¿A dónde van a parar los monigotes gigantes después de Fin de año?

¿A dónde van a parar los monigotes gigantes después de Fin de año?

“Hago esto para darle color al barrio. Además, estoy en la obligación de hacer los monigotes año a año por tradición”. Es lo que dice a viva voz Guillermo Aimar, uno de los fabricantes de los monigotes gigantes en la calles Ayacucho, entre la 14 y la 15 del suburbio de Guayaquil.

Al igual que Guillermo, Rodolfo Robalino tiene la misma tradición. Ellos han vivido toda su vida (57 años) en ese sector y se dedican a la fabricación de los ‘años viejos’ gigantes hace aproximadamente 15 años. “Lo que queremos es que el barrio aprecie nuestro arte”, indica Robalino.

Ambos ‘panitas’ dicen a EXTRA que la inversión para hacer estas “obras de arte” sale de sus propios bolsillos. Además, aseguran que la idea central es regalar sonrisas a los turistas que llegan a tomarse fotos. “Casi nunca se recupera lo invertido; más bien, uno sale en contra. Pero nos llevamos la satisfacción de darle alegría a mucha gente”, expresa Aimar.

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El ‘billete’ que cuesta armar un monigote va a depender de la temática, personaje y tamaño. Así lo explica Richard Carpio, quien realizó una escenografía con los integrantes de la banda Kiss. “Todos los ‘juguetes’ (monigotes y escenografía) costaron alrededor de $ 300. Nos decidimos por esta banda porque la gente aquí es ochentera”, dice el oriundo de la 15 y Huancavilca, quien el año pasado hizo al cantante de Queen, Freddie Mercury.

Asimismo, hay varios que realizan bingos, tómbolas y rifas para sacar un ‘billetito’ extra para la fabricación de los monigotes, incluso hay gente que les dona los materiales. “En toda la Ayacucho hay varias tiendas de repuestos de carros; ellos nos abastecen de cartones y pintura de caucho para realizar nuestros muñecos”, señala Pedro Marín, más conocido como “El Guasón”.

Aunque la mayor afluencia de personas se da antes de fin de año, los dueños de los monigotes realizan ferias —en unión con los vecinos del barrio— para realizar varias actividades hasta que se despiden de los ‘viejos gigantes’. “Claro, la gente llega antes de fin de año, pero después también. Lo que más se ven son personas de otras provincias”, afirma Leonardo Garcés, otro fabricante de los monigotes.

La noche —dice Garcés— es el mejor momento en que se puede apreciar “a otro nivel” a las esculturas, ya que cuentan con focos, luces y hay algunos que se mueven como el ‘viejo’ de don Mauricio Figueroa. “Lo más ‘bacán’ es en la noche, la fiesta aquí se ‘prende’ y la diversión está de punta”, dice Figueroa, quien hace sus monigotes con estructura metálica.

Sin embargo, no todo es felicidad para los que están detrás de estas obras populares. Ellos dicen que no pueden quemarlos por disposición del Municipio de Guayaquil. Aunque hay algunos que están de acuerdo con esta medida, ya que ayuda a no contaminar el ambiente y evita los incendios, otros añoran con ‘prenderles fuego’ para despedir el año “como se debe”.

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“Ahora ya no podemos quemarlos. Tenemos que desarmarlos ‘completitos’ y luego esperar a que venga un carro del Municipio para que se lleven los monigotes. Aunque hay algunos que sí los queman, pero es en otra parte y son más pequeños”, sostiene Mauricio Figueroa.

Pese a que los monigotes van a parar a la basura, los vecinos no se dejan ‘achicopalar’ y disfrutan el tiempo que pasan con sus muñecos. “Duele cuando uno lo destruye porque es nuestra creación. Pero tenemos en nuestra conciencia que dimos alegría a mucha gente”, manifiesta Carlos Andres Zuña, de la 16 y Ayacucho.

DATO

Este 11 de enero de 2019, la Empresa Pública Municipal de Turismo, a cargo de Gloria Gallardo, ha programado una fiesta en honor a lo monigotes gigantes donde habrá degustaciones de platos típicos guayaquileños, fotos con los ‘años viejos’ y música.

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“La despedida va a ser en ‘bomba’, así que ven a decirle bienvenido año 2020 con la buena sazón del suburbio”, dice de manera eufórica Steven Prado, morador del sector de la Huancavilca y la 14.