Incendios, ráfagas y alta radiación aumentan en verano en Quito
Los días con más sol, noches y madrugadas frías, y las ráfagas de viento ya se perciben en el Distrito, por lo que varios organismos se alistan para evitar las emergencias más comunes de esta temporada.
En primer lugar están los incendios forestales. Ante la disminución de lluvias, la combinación de la radiación alta y el viento deja vulnerable a la vegetación y a los bosques secos.
Por ello, días atrás se identificaron los 38 puntos más propensos a posibles eventos de este tipo en la capital.
El mayor Jorge Sánchez, director de Operaciones del Cuerpo de Bomberos de Quito, cuenta que ya se ha atendido ese tipo de emergencias las últimas semanas. La mayoría de los incendios tiene su origen en actividades humanas como las quemas agrícolas o fogatas mal apagadas. Por eso los bomberos difunden mensajes de prevención para evitar que esos factores recurrentes se repitan cada verano.
En el 2020, los incendios forestales empezaron a incrementarse a finales de mayo. En ese mes ya se inició la época seca y alcanzó sus índices más altos en julio y agosto.
De enero a julio del año pasado se contaron más de 700 emergencias de ese tipo. Mientras que en lo que va del 2021, apenas superan las 200 (ver gráfico). Y esto se debe, en parte, a que la temporada se retrasó por una anomalía climática.
De acuerdo con los registros del Instituto Nacional de Meteorología e Hidrología (Inamhi), a lo largo del callejón interandino la época seca se desarrolla desde finales de mayo y termina en agosto.
Luis Maisincho, director de Estudios e Investigación Hidrometeorológica del Inamhi, explica que la época seca en Quito y toda la Sierra no necesariamente implica la ausencia total de lluvias, sino la reducción más prolongada de las mismas. Esas alteraciones, resalta, han sido comunes al menos en los últimos cinco años y han sido diferentes en cada sector de la urbe.
Por ejemplo, en el 2019 se registró el mayor déficit de lluvias en el sur de Quito y en el norte ocurrió lo mismo en el 2020. “No necesariamente la disminución de precipitaciones es similar en todo Quito”.
Las ráfagas de viento también son las causantes de pequeñas emergencias en estos meses y se presentan con esa intensidad por el aumento de temperatura, causado por un desequilibrio térmico.
La semana pasada, el Inamhi ya emitió una alerta de vientos fuertes entre el 21 y el 23 de julio. En este período y en varios sectores de la capital se reportaron ráfagas que agitaron árboles, techos de zinc, y que se percibían incluso a través de puertas y ventanas.
El jueves pasado, una valla publicitaria cedió al fuerte viento y cayó en una de las esquinas del parque La Carolina.
Guillermo Flores, analista de Pronósticos y Alertas Meteorológicas del Inamhi, indica que en Quito los vientos pueden alcanzar los 70 kilómetros por hora. Agrega que la última alerta se dio por un incremento de la presión en la Amazonía, que se trasladó hacia el callejón interandino.
Los bomberos afirman que las emergencias causadas por las ráfagas de viento no son tan comunes en Quito. Según Sánchez, en los últimos años solo han ocurrido incidentes pequeños como el desprendimiento de un techo en una cancha deportiva y caída de árboles. Por ello, aconseja que se aseguren bien las estructuras.
Según la Secretaría de Seguridad, el trabajo preventivo es continuo. Por el cambio en el titular de esa dependencia, la información solicitada por este Diario sobre las acciones para este año no fue enviada. La entidad indicó que los próximos días se darán a conocer los detalles del plan de prevención que se aplicará.
Los altos niveles de radiación no solo pueden producir incendios, sino también afectaciones en la piel y posibles cuadros de deshidratación.
En un día despejado, el ingreso de rayos ultravioleta es más fuerte entre las 10:00 y las 16:00 por lo que especialistas como Jorge Bonifaz recomiendan no exponerse al sol en ese horario.
Bonifaz es dermato – oncólogo y recomienda la fotoprotección física y química. La física contempla el uso de prendas que cubran la mayor parte del cuerpo; la segunda, el uso continuo de protectores solares.
Asimismo, recomienda la hidratación continua para tener una buena salud cutánea.
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