Luis Bárcenas y su esposa, Rosalía Iglesias, ya no duermen en prisión

Luis Bárcenas y su esposa, Rosalía Iglesias, ya no duermen en prisión

El extesorero del PP Luis Bárcenas y su esposa, Rosalía Iglesias, condenados ambos por la trama de corrupción desmantelada en el Operación Gürtel, siguen dando pasos hacia la libertad plena. El Centro de Inserción Social (CIS) Victoria Kent, en el centro de Madrid, donde cumplen condena, ha acordado que el matrimonio ―que ya disfrutaba de un régimen de semilibertad amplio por el que solo tenían que ir de lunes a jueves a dormir― no tengan que acudir a este recinto penitenciario ni siquiera a pernoctar esos cuatro días, por lo que podrán permanecer las 24 horas del día fuera del mismo, según han confirmado a EL PAÍS diversas fuentes jurídicas y penitenciarias.

La medida, acordada por la Junta de Tratamiento del CIS (órgano interno formado por profesionales), se ha traducido en que a ambos se les haya colocado en la muñeca o el tobillo una pulsera de control telemático para comprobar que cumplen con las restricciones de movilidad que aún pesarán sobre ellos. Entre ellas, permanecer en el domicilio que han fijado como residencia en la capital a partir de determinada hora de la noche y hasta la mañana siguiente. Una vez al mes tendrán que presentarse en el establecimiento penitenciario del que seguirán dependiendo para que los profesionales del centro analicen su evolución.

La decisión de poner al matrimonio bajo control telemático se produce a la vez que Iglesias ha sido progresada del segundo grado penitenciario (el ordinario, en el que está el 73% de los internos) al tercero o régimen abierto. Bárcenas ya estaba en esta última clasificación, la más favorable, desde marzo. No obstante, los dos miembros del matrimonio llevaban tiempo disfrutando de beneficios penitenciarios equiparables a los del tercer grado ya que se les aplicaba el artículo 100.2 del Reglamento Penitenciario, que permite que un recluso tenga algunas de las ventajas del régimen abierto ―como salidas diarias de prisión para ir a trabajar y fines de semana de permiso― pese a seguir en el ordinario. Bárcenas estaba en esta situación desde diciembre de 2022. Su esposa, desde agosto pasado después de que el juez de Vigilancia Penitenciaria constatara que mostraba un óptimo pronóstico de reinserción tras haber mantenido “un buen comportamiento” en prisión que le habían llevado, por ejemplo, a “evitar el verse envuelta en conflictos”.

Desde esas fechas, ambos salían de CIS Victoria Kent todos los días laborales desde las 7.30 hasta las 23.00 después de que ambos justificasen documentalmente que tenían sendos trabajos en una empresa de su hijo Guillermo, músico y líder de la banda Taburete, y que se habían apuntado como voluntarios para colaborar con diferentes ONG. También permanecían fuera de prisión los fines de semana. Además, cada uno ha realizado durante su estancia en prisión un Taller de Justicia Restaurativa, que incluye encuentros con víctimas de delitos, y han participado en el Programa de Intervención en Delitos Económicos (Pideco), un plan de reeducación para condenados por corrupción puesto en marcha en las cárceles españolas en enero de 2021. Este tipo de actividades no reporta de manera automática ningún beneficio penitenciario, pero Interior las tiene en cuenta para concederlos.

Clasificados ya ambos en tercer grado, al matrimonio se le presenta un futuro penitenciario mucho más despejado en el que podrán pedir a medio plazo la libertad condicional ordinaria, una decisión que ya no depende de Interior, sino de un juez. Bárcenas ―condenado a 29 años y un mes por el Tribunal Supremo, de los que la Audiencia Nacional fijó un cumplimiento máximo de 12 años― podrá aspirar a ella en septiembre de 2025 al haber cumplido para entonces tres cuartas partes de ese máximo de cumplimiento. Para entonces, el extesorero del PP habrá cumplido 68 años y, por tanto, estará cerca de ser septuagenario, situación para la que el Código Penal también contempla la suspensión de la ejecución de lo que quedase de pena en determinadas circunstancias. El extesorero no extinguirá la totalidad de la pena hasta el 19 de septiembre de 2028.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.

SIGUE LEYENDO

A Iglesias ―condenada a 12 años y 11 meses de prisión por el Tribunal Supremo, la Audiencia Nacional le fijó un tiempo máximo de estancia en la cárcel de siete años y seis meses. Al no haber ingresado en prisión provisional durante la instrucción del caso Gürtel ―al contrario que su marido y otros condenados―, el grado de cumplimiento de su pena es menor, aunque esta sea más baja. De hecho, cumplió la mitad de la misma el pasado julio y no habrá cumplido las tres cuartas partes que le permita solicitar la libertad condicional hasta el 28 de mayo de 2026 (siete meses después del extesorero). El 11 de abril de 2028 la justicia dará por oficialmente por extinguida la pena.

De los 47.840 presos que cumplen condenas actualmente en cárceles españolas, 9.054 (el 18,9%) están clasificados en tercer grado o régimen abierto, como Bárcenas e Iglesias, según las estadísticas oficiales de julio del Ministerio de Interior, últimas disponibles. No obstante, ese porcentaje es muy dispar según la administración que gestione las cárceles. Así, en el País Vasco ese porcentaje se eleva al 32,8% y en Cataluña, al 22,2%, mientras que en las que depende del departamento de Fernando Grande-Marlaska baja al 17,8%.

Interior potenció durante la pandemia el uso de medios telemáticos para los presos en régimen abierto. Antes del estallido de la crisis sanitaria, había 2.598 a los que se les había colocado una pulsera de control, mientras que otros 4.600 tenían que acudir a dormir a la cárcel. Tras el estallido de la pandemia, Instituciones Penitenciarias facilitó que 3.000 de estos últimos se sumarán a los primeros. Buena parte de ellos la mantuvieron al término de la crisis sanitaria.