Campaña para proteger semillas ancestrales
Alrededor de 10 semillas al día se pierden cada año en el mundo, según estimaciones de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura.
La cifra es alarmante y por eso miembros de la Red de Guardianes de Semillas del Ecuador idean estrategias para impedir que más granos desaparezcan. Realizan talleres, mapas, guías, recetarios, podcast. La última iniciativa creada es una campaña diseñada para evitar que 10 semillas ancestrales se extingan en el país. Entre esas están: la achira de bulbo (Canna edulis), miso (Mirabilis expansa), papayuelos (Vasconcellea spp.) y porotón (Erythrina edulis).
El miso, por ejemplo, es una planta herbácea perenne, con una raíz y tallo ricos en almidón. Su contenido proteico es mayor al de otras raíces y tubérculos andinos como la papa.
Los papayuelos -en cambio- son parientes cercanos de la papaya y por eso también se los conoce como papayas del monte. De acuerdo con una descripción publicada en la revista Allpa, era común ver a estos árboles en los huertos rurales y en los traspatios urbanos de ciudades como Quito, “pero su uso ha declinado considerablemente, al punto de haber desaparecido en algunas regiones”.
Esas semillas corren el peligro de desaparecer para siempre porque la gente, desde hace muchos años atrás, se alimenta a base de monocultivos agroindustriales.
A pesar de la diversidad de semillas en el país, en los menús de los ecuatorianos figuran los productos de siempre: arroz, papa, verde, pasta, y hay una fijación especial por un tipo de tomate y de lechuga.
Las personas desconocen que solo en Ecuador existe más de cinco variedades de lechuga. Además de la romana verde, hay una del tipo mantequilla que es un poco rojiza y otra con el nombre de lechuga tropical. Esta última es una planta grande; sus hojas son muy crujientes y poseen un sabor característico. Asimismo, hay un tomate púrpura, un ají dulce o un fréjol de chacra, con colores blanco, gris y negro.
Al momento -cuenta Javier Carrera, coordinador social de la Red de Guardianes de Semillas- hay un registro de alrededor de 3 000 variedades de semillas. 100 de esas -todas agroecológicas- figuran en un ‘Catálogo de Semillas’, al que pueden acceder personas de las diferentes provincias del país. Basta con ingresar a la página, seleccionar la variedad y dar clic en el botón de comprar.
Pero para conservar y nutrir el catálogo con más semillas, no basta con dictar cursos. Resulta indispensable buscar aliados que alerten sobre la presencia de una nueva planta o que difundan los beneficios nutricionales de esos alimentos; en esa lista están los chefs. Después de 18 años de arduo trabajo, la Red cuenta con guardianes en 16 provincias del Ecuador.
Al inicio eran cuatro amigos de Tumbaco los empeñados en conservar todas las variedades de maíz, por ejemplo, que existían en el país en los años 60. Ahora son cerca de 100 familias las que trabajan desde su lugar de origen para evitar que semillas como las mencionadas anteriormente desaparezcan o para estabilizar nuevas variedades.
Una de esas guardianas está en la Isla Santa Cruz, Galápagos. Se llama Maritza Castillo y desde hace cuatro años busca mantener un tipo de tomate, producto de la mezcla de un tomate cherry y un tomatillo típico de ese sector.
Karina Bautista, coordinadora de la Red en Galápagos, mencionó esta historia en el podcast ‘Semillas Ancestrales’, una producción de Radio Semilla, otra iniciativa de la Red de Guardianes.
Bautista destacó este caso porque la Isla Santa Cruz posee un microclima especial que complica la producción de tomatillo durante todo el año. La nueva variedad soporta los diferentes cambios de temperatura; crece a cielo abierto sin ningún problema.
“Maritza realiza una selección minuciosa por sabor”, menciona Bautista y añade que en las Islas armaron un banco de semillas con 100 variedades.
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