Madre de David Romo habla sobre restos humanos “hallados al azar”

Madre de David Romo habla sobre restos humanos “hallados al azar”

Los huesos hallados en una quebrada quiteña en noviembre pasado no pertenecen al desaparecido David Romo. Entonces, ¿de quién son? Es una interrogante que surgió el lunes en la tarde después de que lo anunciara Alexandra Córdova, madre de David; él, con 22 años, se extravió camino a casa, en La Mitad del Mundo, en mayo de 2013. Siete años más tarde, una falsa alarma –una más– golpea la puerta de la familia Romo... y saca a la luz el hallazgo –sin querer– de huesos humanos en Quito.

Fue un caso fortuito. Córdova dice que el 29 de noviembre un grupo de trabajadores de la Junta Parroquial, en Pomasqui, encontró las osamentas. [Y luego la Fiscalía, en diciembre, encontró otras]. Las asociaron inmediatamente con David, pues es una zona cerca del lugar en que desapareció. Pero... ¿cuánto tiempo llevaban ahí esos huesos?, ¿y si los trabajadores no los veían?, ¿cuántas osamentas están –todavía– bajo tierra? Las interrogantes siguen.

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Para una madre que ha estado incansablemente detrás de las huellas perdidas de su hijo, “es alarmante ver cómo simplemente encuentran los cuerpos –o huesos– al azar, en diferentes zonas o lugares... y eso también habla del sistema de seguridad”.

Durante las investigaciones del caso Romo, dice Córdova, han aparecido, al menos, cinco cadáveres. No era David. Ya fueron identificados. Sus familias han podido tener paz y tranquilidad pese al dolor... También asegura que las falsas alarmas por el hallazgo de huesos han saltado en tres ocasiones: caso Sisalema, en una construcción en Pomasqui y esta última, que ha dejado otra vez ese sinsabor en su vida, en su alma.

Madre de David Romo habla sobre restos humanos “hallados al azar”

Freddy Herrera, coordinador técnico del Servicio de Medicina Legal en Quito, explica que las muestras de ADN de los huesos que aparecieron en la quebrada de Pomasqui no fueron compatibles con las de Córdova, y por eso se descartó que corresponderían al joven estudiante.

“Cada alerta es una mezcla de sentimientos... porque uno sueña con encontrar a esa persona desaparecida; decían que lo han visto (vivo) en Machala, Santo Domingo, pero solo ahondaban aún más en el dolor, porque esperábamos con ansias que fuera realidad; con las osamentas, pese que no me imagino ver a mi hijo así porque lo quiero y lo añoro vivo, también sería terminar con la angustia e incertidumbre”, se confiesa Córdova con este Diario. Pero no. David no aparece. Y la búsqueda continúa.

Ahora... los huesos, si no son de Romo, le pertenecen a alguien más. Sí. ¿A quién? Según Herrera, aún no hay una identidad para esas osamentas. Sí se sabe su talla (1,69 metros), sexo (masculino) y edad (de 35 a 40 años). Ahora esas muestras óseas permanecen en una base de datos bajo cadena de custodia que posteriormente se compararán con el resto de casos de desaparecidos para poder establecer una identidad.

Lidia Rueda, secretaria de la Asociación de Familiares y Amigos de Personas Desaparecidas en el Ecuador (Asfadec), hace un llamado a quienes tengan personas desaparecidas –y que no hayan dejado sus muestras de ADN– que lo hagan para realizar un cotejamiento con los restos que se encuentren.

Rueda indica que enviará un oficio a la Dinased pidiendo una respuesta sobre qué están haciendo con los hallazgos de osamentas en el país y si se está llevando un registro de los casos.

Córdova, por su lado, pide a la gente denunciar cuando vea algo irregular. “Si ve perros con huesos, que no son de animales, porque se nota, comunique a las autoridades, no se puede quedar ciego y sordo ante esto”. Mientras, Romo, el caso sin fin, sigue en investigación. Y el corazón de su madre soñando con encontrarlo algún día.