El ‘bubble tea’, el refresco dulce para el verano, gana adeptos en Quito

El ‘bubble tea’, el refresco dulce para el verano, gana adeptos en Quito

El ‘bubble tea’ es una bebida divertida. Es dulce, refrescante y con un toque cremoso. Se sirve en un vaso alto y con un sorbete ancho. Al dar el primer sorbo aparece una sorpresa: esferas gelatinosas y acolchadas llegan a la boca y revolotean hasta ser atrapadas por los dientes. Su sabor es neutro, pero masticarlas genera una sensación de viscosidad que deleita. 

La creación de este producto, muy popular hoy en día en todo el mundo, se le atribuye a la casa de té taiwanesa Chun Shi Tang, en 1987. Mónica Páez, ‘sommelier’, ‘tea-tender’ y fundadora de Literato Club del Té, cuenta que esta bebida tiene cinco elementos originales: té negro, leche, hielo, azúcar y perlas de tapioca grandes.

El dueño de Chun Shi Tang, Han-chieh Liu, creó esta receta para el verano, cuando tomar el tradicional té caliente es sofocante. Como un capricho agregó perlas de tapioca. 

Esta novedosa preparación traspasó pronto las fronteras y se popularizó, primero en toda Asia y después en otros continentes. Carlos Amores, dueño de la franquicia Bubble Tea, conoció el té de burbujas, de acuerdo con la traducción literal, en Estados Unidos en el 2012. 

Tras un largo proceso de registro de marca, investigación sobre insumos, preparación y obtención de registros sanitarios para la importación de los ingredientes, la marca fue lanzada en el 2015, como una de las pioneras en Ecuador. El producto se dio a conocer en ferias. 

Allí, nuevos emprendedores se interesaron por la bebida y a mediados del 2016 se concretó la apertura de la primera tienda de la franquicia, en Portoviejo. Después se abrieron establecimientos en Manta, Ambato, Los Chillos y Quito. 

La marca cuenta con un catálogo de productos con 107 combinaciones, a base de té, leche o bebidas carbonatadas, con saborizantes y perlas de tapioca o burbujas explosivas -membranas de algas marinas rellenas con centros líquidos frutales-. 

Otro espacio en Quito que ofrece ‘bubble tea’ es ChibiTea. Alejandro Padilla, su fundador, abrió las puertas del establecimiento en agosto del 2020. Antes de la pandemia, la marca funcionaba como un estand de cultura asiática en eventos y ferias. 

En ChibiTea, los comensales pueden escoger la base entre té negro, té verde o limonada. También lo hacen con el estilo, ya sea cremoso o jugo, y las perlas, de tapioca o explosivas. 

Té tailandés, matcha, té de jazmín y batidos de taro o de ‘cookies and cream’ están entre lo más vendido. “El ‘bubble tea’ es una experiencia. No es lo mismo tomar solo té que sentir el sabor y la consistencia de las perlitas”, asegura Padilla. 

1. Hervir dos cucharadas de tapioca hasta que estén gelatinosas, no suaves. Colar.

1. Hervir dos cucharadas de tapioca hasta que estén gelatinosas, no suaves. Colar.

2. Servir las perlas en un jarroalto y llenarlo con hielos. Espumar leche caliente.

2. Servir las perlas en un jarroalto y llenarlo con hielos. Espumar leche caliente.

3. Hervir té negro con pepas de tamarindo, vainilla y azúcar. Mezclar todo y servir. Fotos: Julio Estrella / EL COMERCIO; Locación: Literato Club del Té

3. Hervir té negro con pepas de tamarindo, vainilla y azúcar. Mezclar todo y servir. Fotos: Julio Estrella / EL COMERCIO; Locación: Literato Club del Té

En Literato Club del Té, Páez ofrece dos bebidas con burbujas. La primera es una versión del clásico ‘bubble tea’ de Tailandia, donde mayor popularidad ha ganado este producto en los últimos años. La preparación tiene té negro inglés tipo ‘breakfast’, tamarindo, perlas de tapioca, azúcar y, en lugar de leche, crema de leche y leche condensada. 

La segunda opción disponible en este lugar es el Bubble Frappe, un batido con té negro saborizado con mango y frutilla y acompañado de perlas explosivas de sabores.  

“Si bien es una preparación en donde tiene más prevalencia lo dulce y las bolitas que explotan en la boca, esta tendencia es una forma de enganchar a la gente -principalmente a los jóvenes- con la cultura del té”, reflexiona Páez.