Ecuavóley, el deporte que en los barrios capitalinos se vive con pasión, tradición y picardía

Ecuavóley, el deporte que en los barrios capitalinos se vive con pasión, tradición y picardía

Una de las tradiciones que forman parte de la cotidianidad de la capital ecuatoriana es el ecuavóley. Este deporte nació en esta ciudad y, con el paso de los años, se ha convertido en un símbolo cultural que trasciende fronteras.

La esencia de este deporte está en la cancha rectangular que se convierte en un escenario de tensión, emoción y risas, con tres jugadores por lado luchando por evitar que el balón toque el suelo en su campo.

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El ecuavóley surgió en 1945 en el Ministerio de Defensa de Quito, según Jorge Carrera, quien afirma ser uno de los fundadores del deporte.

En una entrevista realizada en el canal digital Street Please 2.0, Carrera relató cómo este deporte se originó como una adaptación del vóley tradicional, jugado inicialmente por equipos de seis jugadores.

Oficiales militares ecuatorianos y delegaciones extranjeras de Chile y Ecuador realizaban en aquel entonces ejercicios académicos y deportivos en el Ministerio de Defensa. Sin embargo, por falta de tiempo y disponibilidad, el número de jugadores por equipo se redujo a tres, dando paso a una nueva modalidad que se consolidó con el tiempo.

QUITO.- Las tardes, en el parque El Ejido, es una tradición el juego de Ecuavóley, un deporte que ha nacido en la capital y se ha extendido por todo el país y también por algunos países de América y Europa. Foto: Alfredo Cárdenas.

“En 1949 se realizaron las primeras olimpiadas militares en el Batallón Vencedores, donde participaron el Ejército, la Marina y la Fuerza Aérea Ecuatoriana”, recordó Carrera.

Más que un deporte, el ecuavóley es un reflejo de la picardía y el ingenio quiteño. Durante los partidos, las bromas y frases burlonas se convierten en herramientas estratégicas.

Walter Darío Villa, un jugador experimentado con 25 años de práctica, destacó la importancia de la estrategia verbal. “Aquí primero es la moral y luego la plata”, dijo. Además, resaltó que el ecuavóley permite liberar el estrés, fomentar la actividad física y, sobre todo, mantener vivas las tradiciones.

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Uno de los puntos neurálgicos de este deporte en Quito es el parque El Ejido, donde las “canchas del Ejido” reúnen diariamente a jugadores y aficionados.

En este lugar no solo se juega al ecuavóley, sino que también se crean lazos entre personas de diferentes orígenes y profesiones. Desde oficinistas hasta comerciantes, todos comparten el espacio sin discriminación alguna.

Alrededor de las canchas, el comercio florece. Puestos de comida ofrecen una variedad de platillos populares, convirtiendo el lugar en un punto de encuentro donde el deporte y la gastronomía se combinan para retratar la cotidianidad quiteña.

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El ecuavóley no solo se juega en Quito. Con el tiempo, este deporte ha llegado a otras provincias de Ecuador e incluso a países vecinos como Perú y Colombia, donde existen canchas y equipos que han adoptado las reglas y dinámicas del juego.

La migración ecuatoriana también ha llevado este deporte a lugares tan lejanos como Italia, España y Estados Unidos. En estos países, el ecuavóley se ha convertido en un vínculo con la tierra natal, fortaleciendo la identidad cultural de los migrantes.

En la actualidad, el ecuavóley ha evolucionado significativamente. Eventos como la Copa Canela reúnen a los mejores equipos del país, ofreciendo premios que motivan a los deportistas.

QUITO.- Las tardes, en el parque El Ejido, es una tradición el juego de Ecuavóley, un deporte que ha nacido en la capital y se ha extendido por todo el país y también por algunos países de América y Europa. Foto: Alfredo Cárdenas.

Además, se han creado escuelas dedicadas a la enseñanza de este deporte, preparando a nuevas generaciones de jugadores.

Un aspecto destacable es la creciente participación femenina en este deporte. Encuentros mixtos y entre mujeres se han popularizado, desafiando las barreras de género y demostrando que el ecuavóley es inclusivo y diverso.

Este sin duda es un deporte único que combina habilidades físicas, estratégicas y verbales. Su cancha de 9x18 metros, su balón de fútbol y sus reglas específicas lo convierten en un símbolo de Quito y del ingenio ecuatoriano.

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El ecuavóley se mantiene como una tradición viva que une a generaciones y comunidades, consolidándose como un ícono cultural que refleja el alma de la capital, traducida en un balón que vuela por el aire. (I)