Jubilado recibe donación privada de prótesis tras más de un año de esperar al IESS

Jubilado recibe donación privada de prótesis tras más de un año de esperar al IESS

Las manos de Julio Calero ya no se aferran por completo a los tubos de una silla de rueda. Son las 11:30 del sábado 28 de diciembre y él empuña las barandas de un equipo de rehabilitación física para retomar su actividad de pie, con la ayuda de su nueva pierna que fue donada por la empresa privada Protésica Checa Loor.

“En tres días prácticamente me hicieron la prótesis. Yo ya he ido tres, cuatro veces. Ya me puedo parar en el balcón de mi casa. Calculan que en dos, tres meses yo puedo estar caminando. Esto es un proceso. Yo con esto estoy avanzando bastante. Le doy las gracias al donante”, dice Calero.

En noviembre anterior, Julio envió una carta a este Diario para quejarse del servicio en un centro del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS). En su relato aseguró que se retrasó unos minutos cuando acudía a su cita médica y que el doctor asignado no lo atendió pese a que el galeno estaba desocupado. En la carta, él justificó la demora debido a un problema de movilidad, ya que hace dos años le amputaron su pierna izquierda y hasta ahora no recibe una prótesis que le prescribió un médico del Seguro Social.

No obstante, días después de que este Diario publicara esta historia, Adrián Checa Loor, propietario de Protésica Checa Loor, se contactó con Julio y le dio la noticia que tanto esperaba: recibir una prótesis para retomar sus actividades por sí mismo.

“Me da mucha indignación porque el IESS tiene la obligación de dar las prótesis, pero tienen a los pacientes esperando un año, dos años, he tenido pacientes que han estado hasta tres años esperando. Ahora tengo un paciente que le han dicho que su prótesis va a salir en el 2026”, comenta Checa.

Al cabo de dos semanas, Julio inició un proceso de rehabilitación en las instalaciones de esta empresa con más de 30 años en el mercado, que inició como un pequeño negocio de la mano de Bolívar Checa Noriega, padre de Adrián, que en la actualidad se ubica en 6 de Marzo 2702 entre San Martín y Letamendi.

“Qué pasa con las prótesis que da el IESS, les dan las prótesis y ahí quedan. Al paciente hay que darle un seguimiento mínimo de tres meses, porque el muñón (parte donde va la prótesis) se encoge. El señor Calero ya caminó, pero vamos a hacerle seguimiento por un par de meses. Él va a estar viniendo cada quince días acá”, explica Checa.

Este Diario solicitó una entrevista al IESS para abordar el caso de Julio Calero, las quejas por la falta de prótesis y el seguimiento que esta institución hace a este tipo de casos, pero no hubo respuesta.

“El día que salió la publicación en EL UNIVERSO me llamó una ingeniera del IESS, de Quito, de apellido Borja, ella me dijo que vieron el reportaje, que va a hacer las gestiones para que me operaran en Quito, en el Andrade Marín. Yo le pregunto: ¿Qué operación?. Me dice, o sea, como para amputarme la pierna. Yo le digo: No, si yo la pierna la tengo amputada. Lo que necesito es la prótesis”, cuenta Calero para describir el desconocimiento de su caso por quienes tienen acceso a su historia clínica. (I)