La cocina de antaño guayaquileña, protagonista por fiestas octubrinas en Guayacán Bistro, del hotel Double Tree by Hilton

En el piso 18 del recién inaugurado hotel Double Tree by Hilton (en las calles Imbabura y av. Malecón), la cocina del restaurante Guayacán Bistro es el laboratorio culinario en el que Ángela Manzano Villegas convierte sencillos ingredientes en platillos que despiertan recuerdos a través del sabor. Con una vista espectacular de la ciudad y del río Guayas, podrá disfrutar de la variada propuesta que tiene un enfoque fusión de comida internacional y tradicional ecuatoriana.

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La esencia culinaria

“Yo le apuesto a los sabores de antaño, a los sabores de nuestros abuelos. Un encocado con netamente leche de coco, sin cremas, sin cambiar los componentes pero sí las guarniciones”, explica Manzano, de 40 años, una de las primeras mujeres en asumir este cargo de chef ejecutiva en la ciudad.

Fue el chef anterior quien la invitó a formar parte del equipo, después de cuatro años dedicada a la docencia gastronómica. “Antes de unirme al staff, siempre que pasaba veía desde abajo al hotel y lo llamaba al chef para saludarle. Fue él quien me trajo de vuelta a la acción en las cocinas”, agrega.

El menú

Cada preparación, admite, es una invitación para despertar los sentidos con una esencia base de plátano verde, tierra, mar y manglar. Es así que en su oferta se encuentran entradas como cebiches de camarón, pescado, pulpo, mixto, encurtido con coco y jengibre, pulpo a la parrilla, rollitos de cangrejo, canastillas de verde rellenas de cerdo y fréjol rojo y camarones al ajillo.

También hay sopas típicas como locro de papa, bisque de mariscos, ensaladas, pastas, seco de pollo, lomo a la pimienta, lomo fino de res con pasta cremosa al funghi, fritada de cerdo, arroz con menestra, camarones salteados y sango de choclo, corvina en salsa de camarones, salmón en miel de soja, mariscos al gratín y postres.

Oferta octubrina

A propósito de las fiestas de independencia, tendrán dos festivales: el primero, con platos típicos, esta disponible hasta el domingo 13 de octubre. Se servirán preparaciones como caldo de salchicha, caldo de bola, seco de gallina (entre otras variedades), cebiche de camarón, guatita, y tendrá además postres como torta de choclo, higos con queso, torta de camote, chicha resbaladera, arroz con leche.

El festival del cangrejo también será parte de su oferta, hasta el 31 de octubre, con una variada carta de platos preparados con este crustáceo. Ambos festivales se ofrecerán los domingos de este mes y van desde $ 29,99 (más impuestos); los platos a la carta, desde $ 14. Las bebidas soft tienen un costo adicional.

Amor por la cocina

Manzano creció en el cerro Santa Ana siendo testigo y partícipe de las preparaciones que se creaban en la cocina de su abuela Clara Luz Villegas. En medio de las hornillas que calentaban sustanciosos caldos y guisos, condimentados con diversas especias, surgió también el interés por profesionalizar los conocimientos que aprendió en el seno de su hogar materno.

Hace seis meses, asumió el cargo de chef ejecutiva del hotel, sin embargo, su carrera empezó hace doce años.

“Viene de mis raíces. Mi abuela era muy buena cocinera, ella era prácticamente fundadora del cerro Santa Ana, porque ella nació y creció ahí. Siempre contaba que no había muchas casas”, relata sobre su abuela. De ella recuerda con amor los domingos familiares, días en los que se reunían en casa los once hijos. “Los domingos eran de humitas y todos nos poníamos a hacer humitas, hasta que al siguiente domingo se hacía chancho para la fritada. Ella siempre me decía: ‘En algún momento tienes que aprender a preparar platos como yo’”, refiere.

Esas costumbres la motivaron a convertirse en chef profesional y de esas recetas familiares, los secos fueron sus primeras preparaciones.

Ejemplo de superación

Antes de llegar a las cocinas de los hoteles, Manzano trabajó como operaria de limpieza de una empresa privada, durante seis años, tiempo que le permitió iniciar sus estudios. “Comencé en restaurantes pequeños hasta que llegué a trabajar en los hoteles. Lo bonito de comenzar desde abajo es que aprendes a ser humilde y paciente”, dice. (I)