Sánchez revoluciona La Moncloa con perfiles más jóvenes y académicos para una legislatura larga

Sánchez revoluciona La Moncloa con perfiles más jóvenes y académicos para una legislatura larga

Pedro Sánchez y su nuevo jefe de Gabinete, Diego Rubio, darán un vuelco importante a la estructura y los perfiles del corazón del poder en La Moncloa, donde se toman casi todas las decisiones importantes del Gobierno. Con la salida de Óscar López y Antonio Hernando, nuevos ministro y secretario de Estado en Transformación Digital, Rubio ha tomado el mando y este martes en el Consejo de Ministros se aprobará una renovación profunda del Gabinete con nuevos perfiles, más jóvenes y con más trayectoria profesional que política —aunque varios no son ajenos a ella— con la intención de refrescar el equipo para una legislatura larga y con la mirada puesta en 2027. El nuevo Gabinete será paritario —mitad hombres y mitad mujeres en los altos cargos—, según fuentes del Ejecutivo, con muchos cambios y una permanencia importante que servirá como punto de unión entre el PSOE y La Moncloa: Paco Salazar, que seguirá en el equipo más cercano del presidente.

En los puestos principales hay novedades con un hilo conductor: perfiles académicos fuertes, provenientes de carreras en la universidad pública y luego másteres con becas o trayectorias profesionales en el extranjero, algo habitual en esa generación que se incorpora ahora, que es la de Rubio (nacido en 1986, 14 años más joven que Sánchez). Ángel Alonso, que se licenció en la Universidad de Sevilla y trabajó en la OCDE y el Banco Mundial, y fue vicedecano y profesor en la IE University, será el nuevo director adjunto. Ana Ruipérez, nueva directora de Gabinete de Rubio, viene de la universidad de Santiago de Compostela, hizo un máster en la London School of Economics y trabajó en la agencia 40dB. y en el CIS antes de llegar a La Moncloa. José Fernández Albertos, nuevo secretario general de Política Nacional, es un perfil más conocido públicamente, y estuvo en el equipo de José Luis Escrivá en el Ministerio de Inclusión y Seguridad Social. También es licenciado en universidad pública (la Complutense de Madrid), doctor en Harvard y es científico titular del CSIC.

Borja Monreal, nuevo director de Políticas Públicas en La Moncloa, es licenciado en Periodismo en la Complutense y tiene un máster de Globalización, Empresas Multinacionales y Política Pública en la Universidad de Londres. Dirigía la ONG SIC4Change antes de llegar al Gobierno. Silvia Calzón, nueva directora de Atención y Respuesta a la Ciudadanía, un área que se va a reforzar para contestar a las reclamaciones de los ciudadanos, es un perfil más político porque fue diputada en Andalucía, es médico de atención primaria y fue secretaria de Estado de Sanidad en plena pandemia. Y José Rama, nuevo director de Análisis Territorial, era profesor de Ciencia Política en la Universidad Autónoma antes de llegar a La Moncloa. Antes fue profesor en el King’s College de Londres. Rama es un experto en nuevos partidos y escribió un libro sobre Vox, uno de los asuntos prioritarios para el Gobierno.

La idea que recorre los cambios es incorporar perfiles meritocráticos —univesidad pública, becas, excelencia académica, másteres en el extranjero— pero que además trasladan un mensaje político: es un equipo con fichajes para un Gobierno que pretende agotar la legislatura, esto es que cree tener tres años por delante, y que está pensando ya en 2027 y la gran batalla frente a la ultraderecha que es el eje de la discusión política en casi todo el planeta. Rubio ha traído a gente nueva, también entre los asesores y no solo en los jefes, con perfiles similares a los de los altos cargos nombrados, y también ha hecho despidos en el actual equipo. Este martes también habrá algunos ceses, como el de José Alarcón, que dirigía hasta ahora el departamento de Políticas Públicas.

Sánchez inicia así en La Moncloa, con Rubio y su equipo, una renovación que también pretende llevar al PSOE en el congreso de finales de noviembre y después, cuando está previsto cambiar varios liderazgos regionales, y que podría llegar también al Gobierno en el que al menos tiene que cambiar una vicepresidencia, la de Teresa Ribera, que se va a la Comisión Europea.

El presidente parece así decidido, después de seis años en La Moncloa, a plantear un refresco de sus equipos para enfrentarse a un momento nuevo con la idea de conectar también con las siguientes generaciones y luchar desde La Moncloa contra la ola de derecha y sobre todo ultraderecha que recorre toda Europa y buena parte del mundo occidental. El Gobierno de Sánchez se ve como el referente europeo del progresismo, de resistencia frente a la derecha, y por eso hace una renovación pensando en la siguiente fase y también en las próximas elecciones, en teoría en 2027.

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No todo cambia: se queda un hombre muy relevante en el entorno del presidente como Paco Salazar, que servirá de enlace entre La Moncloa y el PSOE ahora que han salido López y Hernando, dos patas negras del partido con largo recorrido con varios secretarios generales. También seguirá otra pieza clave: Francesc Vallés, secretario de Estado de Comunicación, que depende directamente de Sánchez.

Una de las grandes dudas que hay en el PSOE sobre este cambio es precisamente la posibilidad de que vuelvan los fuertes enfrentamientos que hubo entre La Moncloa y la calle Ferraz, sede de los socialistas, en la época en que Iván Redondo era jefe de Gabinete, entre 2018 y 2021. En La Moncloa insisten en que eso no va a volver a pasar porque Salazar se encarga de engrasar la relación, pero también el propio Sánchez lo hace con Santos Cerdán, con el que tiene contacto permanente. Y además María Jesús Montero es a la vez vicepresidenta primera y número dos del PSOE. De hecho, en los últimos años Sánchez ha fusionado prácticamente el Gobierno y el PSOE al dar mucho poder y representación en el partido a varios ministros. Las especulaciones en el PSOE sobre la posibilidad de que el congreso de finales de noviembre implique cambios en esta estructura no solo del partido sino también del Gobierno son constantes, pero Sánchez no comparte esa información con nadie y en un partido tan presidencialista como el PSOE de 2024 todas las decisiones pasan por él.