Mientras el mundo mira a Irán, Israel mantiene el castigo a Cisjordania

Mientras el mundo mira a Irán, Israel mantiene el castigo a Cisjordania

Arropada por varias mujeres, todas bañadas en lágrimas, Sanabel gira la cabeza hacia la lona en la que figura el rostro de su hermano, Nawaf Hameyel, en una fachada de la calle central de Kafar Malek (Cisjordania). Sin decir palabra, le lanza un beso de despedida, llevándose la palma de la mano derecha a los labios. Junto al joven Hameyel aparecen también los rostros de Mohamed Qaher Al-Naji y Lofti Sabry Bairat. Los tres murieron en la tarde del miércoles por disparos de las tropas de ocupación israelíes, que, además, dejaron siete heridos. Los soldados acompañaban a decenas de colonos judíos que en esos momentos atacaban el pueblo y a los que se enfrentaron los vecinos.

Los tres han sido despedidos en un funeral y entierro multitudinario este jueves en medio de muestras de indignación de vecinos, familiares y conocidos. Naciones Unidas denuncia que, al igual que en Gaza, la violencia ha sido elevada en Cisjordania durante los 12 días de ofensiva israelí sobre Irán y la respuesta con misiles del régimen de los ayatolás. La destrucción a la que están siendo sometidos algunos campamentos de refugiados en Cisjordania “forma parte de un desplazamiento forzado sistemático, una violación del derecho internacional y una forma de castigo colectivo”, denuncia en un comunicado la agencia de la ONU para los refugiados palestinos (UNRWA, según sus siglas en inglés).

Entierro de tres palestinos muertos el miércoles por balazos de soldados israelíes en Kafar Malek (Cisjordania) durante un ataque de colonos judíos a esta localidad.

Hacía solo dos días que el pueblo había dado su último adiós a Ammar Hamayel, muerto a los 13 años, también de un disparo de soldados israelíes. Otro adolescente, Rayan Tamer Houshiyeh, de 15 años, murió cerca de Yenín el miércoles de manera similar. El rostro de Ammar Hamayel todavía permanece en los carteles de las paredes que anuncian su fallecimiento en Kafar Malek, de unos 3.000 habitantes, compartiendo espacio con los otros tres.

Chavales de la misma edad que Ammar y más pequeños ondean banderas palestinas y del movimiento laico Fatah, principal fuerza política de la Autoridad Nacional Palestina (ANP). Se preparan para participar en el cortejo del entierro mientras los mayores lanzan gritos de venganza por los tres nuevos mártires (como se considera a los palestinos muertos por el conflicto).

Jonathan Pollak, un activista israelí contra la ocupación, espera a la puerta de la mezquita la salida de los tres cadáveres portados a hombros y llevados a la carrera entre gritos al cementerio. Pollak, habitual en las muestras de apoyo a los palestinos, acepta una de las banderas palestinas que reparten los niños mientras hace un resumen de lo que, desde su punto de vista, está ocurriendo: “Estamos ante una escalada. Una escalada constante de violencia perpetrada por colonos en nombre de las políticas del Gobierno israelí. Ayer había cientos de colonos aquí, recorriendo las colinas con soldados. Los colonos sirven de vanguardia y los soldados son quienes disparan. Después, asaltan el pueblo”.

Oración durante el entierro de tres palestinos muertos por balazos de soldados israelíes en Kafar Malek (Cisjordania) durante un ataque de colonos judíos a esta localidad.

“Acababa de llegar a casa del trabajo y al minuto de salir de la ducha, me avisó mi mujer. Que han llegado colonos al pueblo, que han comenzado a lanzar cócteles molotov y a quemar casas. Que llevan cuchillos y armas”, explica Samer Amin, de 51 años, mientras decenas de personas van pasando por la sala habilitada para ofrecer el pésame, a una treintena de metros de la mezquita que acoge el funeral. En medio del caos, con la gente tratando de proteger sus viviendas, buscando la manera de ponerse a salvo o intentando alejarse del pueblo, aparecieron los uniformados, añade. Y con ellos, “llegaron cada vez más colonos. Al principio eran unos 50. Después, empezaron a llegar en autobuses con el ejército, con los autobuses, sí, —insiste— y empiezan a disparar a la gente”, describe.

Amin también se refiere a la muerte de Ammar Hamayel, el chaval de 13 años. Se pregunta si alguien que ha lanzado piedras, como le acusaron los israelíes, se va a quedar esperando a que le disparen. Y ofrece un detalle que, según él, desmiente la versión de las tropas de ocupación: “El niño iba en zapatillas de estar por casa”.

La historia se repite una y otra vez en Cisjordania, según otros testimonios como el de Samer Amin recogidos por EL PAÍS en la localidad escenario de este último siniestro. Decenas de colonos acuden a atacar pueblos palestinos, los vecinos tratan de hacerles frente y los soldados que apoyan a los judíos acaban entrando en acción para ayudarles y defenderles. Este martes, israelíes empezaron a amedrentar a los habitantes de Kafar Malek para, seguidamente, quemar varios vehículos y viviendas con cócteles molotov. El resultado suele ser el mismo: son los palestinos los que acaban sucumbiendo a las balas de los militares del Estado judío.

Varias personas portan este jueves el cuerpo de un palestino muerto por balazos de soldados israelíes en Kafar Malek (Cisjordania) durante un ataque de colonos judíos a esta localidad.

En un comunicado, los portavoces castrenses israelíes ofrecen su versión, en la que califican, como en incidentes anteriores de este tipo, a los palestinos de “terroristas”. Señalan que los soldados acudieron a poner calma tras el ataque de los colonos y que ambos grupos lanzaron piedras. Posteriormente, “varios terroristas” dispararon y lanzaron piedras a los militares, que respondieron causando un número que no determinan de heridos y muertos. Informan, además, de la detención de cinco colonos.

“El contexto aquí —comenta el activista israelí Jonathan Pollak— es el de una ocupación colonial continua y dos años de genocidio en Gaza, así como una limpieza étnica activa en Cisjordania. Esta situación prosigue y se agrava a cada instante. Se aprovecha cualquier excusa para intensificarla: la guerra en Gaza, la guerra de agresión contra Irán, el acuerdo de alto el fuego… Cualquier excusa sirve para que las políticas israelíes intensifiquen su lucha con el objetivo de tomar el control de toda Cisjordania”.

Los incidentes protagonizados por colonos que acaban siendo asistidos por militares israelíes se han multiplicado en Cisjordania, especialmente desde la actual guerra de Gaza. La violencia, en todo caso, no es comparable entre uno y otro territorio, pues en la Franja van más de 56.000 muertos, la mayoría mujeres y niños, desde el ataque liderado por Hamás el 7 de octubre de 2023, cuando fueron asesinadas en territorio israelí unas 1,200 personas. Mientras, en Cisjordania, los muertos rondan el millar.

Asistentes al entierro de tres palestinos muertos por balazos de soldados israelíes en Kafar Malek (Cisjordania) durante un ataque de colonos judíos a esta localidad.

“Pese al delicado alto el fuego vigente entre Israel e Irán, no ha habido respiro para Cisjordania, fuera del foco de atención de la escalada regional”, denuncia la agencia para la ONU de los refugiados palestinos (UNRWA, según sus siglas en inglés). Destaca que, independientemente de la evolución del resto de frentes regionales, “los campamentos en el norte de Cisjordania han sufrido una destrucción continua, con decenas de edificios demolidos en los últimos doce días”, en referencia al tiempo que ha durado la ofensiva israelí sobre la República Islámica. Las demoliciones de viviendas por parte de las tropas de ocupación israelíes, continúa el texto, siguen estando a la orden del día en los campamentos de Yenín, Tulkarem y Nur Shams, ahora “reducidos a escombros”. “Despojadas de su dignidad básica, muchas familias ni siquiera han podido salvar sus pertenencias ante la inminente demolición”, denuncia el comunicado.