Wong Kar-Wai debuta en las series: “La nostalgia puede ser engañosa”

Wong Kar-Wai debuta en las series: “La nostalgia puede ser engañosa”

Que Wong Kar-Wai (Shanghái, 66 años) estrene obra supone un terremoto en el audiovisual. Que además sea su primera serie, Blossoms Shanghai, con 30 episodios de 50 minutos, ya eleva el evento a acontecimiento del año. España, además, es el primer país europeo donde podrá verse —tras haber arrasado en audiencia en la televisión analógica y en plataformas digitales chinas— porque Filmin comienza el próximo martes a programar los primeros capítulos de un trabajo monumental, al que Wong ha dedicado tres años de rodaje y una década de creación, sumando preproducción y posproducción. El director de Deseando amar (In The Mood For Love) la película más influyente en el cine (en todo tipo de creadores, desde Barry Jenkins a Isabel Coixet), la moda, la publicidad y los vídeos musicales del siglo XXI— ha concedido por este estreno una entrevista en exclusiva con EL PAÍS, realizada por correo electrónico en inglés.

Blossoms Shanghai arranca en la Nochevieja de 1992, con su protagonista, Ah Bao, elegantemente vestido y con un maletín con 300.000 yuanes. Mientras la gente a su alrededor celebra el Año Nuevo, un taxi atropella a Ah Bao intentando asesinarle. De ahí la narración retrocede a la 19 de diciembre de 1990, cuando abrió la Bolsa de Shanghái, aunque ya se podían comprar acciones desde 1984. A esa ciudad llega un chaval, el joven Ah Bao, hambriento de triunfo y dinero, y para ello contacta con el tío Ye, un anciano recién salido de la cárcel y pretérito maestro de los negocios.

Así comienza el ascenso de ese Gatsby chino, referente que usa Wong para el público occidental: “La serie explora los impulsos humanos universales: la búsqueda de la reinvención, la embriaguez de la oportunidad, las colisiones entre la ambición y el amor. Si bien el contexto socioeconómico específico difiere, el público occidental que comprende el esfuerzo incansable de Gatsby reconocerá anhelos similares en Bao. La fiebre del oro de Shanghái de los años 90 comparte ADN con otros momentos históricos en los que las sociedades se reinventaron. Lo que puede parecer culturalmente específico (las multitudes en la bolsa, las negociaciones comerciales) en última instancia revela verdades humanas familiares sobre el deseo y el destino. Shanghái en los años noventa fue una fascinante intersección de la tradición local y la aspiración global”.

Un momento de la serie 'Blossoms Shanghai'.

Wong Kar-Wai nació en Shanghái en 1958. Con cinco años sus padres se trasladaron con él a Hong Kong, y dejaron atrás a sus hermanos mayores con su abuela. “Shanghái siempre ha sido una ciudad de ecos para mí: los recuerdos de mis padres se superpusieron a mis breves impresiones de la infancia. Cuando regresé por primera vez una década después, la ciudad me resultaba desconocida. Con los años, seguí volviendo, buscando rastros de mi propia Shanghái”. Y no ha logrado despegarse de las dos ciudades: “Para mí, Hong Kong y Shanghái son gemelas. En mis películas Days of Being Wild y Deseando amar, filmé Hong Kong para capturar Shanghái.

En Blossoms Shanghai, he rodado Shanghái para encontrar a Hong Kong. El auge de una impulsó a las demás. Las ciudades se reflejan mutuamente, son palimpsestos: Hong Kong fue en su día el futuro de Shanghái, y ahora, el futuro de Shanghái, el de Hong Kong. Hasta cierto punto, Blossoms Shanghai es su historia compartida“.

Ge Hu y Yili Ma, en 'Blossoms Shanghai'.

Desde el estreno de The Grandmaster en 2013, mismo año en que se publicó la novela Blossoms, Wong Kar-Wai se ha centrado en la serie. “El libro me impactó porque capturó el ritmo de una época en la que Shanghái se redescubría a sí misma. La estructura de la novela, con sus narrativas entrelazadas y su atención a las texturas cotidianas, resultaba cinematográfica por sí misma. A nivel personal, también era una historia sobre la generación de mis hermanos. Los personajes de la novela vivieron las mismas mareas de cambio. Quería imaginar su mundo y lo que experimentaron. Se ha convertido en mi máquina del tiempo hacia una época que observé, pero no viví plenamente”.

Las imágenes son el silencio de la historia. Hablan donde las palabras fallan. Si se sienten ‘correctas’, es porque ‘son’, ni más ni menos"

Wong Kar-Wai

Y que le haya costado una década acabar la serie no parece agobiarle especialmente. “Todavía recuerdo mi primer encuentro con el autor Jin Yucheng”, responde por escrito. “Al final, me preguntó amablemente: ‘Director, usted es famoso por dedicarle tiempo a su oficio. ¿Cree que será posible acabarla en diez años?’. Dije que lo intentaría. Hoy, incluso con tres años perdidos por la pandemia, he cumplido mi promesa“.

Una imagen de 'Blossoms Shanghai'

El cineasta que mejor ha plasmado la melancolía en la pantalla, el director de los personajes contenidos en sus pasiones soterradas, enganchados en relaciones y tiempos ya acabados, el artista que atrapa los estados de ánimo y las mínimas alteraciones atmosféricas que conllevan, se niega a dejarse arrastrar él mismo por ese sentimiento ante aquellos años: “La nostalgia puede ser engañosa. Mi intención no era romantizar el pasado, sino capturar su vitalidad, ese momento particular en el que Shanghái se redefinía. Los vibrantes años noventa representaron tanto la continuidad como la ruptura, donde la sensibilidad tradicional shanghainesa se topó con nuevas realidades económicas. La serie trata tanto de mirar hacia adelante como hacia atrás”.

El cine y la televisión son idiomas diferentes; usamos el que esta historia exigía"

Wong Kar-Wai

Pero, ¿por qué una serie y no una película? “La estructura expansiva y episódica de la novela exigía espacio para respirar. Los treinta episodios nos permitieron preservar su esencia: la acumulación de pequeños momentos que, en conjunto, revelan una época. En muchos sentidos, este formato ofrecía más espacio para la narración que un largometraje. El formato de la serie fue una elección deliberada. Algunas historias requieren un respiro para alcanzar su máximo impacto: el desarrollo gradual de las relaciones, los sutiles cambios de una ciudad en evolución. El cine y la televisión son idiomas diferentes; usamos el que esta historia exigía”.

Ge Hu, en 'Blossoms Shanghai'.

Filmin estrena este próximo martes 17 cinco episodios, otros cinco el martes 24, y otros cinco el 1 de julio. La segunda entrega de 15 llegará en los próximos meses, en una fecha que la plataforma de streaming no concreta. En total, 1.500 minutos, 25 horas. Durante instantes de los primeros 15 episodios, los disponibles para prensa, asoman los grandes momentos visuales del cineasta, su meticulosa dirección de arte, sus encuadres ajustados, sus planos ralentizados, aunque todo vaya acompañado por una voz en off en exceso explicativa, alejada de sus exploraciones internas emocionales marca de la casa. Una belleza aplastante de la que su creador tan solo apunta: “Las imágenes son el silencio de la historia. Hablan donde las palabras fallan. Si se sienten ‘correctas’, es porque ‘son’, ni más ni menos”.

Wong Kar-Wai, en el rodaje de 'Blossoms Shanghai'.

¿Cómo ha vivido su éxito en China? “El público abrazó la época con entusiasmo. Despertó un renovado interés por el dialecto shanghainés, la moda de los noventa e incluso la gastronomía de aquella década, lo que propició un aumento del turismo y la reactivación de la economía local. Cuando la ficción histórica tiene una repercusión tan profunda, deja de ser mero entretenimiento para convertirse en una forma de memoria colectiva. Estamos muy orgullosos del enorme impacto que la serie tuvo más allá de la pantalla”.