Raya águila, aún bajo investigación

Raya águila, aún bajo investigación

Isabel Alarcón.  Redactora (I)

Las rayas águila crecen despacio, tienen pocas crías y su migración aún es un misterio. Estas son algunas de las características que la convierten en una especie vulnerable a las actividades pesqueras. Aunque ya están protegidas bajo acuerdo ministerial, la poca información que hay sobre estos animales en Ecuador complica su conservación.

Hasta hace poco, estas rayas eran consideradas parte de otra especie que vive en el océano Atlántico. Al determinarse que eran distintas, los datos que se tenían ya no son válidos para estos animales.

Maribel Carrera Fernández, investigadora de la facultad de Ciencias del Mar y encargada del Laboratorio de Ecología de Peces de la Universidad Laica Eloy Alfaro de Manabí, explica que esta especie, ahora conocida científicamente como Aetobatus laticeps, se distribuye desde el Golfo de California hasta Perú.

En Ecuador se la puede encontrar en las costas y en las islas Galápagos. Este también es uno de sus problemas, ya que las más pequeñas son las que se acercan con mayor frecuencia a las zonas costeras. Se estima que la distancia entre sus aletas puede llegar a medir 2,30 m. En el país se han registrado rayas águila de 0,37 m hasta 1 metro.

Una de las principales dificultades de esta especie es que tarda mucho en madurar y tener crías. Aunque no es común en la pesca dirigida, sus características la hacen especialmente vulnerable a estas actividades.

En Ecuador está prohibida la pesca y comercialización de la raya águila, desde el año 2019. En ese momento empezaron a circular fotografías y videos en redes sociales de personas que faenaban a estos animales en las costas ecuatorianas. Esto motivó a investigadores a pedir la protección de la especie.

Desde 2006 ya estaba vigente un acuerdo que prohibía la pesca de mantarrayas. El problema es que estas son distintas a las rayas, por lo que estos animales no estaban realmente protegidos.

Jodie Darquea, bióloga e investigadora de Pacífico Libre, explica que esta especie cumple funciones importantes en el ecosistema marino. Al ver que existían capturas incidentales en los puertos, la organización pidió a las autoridades que se proteja a este animal.

El Acuerdo Ministerial, emitido por la Subsecretaría de Recursos Pesqueros, establece que, si caen de forma incidental en las artes de pesca, deben ser liberadas. En este 2021, Pacífico Libre ha emprendido una campaña para promover la conservación y estudio de la especie.

Darquea cuenta que la idea es que los pescadores comprendan la importancia de la raya águila y conozcan el acuerdo que prohíbe su captura. Los investigadores han colocado alrededor de 280 afiches en diferentes caletas pesqueras.
La organización también promueve una iniciativa de ciencia ciudadana. Esta consiste en que los buzos profesionales o aficionados reporten sus observaciones.

Cada raya tiene patrones distintos en sus aletas, que funcionan como huellas digitales. Por eso, se busca que estas personas tomen fotografías de los animales para analizar a cada individuo. Darquea dice que, de esta forma, se podrá saber qué sitios utilizan para el descanso, la alimentación o la reproducción.

El monitoreo, que se lleva a cabo junto con la organización Aetos ID, permitirá descifrar sus patrones de migración. Hasta el momento han llegado observaciones de estos animales en zonas como Isla de la Plata.