De figuras en Barcelona SC, Emelec, Liga de Quito y otros clubes a trabajar de albañiles en Nueva York
La historia de David Cholito Quiroz y Koob Hurtado es una que resuena con muchos migrantes ecuatorianos que, en busca de un futuro mejor, deciden dejar atrás la comodidad de su hogar y aventurarse en un nuevo país.
Ambos, apasionados futbolistas que alguna vez brillaron en la serie A del Campeonato Nacional, ahora enfrentan una realidad muy diferente en la bulliciosa ciudad de Nueva York.
Quiroz, de 41 años y exvolante, tenía una carrera prometedora. En 2011 lucía con orgullo la camiseta de la selección ecuatoriana en la Copa América.
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Su talento lo llevó a jugar en equipos destacados, como El Nacional, Barcelona Sporting Club, Emelec, Liga de Quito y el Atlante de México. Sin embargo, la inseguridad y la inestabilidad económica en su país lo empujaron a tomar una decisión drástica: migrar a Estados Unidos.
En una entrevista con Univision 41, Quiroz, quien formó parte del equipo torero de los $ 10 millones en el 2008 y de la era más estable a nivel financiero que tuvieron los azules con el empresario Nassib Neme, explica que su principal motivación no fue la economía, sino la tranquilidad para su familia.
“Tengo cuatro hijos. La situación en el país es bastante difícil por cualquier lado. Incluso tengo compañeros que están activos, teniendo un buen sueldo, y quieren venirse”, señaló.
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Ahora, el oficio de la construcción, que ha sido parte de su familia por generaciones, se ha convertido en su nueva profesión, una que ejerce con orgullo y dedicación.
Por otro lado, Koob Hurtado, quien fue defensa de Deportivo Cuenca y la Liga de Quito, colgó los botines en 2019. La inestabilidad financiera en el balompié tricolor, donde los salarios pueden variar drásticamente y los pagos se retrasan constantemente, lo llevaron a buscar una vida más estable en Nueva York.
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Hurtado señala que en Ecuador un futbolista de equipos de media tabla gana entre $ 1.000 y $ 3.000 al mes, mientras que en la construcción en Nueva York los ingresos pueden ser el doble o incluso el triple.
A sus 38 años, el esmeraldeño trabaja en la construcción, pero no ha dejado atrás su pasión por el fútbol. Participa en ligas amateur y entrena a un grupo de niños, transmitiendo su amor por el deporte a la nueva generación.
La decisión de Quiroz y Hurtado de migrar a Estados Unidos refleja la realidad de muchos deportistas que, a pesar de su éxito en el campo, enfrentan desafíos económicos y de seguridad en sus países de origen.
Su historia es un testimonio de resiliencia y adaptación, de cómo dos hombres que alguna vez destacaron en el fútbol ahora encuentran un nuevo propósito y una vida mejor en la Gran Manzana. (D)
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