Bale es un caso
Gareth Bale no jugó en San Mamés. Ni siquiera saltó a la banda del estadio del Athletic para calentar. Nunca fue una opción para Carlo Ancelotti, que prefirió exprimir a Vini y Rodrygo y eligió a Isco como primera opción ofensiva para tratar de ganar el pase a semifinales de Copa.
El galés no fue el único, pues tampoco Hazard o Jovic, otros dos atacantes, fueron tenidos en cuenta por el entrenador del Madrid. Pero su caso es especial. Ni el belga ni el serbio tienen el bagaje que Bale atesora como jugador madridista. Cuatro veces campeón de Europa, con participaciones decisivas en las finales de 2014, 2016 y 2018, tiene estatus por tanto de jugador histórico en el club blanco.
A cinco meses de que expire su contrato, todo son dudas alrededor de Bale, aunque también hay algunas certezas. Ancelotti demostró en Bilbao que no cuenta con él, libre de momento de problemas físicos. Esta temporada acumula tres lesiones más un positivo por covid, lo que ha reducido su tiempo de juego con el Madrid a la mínima expresión: 193 minutos repartidos entre tres partidos, el último de ellos el 28 de septiembre de 2021. Porque Gareth empezó el curso como titular, hasta que su físico le sacó del equipo.
¿Para nunca volver? Sólo Ancelotti lo sabe, aunque el hecho es que, desde que está apto, acumula tres suplencias consecutivas sin asomo de minutos. De hecho, esta temporada acumula más minutos con Gales (232) que con el Madrid, y es justamente el horizonte de su selección el gran aliciente del extremo. Gales se mide a la Austria de David Alaba el 24 de marzo, en el primer partido de repesca para el Mundial de Qatar. Una cita a la que Bale espera llegar, aunque ya no como jugador del Madrid. Su contrato expira el 30 de junio y no hay vuelta de hoja, pero ahora la duda es saber qué hará Bale, si su selección se clasifica, para llegar en condiciones a la cita mundialista. Si Gales no lo logra, el ex del Tottenham podría incluso dejar el fútbol. Tiene sólo 32 años.
El domingo, ante el Granada, Bale volverá a ser una opción para Carletto, salvo nuevo percance. Pero muy pocos de los 50.000 espectadores que se reunirán en el Bernabéu esperan verle de corto. Su tremenda zancada, el cañón de su zurda y su potencia en el juego aéreo parecen ya imágenes de otro tiempo, de otra época. La era en la que Bale era príncipe predilecto en el Madrid del rey Cristiano. Parecen haber pasado décadas...
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