140 sitios recuperados en Guayaquil
Los murales están alrededor del mercado Montebello, de Guayaquil. Son coloridos, grandes y con gráficos de niños sonriendo. Cada imagen tiene la frase: “Yo vivo mi barrio sin drogas”.
Ese es el lema de la campaña social que la Policía Nacional activó en 2021, para recuperar los espacios públicos de la urbe porteña. La iniciativa tiene siete meses en vigencia y ya se conocen los primeros resultados. Según informes de los agentes, en ese tiempo en Guayaquil y zonas aledañas se han recuperado 1 140 espacios, como parques, plazas, lotes baldíos, callejones, entre otros.
La estrategia se ha concentrado en identificar focos utilizados por mafias o bandas delictivas para la venta y el consumo de drogas. Generalmente, estos espacios se encontraban olvidados y sin mantenimiento.
La Policía Comunitaria, a través de charlas con los moradores de sectores populares, empezó a realizar decenas de mingas vecinales para apropiarse de estos sitios considerados peligrosos.
Por ejemplo, en el Guasmo Sur se han realizado trabajos de limpieza en al menos cuatro parques y canchas deportivas. Los agentes comentan que para mantener alejados a los microtraficantes realizan patrullajes constantes.
Los moradores confirman también la recuperación de estos sitios, pero señalan que no es suficiente pues los consumidores y desconocidos se trasladaron a casas abandonadas o predios privados. Eso genera que la violencia no se detenga en este sector.
Las cifras de muertes violentas demuestran que los Guasmos son los barrios con más crímenes. Al igual que los distritos Portete, Sur y Durán (ver gráfico).
En otros barrios, como Sauces, la gente cuenta que a más de pintar y arreglar los juegos en los parques han pedido a la Policía que realice operativos de seguridad. En esta zona, los parques y canchas están en el centro de las casas y para acceder a estos hay que atravesar callejones angostos.
La Policía ha desplegado un grupo de agentes motorizados para custodiar estos sitios. Los vehículos no tienen acceso a estos centros deportivos.
La recuperación de los espacios públicos ha sido un trabajo en conjunto con la comunidad y el Municipio. Este último ha jugado un papel importante en los sitios con poca iluminación. En Bastión Popular, por ejemplo, en el bloque 9 la gente recibió varias luces para una cancha de futbol y juegos infantiles, en 2021. También se instaló una cámara de videovigilancia para monitorear.
Los moradores de este popular sector, en el norte de la ciudad, señalan que esos equipos sirvieron de mucho para evitar el consumo de drogas en las noches. Sin embargo, cuentan que el miedo a los líderes de bandas no desaparece. “A la cancha ya no llegan, pero hay sitios y bares en los que siguen vendiendo droga. Uno no puede decir nada porque enseguida nos amenazan”, señala un vecino.
Para evitar estos amedrentamientos y otros hechos de violencia, la Policía activó el año pasado más de 196 600 botones de seguridad. La gente alerta a los agentes a través de un número de teléfono que guardan entre sus contactos.
Parte de esta iniciativa se ha trasladado al distrito de Durán. Este cantón, cercano a Guayaquil, se convirtió en 2021 en uno de los lugares más peligrosos del país. Allí también se ha tratado de expandir la campaña para recuperar los espacios públicos.
En este cantón, la Policía detectó que las bandas intentaron imponer sus mensajes y resaltar a sus cabecillas a través de grafitis en paredes y canchas.
Por eso, en conjunto con el Cabildo empezaron a borrar y pintar sobre esos mensajes. Los agentes tienen informes con las fotos de los grafitis ilegales. Había gráficos de lagartos, perros y rostros de cabecillas asesinados. Incluso, en algunas partes de esta ciudad se destruyeron verdaderos templos de los jefes de bandas de sicarios. El Municipio y la Secretaría de Limpieza borraron todos esos mensajes negativos.
Ahora, la Policía realiza un trabajo para intervenir canchas que son utilizadas por las bandas para captar a menores de edad. Además, hay un plan para mejorar las condiciones de vida de personas que habitan en el cerro Las Cabras y El Recreo, los sitios más peligrosos de Durán.
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