Pierre Krähenbühl: “Estoy muy preocupado por el mundo si puede tolerar lo que pasa en Gaza”

Los trabajadores humanitarios en zonas de conflicto siempre enfrentan riesgos, pero nunca tantos como ahora. El año pasado fueron asesinados 383, una cifra récord, y en lo que va de 2025, las víctimas fatales ascienden a 265. “Estos números no incluyen heridos ni secuestrados”, advierte el director general del Comité Internacional de la Cruz Roja, el suizo Pierre Krähenbühl (Ginebra, 59 años). El pasado 19 de agosto, con motivo del Día mundial de la asistencia humanitaria, el CICR exigió que se cumplan las leyes internacionales que obligan a respetar y proteger al personal que atiende a la población civil víctima de conflictos armados en los que faltan alimentos, agua potable y atención médica. Krähenbühl conversa con EL PAÍS a través de una videollamada.
Pregunta. ¿Qué ha cambiado para que cada vez sean más frecuentes los ataques a los trabajadores humanitarios?
Respuesta. Creo que hay un ambiente más permisivo y una interpretación más permisiva de las leyes humanitarias. El número de asesinatos es cada vez más alto y existe la sensación de que el mundo se está acostumbrando a estas pérdidas, algo que nosotros no estamos dispuestos a aceptar porque detrás de los números hay colegas valientes y comprometidos. Es importante subrayar que la muerte de un trabajador humanitario en algún lugar significa asistencia que no llega a la población civil afectada.
P. ¿Qué consecuencias tiene para la población civil?
R. Si la Cruz Roja se retira porque considera que las condiciones de seguridad son insuficientes significa que ya no podemos acceder a algunas zonas donde la gente ha huido, o reparar los sistemas de agua rotos y en ese caso, el riesgo de que se propaguen enfermedades en los campos de desplazados aumenta. O si un lugar es bombardeado y llegan heridos ya no podemos brindar asistencia y se perderán más vidas.
P. ¿Cuál es la respuesta de las autoridades ante este aumento de los ataques en lugares como la Franja de Gaza o Ucrania?
R. Es parte de nuestro trabajo hablar con todas las partes sobre la necesidad de proteger a los trabajadores humanitarios y también tomamos numerosas medidas para evitar riesgos, como notificar siempre dónde vamos a estar operando, cuándo y por dónde nos vamos a mover, estar siempre identificados… Pero creo que las condiciones que vemos actualmente en la Franja de Gaza están entre las peores que hemos visto en mucho tiempo. El ICRC estableció un hospital de campaña en mayo donde ha atendido a miles de heridos, incluso a niños y mujeres, y el trabajo se ha realizado en muchos casos mientras había balas que sobrevolaban el terreno y provocaban nuevos heridos incluso allí mismo.
P. ¿Se trata de ataques intencionales?
R. Decir si son intencionales o no, no nos corresponde a nosotros, pero si nos fijamos en los números de civiles asesinados, heridos y desplazados, en los obstáculos para que la población pueda acceder a alimentos, agua y asistencia adecuada, es catastrófico. Lo que está pasando en Gaza está más allá de cualquier estándar moral y legal. Estoy extremadamente preocupado por el estado del mundo y del coraje político si pueden tolerar lo que está pasando.
P. En conflictos previos era frecuente escuchar que no se sabía lo que pasaba, pero en Gaza vemos la destrucción y la hambruna a diario en los medios. ¿A qué atribuye la débil reacción internacional?
R. Es cierto, nadie puede decir que no sabe lo que está ocurriendo en la Franja de Gaza ni podrá decir que no lo sabía en el futuro. No queremos que nos pidan ningún nuevo informe sobre lo que está pasando. El conflicto está robando la dignidad y la seguridad a la población civil, está socavando los fundamentos que deberían preservarse para cualquier forma de vida digna. La última declaración del Comité de Protección Civil sobre la clasificación de Gaza en términos de hambruna es una señal muy clara y urgente de los catastróficos niveles de privación que enfrentan los civiles. ¿Qué más se necesita para que se tomen medidas políticas contundentes para lograr el cese del conflicto e impulsar un proceso que permita el reestablecimiento del suministro de alimentos así como el acceso de ayuda humanitaria en este momento crítico? Lo pedimos con firmeza.
P. ¿Qué rol juega América Latina?
R. América Latina históricamente ha tenido una voz muy fuerte en relación con el derecho internacional humanitario, en defender la importancia de estas normas.
P. ¿Y ahora? ¿Está empeorando en esta región?
R. Las normas del derecho internacional humanitario se aplican cuando se alcanza cierto umbral de violencia. En América Latina, existe una mayor prevalencia de situaciones de delincuencia organizada o grupos y pandillas que participan en otras formas de violencia. En todo conflicto armado hay violaciones de las leyes y ataques a civiles, pero también que cada sociedad crea reglas para respetar cosas básicas, como el maltrato a prisioneros heridos o el abuso de mujeres y niños. El CICR se reúne con todas las partes para informar, capacitar y debatir las violaciones para lograr un cambio. Esto es en lo que debemos insistir, no podemos tolerar un mundo donde se pueda hacer cualquier cosa a cualquiera.
P. ¿Cuáles son los mayores desafíos para la asistencia humanitaria en América Latina?
R. Por un lado, Haití, donde 6 millones de haitianos necesitan asistencia humanitaria y donde hay un impacto muy grave debido a los niveles de violencia que ejercen los grupos armados y que afectan, por ejemplo, a las instalaciones médicas. Sólo el 20% de los centros de salud están operativos y algunos se encuentran en zonas bajo el control directo de los grupos armados. Hay un millón de desplazados internos y esto, sumado a la grave prevalencia de violencia sexual es muy preocupante. Nuestros equipos trabajan especialmente en el ámbito sanitario para apoyar a los servicios de salud y el suministro de agua y, desde nuestra neutralidad, trabajar en todas las zonas afectadas. La otra situación en la que estamos involucrados desde hace décadas es Colombia. Había mejorado notablemente gracias al proceso de paz, pero hay una reanudación de los enfrentamientos.
P. ¿Es más dificil ser neutrales hoy, dada la polarización creciente?
R. La polarización tiene dos efectos. Uno es ese: la gente quiere que elijas bando, el “estás conmigo o contra mí” y nos dicen que no hay un espacio neutral entre su enemigo y ellos. Pero con el tiempo también vemos que las partes se dan cuenta de que si no hay un actor neutral, algunas cosas no sucederán. Por ejemplo, hemos participado en el traslado de restos mortales entre Rusia y Ucrania y en la liberación de rehenes en Gaza y de prisioneros palestinos retenidos por Israel. Aunque a veces se nos critica por afirmar nuestra neutralidad, también se nos busca.
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