La contención del covid-19 en barrios de Guayaquil se enfoca en rastrear y vacunar
Cinco casos positivos activaron la contención en la parroquia Letamendi. Fue hace dos semanas, tras meses sin reportes de covid-19 en esta zona céntrica de Guayaquil.
La alerta desencadenó un rastreo que llevó a los médicos municipales al origen: los pacientes habían visitado el cantón Santa Rosa, en El Oro. Su monitoreo duró 15 días.
Por este tipo de casos la Alcaldía no desactiva su plan de vigilancia epidemiológica en 24 sectores que desde el inicio de la pandemia arrojan indicadores de alerta. “El virus es como la ceniza incandescente tras un incendio -dice el epidemiólogo Carlos Farhat-. Si no se controla, puede reactivarse. El virus está entre nosotros, contenido, y para que siga así se necesita la responsabilidad de la ciudadanía”.
Pero los recientes eventos masivos muestran lo contrario. La ministra de Salud, Ximena Garzón, confirmó que hay un aumento preocupante, de 400 a 730 casos confirmados en promedio semanal.
Solo en los 13 primeros días de octubre se suman a las estadísticas 2 849 nuevos casos. Pichincha y Guayas tienen más reportes, aunque también concentran una mayor población y hay más acceso a pruebas de diagnóstico.
La detección oportuna, el rastreo de casos, las campañas para mantener las medidas de bioseguridad y ampliar la cobertura de vacunación son las estrategias que especialistas priorizan para la contención del SARS-CoV-2.
El diagnóstico es clave para identificar brotes de variantes de alta contagiosidad, como la Delta. En julio, cuando se reportaron los primeros casos en el país, hubo un barrido en tres cantones de El Oro, con pruebas rápidas y cercos epidemiológicos.
Cristina Sotomayor es parte del equipo de vigilancia epidemiológica de la zona 7 de Salud, que abarca esta provincia fronteriza. A partir de la experiencia con Delta explica cómo funciona el plan de contención del Ministerio de Salud Pública (MSP).
El escenario central está en territorio, en los barrios con altos índices de contagiosidad y mortalidad. Ante un caso positivo, que puede ser notificado por un centro de salud o un hospital centinela, las brigadas hacen un tamizaje comunitario de contactos.
Según los resultados de las pruebas, disponen el aislamiento hasta cortar la cadena de transmisión. “Para dar con los contactos hay que tener claro el período de transmisibilidad del virus, que es dos días antes y cinco después del inicio de los síntomas. Así se establece el aislamiento de 14 días”, dice Sotomayor.
Para el epidemiólogo Daniel Simancas la posibilidad de brotes de menor jerarquía no es lejana, por la relajación de las medidas y el aumento de los aforos. Sin embargo, advierte que no contar con las pruebas necesarias para control complica el escenario. “Hay que tener pruebas, si no ni nos enteramos de cuántas personas se contagian”.
Otra parte de la estrategia es el monitoreo de vacunas. Sotomayor explica que durante la búsqueda de casos también identifican a quienes aún no acceden a las dosis y realizan una “vacunación de bloqueo”.
El vacunómetro del MSP da el perfil de los no inmunizados: tienen entre 18 y 20 años. La vacuna más las medidas de bioseguridad son la fórmula que aconseja Milton Chang. Para el infectólogo se debe priorizar la inmunización entre los rezagados.
“Hay personas que ni siquiera aceptan la primera dosis. Están usurpando la inmunidad comunitaria, porque se protegen a costa de la inmunización de los demás”. Para este grupo, Salud prepara una campaña de comunicación.
Y aunque cada vez hay más hospitales libres de covid, la disposición del MSP es reservar algunas camas. La red pública y privada tiene 1 743 camas para pacientes con coronavirus, ocupadas en un 19%.
En Guayaquil, los técnicos piden no alejarse de los planes de contingencia. Aunque la curva es estable, aguardan por lo que pueda ocurrir en esta semana tras el feriado.
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