Putin anuncia un nuevo alto el fuego de 72 horas por el Día de la Victoria sobre la Alemania nazi

El presidente ruso, Vladímir Putin, ha proclamado un nuevo alto el fuego temporal de tres días con motivo del Día de la Victoria, el 80.º aniversario de la victoria aliada sobre la Alemania nazi. El Gobierno de Ucrania sigue exigiendo un cese de los ataques inmediato y de, al menos, 30 días, por eso no ha tardado de desconfiar de ese anuncio unilateral que ha calificado de “simulacro”. “Por decisión del comandante en jefe supremo, Vladímir Putin, y atendiendo a razones humanitarias, la parte rusa declara un alto el fuego desde la medianoche del 7 al 8 de mayo hasta la medianoche del 10 al 11 de mayo”, ha anunciado este lunes el Kremlin de forma unilateral, aunque con más margen de tiempo que en la última tregua temporal proclamada por Putin. Decidida por el dirigente ruso un par de horas antes de entrar en vigor y sin consultar a Kiev, aquella pausa decretada por la Pascua ortodoxa fue un fracaso en el que ambas partes se acusaron de lanzar miles de ataques a uno y otro lado del frente.
“Todas las operaciones militares [rusas] cesarán. Rusia cree que la parte ucrania debe seguir este ejemplo”, ha anunciado Moscú en su comunicado de este lunes. No obstante, si Kiev no secunda la decisión de Putin, Moscú advierte de que las fuerzas armadas rusas “darán una respuesta adecuada y eficaz”.
Las autoridades de Kiev consideran que el anuncio de Putin es una nueva cortina de humo para continuar con sus planes bélicos y desconfía de que Moscú quiera realmente un cese de las hostilidades. En este sentido, “si Rusia quiere realmente la paz, debe cesar el fuego inmediatamente”, ha señalado el ministro de Exteriores, Andri Sibiha, en un comunicado. “Por qué esperar al 8 de mayo? Si es posible cesar el fuego ahora, a partir de cualquier fecha y durante 30 días, entonces sería real, no solo un simulacro”, agrega el jefe de la diplomacia en respuesta al anuncio realizado por el Kremlin.
El ministro reitera que su país está dispuesto a “apoyar un alto el fuego duradero, creíble y total”, durante “al menos, 30 días”. Kiev lleva días defendiendo ese periodo de un mes, especialmente tras el cese de ataques que implantó de forma unilateral Rusia coincidiendo con la Pascua y que ambas partes se acusaron de violar.
La intención de Putin es convencer al líder estadounidense, Donald Trump, de que es un firme partidario de la paz, aunque sus acciones demuestren lo contrario. El dirigente ruso anunció la anterior tregua cuando el mandatario norteamericano amenazaba con abandonar la mesa de negociaciones. Una vez expiró aquella pausa en la medianoche del 20 al 21 de abril, las fuerzas rusas lanzaron un potente bombardeo sobre las ciudades ucranias.
La portavoz de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, ha mencionado este lunes esta nueva tregua, pero ha reiterado también que el presidente estadounidense ha dejado claro que está buscando un alto el fuego permanente.
El objetivo de Moscú es una paz que suponga la capitulación de Ucrania, y de este mensaje contradictorio ha quedado constancia en el anuncio del Kremlin de este lunes. “La parte rusa declara una vez más su disposición a entablar negociaciones de paz sin condiciones previas y encaminadas a eliminar las causas profundas de la crisis ucrania”, señalaba el comunicado.
Rusia dice no exigir ninguna condición previa para conversar con Kiev al mismo tiempo que se muestra intransigente y reclama que cualquier acuerdo “elimine” esas causas profundas. Este lunes, el ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, ha repasado en una entrevista concedida al diario brasileño O Globo los mínimos que Moscú no está dispuesto a negociar.
“Es imperativo el reconocimiento internacional de la propiedad rusa de Crimea y [la ciudad de] Sebastopol; de la república popular de Donetsk; de la república popular de Lugansk; y de las regiones de Jersón y Zaporiyia”, ha reiterado el jefe de la diplomacia rusa al mismo tiempo que enfatizaba que el Kremlin también exige “la desmilitarización [desarme] y desnazificación de Ucrania”, eufemismo del Kremlin para referirse al derrocamiento del Gobierno electo de Zelenski e imponer un Gobierno amigo.
Kiev y Moscú se disputan el Día de la Victoria
El Día de la Victoria, celebrado el 9 de mayo en Rusia, es la fecha más importante del putinismo. El Kremlin ha transformado en una exaltación militarista el que durante más de medio siglo fue un homenaje de hijos y nietos rusos a sus abuelos por haber sufrido y luchado contra la invasión nazi durante la Gran Guerra Patria, el frente oriental de la Segunda Guerra Mundial.
El aniversario de 2025 es una fecha redonda, ochenta años de la victoria sobre el Tercer Reich, y se ha convertido en otra disputa entre Rusia, Ucrania y Europa. Tanto Moscú como Kiev van a celebrar la efeméride [la república soviética de Ucrania fue junto a Bielorrusia la más devastada por la invasión nazi], y Volodímir Zelenski y Vladímir Putin pugnan por sus invitados.
El dirigente ruso aprovechará el desfile militar de la Plaza Roja de Moscú para demostrar que no ha quedado aislado pese al baño de sangre que ha desatado en el este de Europa y las sanciones occidentales. Así, el Kremlin espera la visita de al menos 19 líderes internacionales, entre los que figuran los presidentes de China, Brasil y Venezuela.
Además, Moscú también aguarda la visita simbólica de los mandatarios europeos díscolos en la solidaridad mostrada hacia Ucrania. La alta representante de la Unión Europea para asuntos exteriores, Kaja Kallas, ha reprendido al primer ministro eslovaco, Robert Fico, por anunciar que secundará a Putin.
La tregua también garantizaría a Putin un Día de la Victoria tranquilo en Moscú. Pese a que Ucrania no ha boicoteado esta festividad en tres años de guerra, la capital rusa se blinda con cañones antiaéreos e inhibidores electrónicos. El 3 de mayo de 2023, seis días antes de su celebración, el ejército ucranio atacó con un par de drones la cúpula de uno de los palacios del Kremlin sin provocar ningún daño reseñable.
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