Equipamiento militar para la paz y la seguridad

Equipamiento militar para la paz y la seguridad

En un acto cívico y castrense, el Ejército ecuatoriano conmemoró los 212 años del Primer Grito de Independencia.

El Presidente de la República recibió oficialmente el bastón de mando, como la máxima autoridad de las Fuerzas Armadas.

Los discursos alusivos a la situación interna y a las demandas de sectores sociales fueron ya ampliamente comentados. Igual cosa sobre la firme palabra presidencial en torno a la crisis de la Alcaldía de Quito.

Una ceremonia castrense de solemnidad como la efectuada en Parcayacu, en las instalaciones de la Escuela Superior Eloy Alfaro, contiene -a más de los desfiles y honores al jefe de Estado y los invitados especiales- el ascenso de los subtenientes que se incorporan al servicio de las armas, lo que ocupa un espacio simbólico.

El discurso del Comandante General del Ejército, el general de División Fabián Fuel, fue claro en cuanto a las urgencias de la Fuerza Terrestre.

“Dotación para asegurar las zonas de frontera, equipo mecanizado para actuar en provincias como Sucumbíos, Esmeraldas y Manabí. El objetivo es tener una Fuerza Terrestre que pueda cumplir múltiples misiones, dotada de medios multipropósitos, altamente especializado y polivalente para hacer frente a los desafíos presentes y futuros.

“Invertir en seguridad y defensa, señor Presidente, es invertir en la paz y la seguridad de los ecuatorianos”, dijo.

El rol de las Fuerzas Armadas es preservar la soberanía nacional y la integridad territorial. En los tiempos que corren, el crimen organizado, las transnacionales de la droga, la trata de personas y el tráfico de armamentos y mercancías son amenazas a la seguridad del Estado.

“Protección y seguridad efectiva de los espacios terrestres, hoy amenazados por las actividades ilícitas transnacionales”. Esas son las delicadas tareas a cargo del Ejército.

En el campo aeronáutico cabe recordar que los descubrimientos de pistas clandestinas, en los últimos años, desnudan la realidad de la falta que equipamiento de primera línea, lo que vuelve al espacio aéreo vulnerable a los vuelos ilegales.