Ricky Rubio: “Esto no es un adiós, es un agradecimiento”

¿Dice adiós Ricky Rubio? El genial base ha publicado este jueves un mensaje rodeado de cierto enigma sobre su futuro: “Me tomé este año para reflexionar sobre mi carrera y mi vida, y me di cuenta de que si he llegado a donde estoy hoy no es por las asistencias que he dado, sino por las que he recibido. Esto no es un adiós, es un agradecimiento a todos los que me han ayudado en el camino”. Ricky parece sugerir que cuelga definitivamente la camiseta de tirantes a los 34 años después de acabar el pasado verano su última etapa con el balón en las manos, apenas unos meses con el Barcelona tras regresar de una baja para cuidar su salud mental. “Gracias por la asistencia”, se lee en el mensaje publicado junto a un listado de todos los equipos por los que ha pasado.
… I took this year to reflect on my career and my life, and I’ve realized that if I’ve gotten to
— Ricky Rubio (@rickyrubio9) June 5, 2025
where I am today, it’s not because of the assists I’ve given, but because of the assists I’ve received. This isn’t a goodbye, it’s a thank you to all the people who have helped me… pic.twitter.com/nzf8AQIlaa
Rubio dejó la selección española mientras estaba concentrado para el Mundial de 2023. “Mi mente se fue a un lugar oscuro”, contaría después el base catalán para explicar aquella desconexión. En enero de 2024 anunció que cerraba definitivamente su ciclo en la NBA tras jugar en Minnesota, Utah, Phoenix y Cleveland (712 partidos en 12 temporadas y 5.150 asistencias) y en febrero fichó por el Barça. Aquella última experiencia terminó con un gusto amargo. Ricky no fue Ricky en los 15 encuentros de ACB que disputó. “Me he sentido raro, he querido cambiar algunas cosas. Entrar en mitad de temporada no es fácil, mi forma de ser, más callado y no sentirme al 100%. No iba con ninguna expectativa, pero no he sido todo lo que esperaba”, contó aquel 2 de junio tras caer en las semifinales ligueras contra el Madrid en el Palau. En la mocha, 220 duelos ligueros y 813 asistencias.
Desde el verano Ricky ha madurado la decisión sobre su futuro, el adiós o la continuidad de un baloncestista único por su visión de juego y generosidad, base junto a José Manuel Calderón de la mejor generación española, un jugador y un hombre respetado por su legado tanto en la NBA, dentro y fuera de la pista, como en la selección, 159 veces internacional y ganador de siete medallas: oros europeos en 2009 y 2011 y mundial en 2019, plata olímpica en 2008 y bronces europeos en 2013 y 2017 y olímpico en 2016.

Es también un deportista diferente por su capacidad para visibilizar la importancia de la salud mental y para hablar a corazón descubierto sobre unos problemas que han marcado tanto o más su carrera que las dos roturas del ligamento cruzado de la rodilla izquierda (2012 y 2021). “He desarrollado un estrés crónico. Nunca le puse una etiqueta de depresión o trastorno de ansiedad”, comentó en su regreso al Barcelona; “en un momento de mi vida sentí que me tenía que alejar del baloncesto. Pasé mucho miedo. Me creí un cobarde. Pero por primera vez me prioricé, pensé en mí primero. Me he salvado yo. Estoy aquí, y ahora me mimo más y no soy tan autoexigente. El jugador se comió a la persona. Hay muchos grises en la vida y estoy aprendiendo a dibujar en gris”. La muerte de su madre en 2016 había sido otro duro palo en su vida. “Hay tantas voces aquí dentro que al final no sabes ni lo que quieres ni quién eres”, afirmó el pasado noviembre. Este miércoles asistió con la camiseta del Joventut y el número 4 de Pau Ribas al encuentro de la Penya ante el Tenerife en cuartos de la ACB en el Olímpic de Badalona.
Ricky soportó desde muy temprano el peso de la historia. Debutó en la ACB en 2005 con el Joventut con 14 años, 11 meses y 24 días, y con la selección española en 2008 con 17, ocho y 28. Veinte años después, parece que llega su última asistencia.
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