Grandes plásticos protegen Tambán

Grandes plásticos protegen Tambán

Cuatro metros separan la casa de Manuel Sisa con el precipicio. Desde su vivienda de dos plantas con techo de teja, paredes de bloque y madera, se puede mirar la magnitud del deslizamiento que formó un socavón de alrededor de 40 metros de profundidad, 500 metros de largo y 120 metros de ancho.

La noche del martes 22 de diciembre, el violento deslizamiento de tierra destruyó parte del barrio Tambán del cantón Chimbo, en Bolívar. La cancha central, la casa barrial, dos viviendas, la iglesia y la vía de acceso, desaparecieron tras ser arrasados por la tierra.

Cuatro de las siete familias evacuadas están en los albergues en la Unidad Educativa 3 de Marzo y en La Asunción, dos en casas de familias acogientes y otra arrendando.

Sisa y otros nueve integrantes de familia viven en el albergue del Colegio de la comunidad La Asunción. Apenas llevaron sus camas, algunos enseres, ropa y parte de los electrodomésticos.

Hasta ayer, no lograba sacar a sus animales y la otra parte de sus bienes. Todos los días a las 10:30 camina alrededor de 20 minutos desde La Asunción hasta Tambán para alimentarlos.

Está convencido que los trabajos de mitigación que inició el personal de riesgos del Municipio de Chimbo les ayudará para que no haya un nuevo desprendimiento de tierra. Sisa se refiere a las labores de impermeabilización de taludes que se realiza en la zona.

Desde la semana pasada, los técnicos y trabajadores del Cabildo laboran en el tendido de una membrana plástica de color negro que cubre los 120 metros de ancho del talud y unos 30 metros de profundidad. “Tenemos reportes que puedan darse lluvias y por eso el Servicio de Nacional de Gestión de Riesgos (SNGR) recomendó la impermeabilización de los taludes como una forma de prevención”, cuenta Roberto Arellano, técnico de Gestión de Riesgos del Municipio de Chimbo, quien dirige los trabajos.

Explica que en los estudios preliminares que desarrollaron los especialistas y geólogos, la semana pasada, se detectó que hay material suelto y que podría deslizarse otra parte del talud. Entre el 29 y 30 de diciembre, los geólogos realizaron un estudio para conocer el porqué se produjo el deslave. “Ocurrió por la saturación de agua ocasionada por los 15 días de lluvia del año pasado. Eso hizo que se activara esta falla geológica muerta (no activa) provocando el deslizamiento discontinuo”, asevera Arellano.

A las 10:00 del martes pasado, un grupo de trabajadores protegidos con cascos apuraban el trabajo. Tendían en el piso la membrana plástica donada por el Consejo Provincial de Bolívar y lo amarran con piedras y lo lanzan al abismo. En la parte baja otras tres personas la extendían como una sábana y lo asegura para que no sea arrastrado por el viento.
En la parte alta se levantó un cerco metálico y una cinta amarilla que impiden el paso a la zona cero. Sin embargo, se abrió un largo corredor que sirve de conexión entre los moradores del barrio.

El alcalde de Chimbo, Luis Prado, dice que el lunes 10 de enero, iniciarán un nuevo estudio de suelo con la participación de geólogos de la SNGR, Municipio de Chimbo y de la carrera de riesgos de la Universidad Estatal de Bolívar. Durante una semana se recolectará la información con el uso de equipos sofisticados. “Vamos a ayudarles con el transporte de los equipos técnicos necesarios porque el estudio no solo será en la zona afectada, sino en áreas aledañas. La idea es contar con un estudio completo para tranquilizar a la gente de Tambán”.

De acuerdo con las resoluciones del COE provincial se determinó que el Ministerio de Transporte y Obras Públicas (MTOP) contrate un estudio que determinará las obras de infraestructura se efectuarán en el socavón para recuperar la zona. También, se tramita la construcción de viviendas con el Ministerio de la Vivienda, donde serían reubicadas las familias damnificadas.

Carlos Mugliza, de 45 años, es otro de los afectados. Perdió su vivienda en el deslave. Conversa con una de sus vecinas para que le alquile su casa para instalar su taller de carpintería. Hace un mes, habita en una de las villas de la Unidad Educativa 3 de Marzo, pero no puede laborar. “Este es mi trabajo, es lo único que sé hacer y tengo que alimentar a mi familia, no puede estar apilada la maquinaria, por eso estoy alquilando una casita en la misma zona”, cuenta desesperado.