrozó los muros de la cuarta planta de un inmueble de 10, sin derribar los pilares y dejando un agujero en medio.

Selectivo, pero novedoso. Los bombardeos israelíes se venían centrando en Dahiye (el suburbio chií de Beirut, donde Israel mató a Nasralá), en la zona meridional de Líbano y en el valle oriental de la Becá, en la frontera con Siria, así que ha metido el miedo en el cuerpo a los vecinos. Como Mohamed al Hoss, de 41 años, que vive a dos números del edificio bombardeado y vio las ventanas de su casa saltar por la onda expansiva. “Llevaba sonando un dron todo el día. De repente, sobre la una de la madrugada, dejó de hacerlo. Dos minutos después, sonó una explosión enorme. No fue normal el sonido. Pensé al principio que habían bombardeado el puente [de tráfico elevado] porque aquí no está el partido [Hezbolá] ni gente extraña. Lo último que habría pensado es que era un edificio”, asegura aún con ropa de casa.

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Sus hijos, cuenta, abandonaron la vivienda y se quedaron de madrugada en la calle, porque no se atrevían a volver. Al alba los convenció de regresar y ahora se siente culpable, tras meses tranquilizando a la de 13 años. “Era la más preocupada por lo que pudiese pasar y yo siempre le decía: ‘No pasa nada, estamos muy lejos de donde bombardean’. Ahora siento como que le llevase mintiendo todo este tiempo”.

También se siente culpable Marwa al Yamal, de 39 años. Regenta una farmacia en la misma rotonda, a pocas decenas de metros del edificio alcanzado, y también solía tranquilizar a la empleada que hacía la guardia nocturna cuando impactó el misil. “Jamás pensé que pasaría algo aquí. Ya sabes cómo es esta zona políticamente, es un lugar seguro”, señala mientras descubre que la explosión ha dejado dos focos colgando.

Un hombre limpia los escombros tras el bombardeo en el barrio de Cola, en Beirut, este lunes.
Un hombre limpia los escombros tras el bombardeo en el barrio de Cola, en Beirut, este lunes.Antonio Pita

El ejército israelí no se ha pronunciado por el momento sobre el bombardeo en el centro de Beirut. Sí ha reconocido, sin embargo, su autoría de la muerte del dirigente de Hamás en Líbano. Y también ha afirmado que sus aviones de guerra han destruido durante la noche decenas de objetivos de Hezbolá en el valle de la Becá, incluidos lanzacohetes y depósitos de armas. También ha confirmado haber atacado blancos en el sur del país, desde donde la milicia lanza la mayoría de sus proyectiles contra el norte de Israel en el fuego cruzado que mantienen desde que empezó la guerra en Gaza, en octubre de 2023. Los aviones bombardean cada pocas horas Dahiye desde el fin de semana. También sobrevuelan los principales puntos de entrada de la urbe, como el aeropuerto civil de Beirut, los puertos o la frontera con Siria.

En este contexto de ataques en Beirut, el ministro de Defensa israelí, Yoav Gallant, ha vuelto a sugerir este lunes claramente que las tropas israelíes se preparan para una incursión por tierra en Líbano. “Usaremos todas nuestras capacidades. Si alguien en el otro lado no entiende qué significan estas capacidades, son todas, y vosotros sois parte de este esfuerzo”, proclamó el ministro en un breve discurso pronunciado frente a militares apostados en la frontera norte de Israel.

Los tres muertos palestinos de Cola

Por su parte, el Frente Popular para la Liberación de Palestina (FPLP) ha identificado a sus tres muertos en el bombardeo de Cola como Imad Audi; su líder en Líbano; Mohamed Abdel Aa, miembro de su oficina política y jefe de su seguridad militar, y Abdel Rahman Abdel Raa, miliciano. De ideología marxista-leninista y panarabista, el Frente fue fundado en 1967 por George Habash y tuvo un destacado papel hace décadas, pero entró en declive con el derrumbe de la Unión Soviética y el ascenso de Hamás.

Tanto su rama política como la militar están incluidas en la lista de organizaciones terroristas extranjeras de la Unión Europea y Estados Unidos. Sus miembros perpetraron en el pasado numerosos atentados y secuestros contra objetivos militares y civiles israelíes. Los más famosos, entre 1968 y 1972, contra aerolíneas internacionales. En 2001 asesinaron además en Jerusalén al entonces ministro de Agricultura israelí, Rehavam Zeevi, un ultraderechista que abogaba por la limpieza étnica, en respuesta al de su entonces secretario general, Abu Ali Mustafa. Su brazo armado, que lleva el nombre de ese líder asesinado, sigue activo en Gaza, donde en ocasiones ha combatido a Israel junto con Hamás y Yihad Islámica, pero hoy es ya una organización menor.

“Lo antes posible”

Tras la madrugada de bombardeos ha llegado el discurso del número dos de Hezbolá. Ha sido muy breve y anunciado poco antes de su emisión por la cadena de televisión de Hezbolá, Al Manar, como de costumbre. Desde un lugar desconocido y con un armario de fondo, Qasem ha tratado de tranquilizar a los suyos tras los duros golpes recibidos (es uno de los pocos mandos con vida, según Israel). Ha asegurado que el grupo tiene “alternativas y reemplazos para cualquier posición” y que nombrará “lo antes posible” nuevo secretario general.

Captura del vídeo del número dos de Hezbolá, Naim Qasem, emitido este lunes.
Captura del vídeo del número dos de Hezbolá, Naim Qasem, emitido este lunes. AL MANAR TV (via REUTERS)

También ha intentado levantar los ánimos. Israel, ha dicho, “no ha podido alcanzar las capacidades militares” de la organización, que siguen siendo “fuertes y grandes” y le permiten sostener una guerra “que puede ser larga”. “Los israelíes a menudo enloquecen por su incapacidad para alcanzar estas capacidades […] Si el enemigo decide entrar por tierra, nuestras fuerzas están preparadas para la batalla. Estamos seguros de que Israel no conseguirá sus objetivos […] Ganaremos como ganamos en 2006”, dijo en referencia al conflicto que elevó Hezbolá a mito en el mundo árabe por aguantar el pulso a la muy superior Israel durante 34 días y matar a 121 de sus soldados.

Qasem no ha ignorado el contexto: los cientos de miles de desplazados, los más de mil muertos en dos semanas, el malestar con Hezbolá en algunos sectores por el impacto en un país arruinado y dividido de su enfrentamiento con Israel… Por eso, se ha dirigido directamente a la población en general con una frase: “Estamos en el mismo barco”. “Sayyed Hasan [Nasralá] solía decir que consideraba a la gente nuestro corazón y alma. Estoy seguro de que este pueblo querido, que ha sufrido mucho, no será agitado”.