La ofensiva de Israel causa al menos 274 muertos en Líbano tras pedir la salida “inmediata” de civiles de zonas de Hezbolá
Una oleada inédita de bombardeos israelíes en Líbano ha matado en pocas horas de este lunes al menos a 274 personas, entre ellos, un mínimo de 21 niños, 39 mujeres y dos trabajadores sanitarios, y herido a más de 1.000, según el Ministerio de Salud Pública libanés. Es la jornada más letal en el país árabe desde el fin de la guerra civil en este país, en 1990, y un salto de Israel en intensidad que lo coloca al nivel de su invasión de Gaza. El ejército israelí había instado además en la mañana de este lunes a que los civiles libaneses que residen junto a posiciones de Hezbolá, donde ha intensificado los bombardeos, abandonaran sus hogares “de inmediato”. La ruta de la costa libanesa se ha colapsado con la salida de cientos de familias desde del sur que huyen de los ataques aéreos.
Además, este lunes por la tarde Israel ha vuelto a atacar Beirut con una operación selectiva sobre el barrio de Dahiye, bastión de Hezbolá, que tenía como objetivo al alto dirigente de la milicia Ali Karaki, jefe del frente sur, según ha informado a Reuters una fuente de seguridad, aunque se desconoce el resultado de la misma. Este se trata del segundo bombardeo sobre la capital libanesa desde el viernes pasado, cuando otro mató a al menos 14 personas, entre ellas dos jefes de las fuerzas de élite Radwan, Ibrahim Aqil y Ahmed Wahbi, en mismo suburbio beirutí.
“Si estáis ubicados en un edificio que pueda ser usado por Hezbolá, tenéis que salir del pueblo y no volver hasta que recibáis otro mensaje”, se escucha en la llamada de las Fuerzas Armadas de Israel que han recibido los residentes en sus teléfonos, en árabe y desde un número libanés. Han sido hasta 80.000, según la compañía de telecomunicaciones Ogero. Es la misma estrategia que las tropas han impuesto sobre la población de la franja de Gaza desde el comienzo de la guerra hace casi un año.
Solo en la mañana del lunes, la aviación ha bombardeado 800 objetivos en territorio libanés, han informado fuentes militares. Los aviones de combate israelíes centran sus objetivos en el sur de Líbano, en el valle de la Becá, y, más al norte, en el entorno de la frontera con Siria. El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, ha advertido que se avecinan “días complejos”, en un mensaje grabado tras reunirse en la sede militar de Tel Aviv con el ministro de Defensa, Yoav Gallant, y el jefe del Estado Mayor del ejército, Herzl Halevi. “Prometí que cambiaríamos el equilibrio de poder en el norte y eso es exactamente lo que estamos haciendo”, ha asegurado. También se ha dirigido a la población libanesa: “La guerra no es contra vosotros, es contra Hezbolá. Os ha estado usando demasiado tiempo como escudos humanos, pone cohetes en vuestros salones y misiles en vuestros garajes”, les ha dicho. Ha finalizado asegurándoles que podrán volver “sanos y salvos a sus hogares” cuando la operación termine.
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SIGUE LEYENDOUna nueva fase de la guerra
Las imágenes de los ataques y los puntos a los que han llegado muestra su intensidad, inédita desde los primeros enfrentamientos, en octubre de 2023, y con Hezbolá diezmada por los ataques de la pasada semana. Unos y otros hablan ya de una “nueva fase de la guerra”. De las decenas de proyectiles que Hezbolá ha lanzado en las últimas horas, algunos han logrado impactar en el noreste de Israel, aunque las autoridades no han informado de víctimas. Las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) sí han cuantificado en 180 los cohetes disparados por el partido-milicia que han impactado en territorio israelí.
Por primera vez en lo que va de guerra, los misiles de Hezbolá han golpeado en distintas zonas de Cisjordania, territorio palestino bajo ocupación israelí donde viven asentados ilegalmente más de medio millón de colonos judíos, admiten fuentes citadas por la prensa local de este país. Alguno de esos proyectiles han sobrevolado más de un centenar de kilómetros sin ser interceptados por las defensas antiaéreas israelíes. Algunos vídeos muestran columnas de humo en Cisjordania y algún vehículo con matrícula palestina dañado.
“Estamos esperando el pirateo de plataformas y canales, como parte de la guerra psicológica”, ha declarado en una rueda de prensa el ministro libanés de Comunicaciones, Ziad Makary. Los portavoces castrenses israelíes han emitido mensajes en hebreo y árabe en redes sociales pidiendo a los libaneses que se marchen de lugares que pueden ser considerados objetivos militares. Buscan la mayor difusión e impacto posible.
“Residentes de las aldeas libanesas, los ataques son inminentes: ¡Evacuen inmediatamente las casas donde Hezbolá ha escondido armas! Hezbolá os miente y os sacrifica. Hezbolá dice que ustedes son su entorno y que son su gente, pero parece que sus cohetes y aviones no tripulados son más preciosos y más importantes para ellos que ustedes”, ha señalado Avichay Adraee, portavoz en árabe del ejército israelí en un mensaje a través de X (antes Twitter).
Las imágenes captadas por los fotógrafos desplegados en el sur de Beirut, la capital, muestran colas interminables de vehículos que abandonan la zona hacia el norte para escapar de la violencia. También hay atascos en Dahiye. El ministro del Interior, Bassam Mawlawi, ha informado de que han empezado a abrir centros escolares para afrontar el “gran desplazamiento” de personas que se prevé. El ministro de Sanidad, Firas al Abiad, ha informado de que los heridos están siendo atendidos en 27 hospitales.
La tensión se ha disparado entre los dos países tras una semana frenética de ataques en Líbano que han causado decenas de muertos y miles de heridos. Por un lado, entre el martes y el miércoles estallaron cientos de buscas y walkie-talkies que los hombres de Hezbolá emplean para comunicarse, una operación atribuida a los servicios secretos de Israel en el exterior, el Mosad. Posteriormente, el viernes, un bombardeo israelí mató en Beirut a un alto mando de la milicia libanesa, Ibrahim Aqil, y a medio centenar de personas, entre ellas, otros integrantes del grupo. Hezbolá, a través de su máximo jefe, Hasan Nasralá, prometió un “justo castigo” y retó a Israel a invadir Líbano, pero admitió la gravedad inédita del golpe para la organización.
La misión de paz de la ONU en el Líbano (FINUL) ha advertido en un comunicado que los ataques contra la población civil “pueden constituir crímenes de guerra” y ha trasladado a ambos países la “urgente necesidad de reducir la escalada” y alcanzar una solución diplomática. Para ello, el comandante de los Cascos Azules en el Líbano, el general español Aroldo Lázaro, ha estado en contacto con las partes libanesas e israelíes. “Se están realizando esfuerzos para reducir las tensiones y detener los bombardeos”. “Cualquier nueva escalada de esta peligrosa situación podría tener consecuencias devastadoras y de gran alcance, no solo para quienes viven a ambos lados de la Línea Azul [la divisoria entre el Líbano e Israel], sino también para la región en general”, ha advertido la misión de paz en la nota.
Ya el pasado 15 de septiembre, aparecieron panfletos en el sur de Líbano como los que el ejército lanza sobre Gaza. Era la primera vez que eso ocurría y, poco después, el ejército de Israel dijo que no tenía en marcha ninguna operación para evacuar a población libanesa. Añadió que se había abierto una investigación después de que, sin autorización, una de sus unidades hubiera dispersado los avisos. Para entonces, su publicación había corrido como la pólvora en medios de comunicación y redes sociales.
Con anuncios como el de este lunes, Israel despliega en el país vecino la misma estrategia que puso en marcha en Gaza desde el comienzo de la actual guerra el pasado 7 de octubre. En la Franja habitan en torno a 2,3 millones de personas y la inmensa mayoría han tenido que dejar sus hogares en una o varias ocasiones. El derecho internacional humanitario prohíbe expresamente este tipo de movilizaciones forzosas, aunque su finalidad sea atacar lugares en los que se encuentran milicianos armados, como justifica Israel. Pese a su insistencia en que su objetivo en Gaza es Hamás, la mayoría de los más de 41.000 muertos de los últimos 11 meses son mujeres y niños, según fuentes sanitarias de la Franja, donde gobierna el grupo islamista.
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