Najib Mikati, primer ministro de Líbano: “Trump es un hombre pragmático. Espero que imponga una solución para Palestina”
Najib Mikati, primer ministro de Líbano, llega a España en un momento especialmente sensible para Oriente Próximo. Al alto el fuego acordado en su país entre Israel y el partido-milicia chií Hezbolá le siguió a los pocos días la caída en Siria de Bachar el Asad. Mientras las piezas del puzle regional se recolocan para dar a luz un nuevo orden aún difícil de vislumbrar, la situación en Líbano es extremadamente complicada. A Mikati (Trípoli, 69 años) le acompaña desde hace más de dos años la etiqueta de ser un líder interino que gobierna en soledad debido a la incapacidad de los partidos para acordar un presidente. Ese vacío institucional y la guerra de Israel con Hezbolá han ahondado una crisis económica que en 2022 ya había dejado en la pobreza al 80% de los ciudadanos.
Mikati es, según Forbes, el hombre más rico de Líbano. En un contexto de máxima fragilidad del país, este político moderado suní ―comunidad a la que, según el reparto de poderes, se le reserva el puesto de primer ministro― evitó entrar en polémicas este miércoles en la entrevista que dio a EL PAÍS. No quiso valorar ni las acciones del Gobierno israelí ni las implicaciones del derrocamiento del régimen de El Asad. Sí insistió, en cambio, en que su prioridad es la estabilidad y seguridad de Líbano. Un objetivo que dijo compartir con el presidente Pedro Sánchez, con quien se reunió ese mismo día. “Quiero agradecer a España su apoyo a Líbano, su participación en la [misión de cascos azules de la ONU] Unifil y su apoyo a la causa árabe, especialmente por el reconocimiento de Palestina”, comenzó.
Pregunta. Líbano ha denunciado continuas violaciones del alto el fuego por Israel. ¿Cómo valora la situación?
Respuesta. Mi Gobierno condena la ocupación israelí de los territorios libaneses, además de las continuas violaciones del alto el fuego —más de 100— desde que alcanzamos el acuerdo para aplicar la resolución 1701 [de la ONU, que prevé la retirada de tropas y armas del sur de Líbano tanto de Israel como de Hezbolá]. Ahora esperamos la adecuada aplicación del alto el fuego, dado que el comité técnico presidido por Estados Unidos y Francia, junto con las Fuerzas Armadas Libanesas, la ONU y el ejército israelí, ha iniciado el proceso de supervisión. El lunes tuvo lugar la primera reunión de ese comité, convocada por EE UU. Esto nos dará seguridad de que no habrá otras violaciones del acuerdo.
P. ¿Se está retirando Israel del sur de Líbano?
R. Israel tiene 60 días para retirarse completamente de los territorios que ha ocupado en Líbano. Esa retirada ha comenzado hoy [el miércoles] y nuestro ejército está preparado para hacerse cargo de esa área.
P. ¿Y Hezbolá?
R. El Gobierno de Líbano ha respaldado el acuerdo de alto el fuego, ha pedido la plena aplicación de la resolución 1701 y otorgado plena autoridad a nuestras Fuerzas Armadas para aplicar dicha resolución.
P. ¿Teme que la vuelta de Donald Trump a la Casa Blanca suponga un cheque en blanco al Gobierno israelí?
R. El presidente Trump es un hombre pragmático. Esperamos que logre imponer a los países de la región una solución para la cuestión palestina. Los Acuerdos de Abraham [que supusieron la normalización de relaciones de Israel con Emiratos Árabes Unidos, Baréin y Marruecos] son un ejemplo. Los acuerdos no pueden tener éxito sin una solución justa, equitativa y sostenible para el conflicto palestino. Es hora de que esto suceda. Necesitamos a alguien como el presidente Trump para que esto suceda.
P. ¿Ha establecido ya su Gobierno contactos con la futura Administración de Trump?
R. Estamos en contacto con [Massad] Boulos y todo el equipo [de Trump]. Trump está comprometido con la situación, por eso nombró al señor Boulos enviado para el mundo árabe e islámico, algo muy importante porque conoce muy bien la región y ha vivido en Líbano. Confiamos en que fomente la estabilidad a largo plazo en el país. Estoy seguro de que Trump tratará de imponer una solución al problema palestino. Ya demostró en su primer mandato que busca la paz en la región y en todo el mundo. Es lo que ha dicho que hará en Ucrania, Rusia y los palestinos.
P. Desde los ataques de Hamás a Israel del 7 de octubre del año pasado hasta el derrocamiento del régimen sirio, el mapa de Oriente Próximo está sufriendo un cambio radical. ¿Cómo puede afectar a Líbano?
R. Es prematuro emitir juicios. Como usted ha dicho, todo empezó con la guerra de Gaza, luego Líbano y Hezbolá y hoy es Siria. Para nosotros, nuestra prioridad es proteger y proporcionar seguridad a Líbano, además de salvaguardar nuestros intereses nacionales, evitando divisiones internas y luchas políticas.
P. ¿Qué busca el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, en este nuevo contexto?
R. Esta pregunta debería hacérsela al propio Netanyahu. Los dos Estados siguen siendo una solución. Sin una solución para que el pueblo palestino pueda vivir con libertad e independencia, esta situación se reproducirá periódicamente. En junio se celebrará una conferencia a la que asistirán Arabia Saudí y todos los países influyentes de la región, así como organizaciones regionales e internacionales y la UE. Soy optimista sobre la posibilidad de alcanzar una solución. Como dicen los saudíes, esa solución se impondrá, independientemente de quién esté de acuerdo y quién no. Israel debería reconocer que si quiere vivir en paz con sus vecinos debe crear un entorno pacífico.
P. ¿Qué requisitos establece su país para lograr una paz duradera?
R. Debemos dar todo lo necesario al ejército libanés para que haga su trabajo. En el Consejo de Ministros, hemos dado todo nuestro respaldo a un plan de apoyo al ejército [en su despliegue] en el sur. En los últimos cuatro o cinco años hemos atravesado cuatro crisis diferentes en mi país y los recursos actuales del ejército son muy limitados. Así que también pedimos a la comunidad internacional que se comprometa a apoyar a nuestras Fuerzas Armadas.
P. “Ma fi dawla”. Esta frase, traducible como “No hay Estado”, resume la desconfianza de los libaneses hacia la clase política. ¿Cómo piensa su Gobierno luchar contra esta percepción?
R. Estamos intentando elegir un nuevo presidente para formar un Gobierno en el que todos los partidos estén representados e iniciar así las reformas necesarias. Esto es muy importante. Hemos pasado por momentos muy difíciles en los últimos cinco años. Primero, la pandemia de coronavirus y la crisis económica más fuerte experimentada jamás por un país; y luego la guerra. Pese a todo, todavía tenemos una Administración pública. Estamos progresando. Pero no es suficiente. Tenemos que hacer reformas y colocar al país en el camino correcto.
P. ¿Pero qué medidas concretas baraja su Gobierno?
R. Pido a la población que entienda que no nos queda más remedio que buscar la unidad del país. Si tenemos un Líbano unido, podremos salvar el país. Líbano debe poder protegerse. Tenemos diferentes comunidades religiosas. Es un privilegio. Y la manera de salvar al país es equilibrar esas diferentes comunidades.
P. Las diferencias entre Hezbolá y el resto de partidos han impedido en los dos últimos años elegir un presidente. ¿Ha cambiado la posición de Hezbolá?
R. Para nosotros, lo más importante es la estabilidad de Líbano, para lo que es necesario un nuevo presidente, algo que no hemos tenido en los últimos 24 meses. Esperamos que sea elegido en la sesión del próximo 9 de enero. El presidente del Parlamento dijo que no saldría de su despacho hasta lograrlo. Es una señal importante. Soy optimista.
P. ¿Qué necesita el ejército libanés para garantizar el cumplimiento de su cometido?
R. Tenemos muy pocos recursos, pero los países occidentales nos prometieron ayuda. El ejército requiere cerca de 1.000 millones de dólares (950 millones de euros) para los próximos tres años. Pese a que la conferencia de París se centró en la ayuda humanitaria, se comprometieron 200 millones para las Fuerzas Armadas de Líbano. Habrá otra conferencia para lograr más apoyo.
P. ¿Cómo es la situación de los refugiados?
R. La situación está cambiando. Teníamos 1,2 millones de desplazados internos, pero alrededor del 94% han regresado o están intentando regresar a sus hogares. Esto es muy importante. También tenemos en nuestro país a 1,5 millones de sirios, que se sentían en peligro con El Asad en el poder. Temían ser heridos o encarcelados si regresaban a sus hogares. Pero el régimen ha caído y pueden regresar a Siria.
P. Usted aboga por un consenso nacional que aborde el desarme de Hezbolá y convertir al ejército libanés en la única autoridad militar. ¿Tiene alguna indicación de que el partido-milicia chií acepte ese proceso?
R. No se trataría de que Hezbolá se transforme en un partido político clásico, porque ya es un partido muy influyente en Líbano. Avanzamos paso a paso. Lo más importante ahora es aplicar plenamente la resolución 1701 y luego abordar la situación en todo el país. Estoy seguro de que Hezbolá desea la estabilidad del país.
P. ¿Qué consecuencias prevé para Líbano de la caída de El Asad? ¿Tiene su Gobierno contacto con las nuevas autoridades de Siria?
R. No hemos contactado aún con ellos, pero pienso felicitar al nuevo primer ministro. Pero insisto, mi prioridad es Líbano.
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