Rusia y EE UU acuerdan “sentar las bases de una negociación futura” al concluir la primera negociación cara a cara sobre Ucrania
Estados Unidos y Rusia han negociado cara a cara por primera vez desde que Vladímir Putin ordenó la invasión de Ucrania, hace casi tres años. Las delegaciones encabezadas por el secretario de Estado estadounidense, Marco Rubio, y el ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, se han encontrado este martes en Riad para hablar sobre Ucrania y el futuro orden mundial que preparan sin la presencia de dos partes clave en el proceso: Kiev y la Unión Europea. Al concluir, han acordado “sentar las bases para la cooperación futura” entre los dos países, un proceso que esperan que suponga “una resolución exitosa del conflicto en Ucrania”, según un comunicado divulgado por el Departamento de Estado. Lavrov, por su parte, ha destacado como gran hito de esta reunión que las dos potencias nucleares restablecerán sus misiones diplomáticas en los dos países tras años de enfrentamiento.
El ministro de Exteriores ruso ha asegurado desconocer el supuesto plan de tres fases para Ucrania, que ha filtrado la cadena de televisión Fox News, aunque ha considerado “original e interesante” su propuesta: primero una tregua; segundo, la celebración de elecciones en Ucrania; y tercero, la paz. Sin embargo, esta propuesta ha provocado dudas entre los analistas del conflicto porque permitiría rearmarse a Moscú, Kiev no recibiría apoyo y los ucranios podrían ser forzados a elegir a un títere de Putin bajo la amenaza de más guerra.
Además, Lavrov también ha rechazado la propuesta de un contingente de paz europeo en suelo ucranio: “La aparición de tropas de los países de la OTAN, aunque sea bajo una bandera extranjera, la bandera de la Unión Europea o las nacionales, es inaceptable”.
El asesor de política exterior del Kremlin y segundo de la delegación rusa, Yuri Ushakov, se ha mostrado menos entusiasta sobre los resultados del encuentro. “Todavía es difícil hablar de un acercamiento entre las posiciones de Moscú y Washington”, ha declarado el alto cargo, aunque las más de cinco horas de reunión mantenidas, en su opinión, “no han ido mal”. Según la parte rusa, se ha tratado de un contacto preliminar y los equipos negociadores de Washington y Moscú abordarán la guerra de Ucrania “a su debido tiempo”.
El Departamento de Estado de EE UU ha publicado, por su parte, un comunicado en el que su portavoz Tammy Bruce revela que las dos potencias nucleares crearán un mecanismo de consulta nuevo para abordar “los problemas irritantes” en sus relaciones bilaterales y avanzarán hacia “la normalización” de sus respectivas misiones diplomáticas, reducidas en gran medida por las expulsiones de diplomáticos estos años.
La agencia estadounidense Bloomberg ha publicado que Trump y Putin podrían reunirse la próxima semana. Los contactos a distintos niveles se prolongan desde hace meses y algunos medios estadounidenses aseguran que ambos mandatarios se llamaron en secreto anteriormente, pero la negociación oficial ha comenzado este martes en torno a las 10.30 (8.30 en la España peninsular) bajo la atenta mirada del ministro de Exteriores saudí, Faisal bin Farhan Al Saud. Trump prometió en 2017 que sancionaría a su régimen por el violento asesinato del periodista Jamal Khashoggi, una figura que adquirió relevancia dentro de las miles de víctimas políticas en Arabia Saudí, pero ocho años después, lejos de ser castigada, Riad ha reforzado su influencia en la fragmentada comunidad internacional y en Occidente con sus inversiones en empresas estratégicas.
La negociación en la capital saudí ha venido acompañada de una multiplicación de mensajes rusos que inciden en la exclusión a la que someten a Europa en este proceso. El viceministro de Asuntos Exteriores ruso, Alexánder Glushkó, ha descartado desde Moscú la presencia de la Unión Europea en la próxima ronda de negociaciones con Estados Unidos y ha rechazado de manera tajante la propuesta de una misión de paz en Ucrania, uno de los elementos que han esbozado hasta ahora los líderes de los grandes países europeos, aunque con división respecto a si desplegarla o no. “La Federación de Rusia está en contra de las fuerzas de paz europeas en Ucrania; esto sería una escalada”, ha declarado el diplomático, que afirma no ver ninguna señal de acercamiento entre Rusia y Europa y ha exigido al bloque que no suministre armas a Kiev.
Euforia en Moscú
En Moscú no ocultan su euforia por las negociaciones. “Rusia toma nota de la reacción nerviosa de Occidente ante la histeria que están provocando los contactos ruso-estadounidenses”, declaró la portavoz del Ministerio de Exteriores ruso, María Zajárova, mientras las conversaciones de Riad seguían en curso.
El optimismo mostrado en público por las autoridades y la propaganda rusa contrastan con las supuestas intenciones de Trump sobre Ucrania. Moscú piensa que Kiev es una parte inalienable de lo que llama russki mir —el mundo ruso, un espacio más allá de sus fronteras que el Kremlin cree suyo, directa o indirectamente—, pero el presidente estadounidense desea que Ucrania le entregue el control de sus tierras raras, de sus hidrocarburos, de sus puertos y de otras infraestructuras para cobrarse el apoyo entregado estos años. Según el diario The Telegraph, Trump ha exigido al Gobierno de Volodímir Zelenski medio billón de dólares (477.200 millones de euros), una cifra que sería mayor en comparación que las reparaciones exigidas a Alemania tras la I Guerra Mundial.
El responsable económico de la delegación enviada por el Kremlin, el director del fondo soberano ruso, Kiril Dmítriev, ha mostrado la predisposición absoluta de su régimen para volver a hacer negocios con Washington y colaborar en su expansión en nuevas zonas estratégicas del planeta. “Rusia y Estados Unidos necesitan avanzar en proyectos conjuntos, incluido el Ártico”, manifestó antes de que comenzasen las conversaciones.
La batalla del Ártico
El Ártico será una de las próximas grandes batallas geoestratégicas entre las grandes potencias. El deshielo provocado por el cambio climático está abriendo nuevas rutas al comercio por el círculo polar que son mucho más directas y económicas que las actuales, y Trump ha reiterado en las últimas semanas que sus planes pasan por anexionarse Groenlandia para tener un pie en la zona.
El comunicado del departamento que dirige Rubio indica que Washington ha recogido el guante de Moscú. Entre los objetivos abordados este martes, ambas partes han acordado “sentar las bases para la cooperación futura en asuntos de interés geopolítico mutuo y oportunidades de inversión históricas que surgirán de una resolución exitosa del conflicto en Ucrania”.
“Los proyectos conjuntos harán que las economías rusa y estadounidense sean más exitosas”, ha declarado Dmitriev a las agencias de noticias rusas. Algunos medios cercanos al Kremlin (tanto públicos como otros afines) han difundido este martes, sin confirmación alguna, que varias empresas occidentales, como Coca-Cola o Zara, se plantean volver a abrir sus negocios en Rusia.
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