La ansiedad generalizada requiere de psicofármacos
Taquicardia, respiración acelerada, sudoración excesiva y la sensación de que la vida se acaba son algunos de los síntomas que presentan las personas que sufren de ansiedad.
El número de hombres y mujeres afectadas por esta patología -según Fernando Cornejo, psiquiatra y docente de la Universidad Tecnológica UTE- se incrementó notablemente durante la pandemia provocada por el nuevo coronavirus. “Hay estudios que hablan del doble de casos”.
A inicios de la emergencia sanitaria -finales de diciembre del 2019-, la Organización Mundial de la Salud (OMS) y expertos de diferentes países del mundo advirtieron sobre los problemas de salud mental que podrían generar el confinamiento y la pandemia, y seis meses después de que esta última fuera declarada los primeros estudios los confirmaron.
La investigación ‘Salud mental y resiliencia en adultos jóvenes de Suramérica durante el aislamiento por la pandemia’ mostró que, en Bogotá, por ejemplo, el 46,9% de los hombres y el 56,3% de las mujeres presentaban niveles altos de ansiedad.
En cuanto a depresión, el 17% de las personas encuestadas sufrían de niveles severos, el 22% moderados y el 29% ya se sentían en dicho estado. Los estudios se realizaron en Perú, Argentina y Colombia.
Otro estudio, publicado en la revista Journal of Affective Disorders, menciona que hasta un 65% de la población habría desarrollado ansiedad o cuadros depresivos por culpa del confinamiento.
La ansiedad -explica Cornejo- se clasifica en dos: normal y generalizada. “Todos los días podemos tener una dosis pequeñita de ansiedad y eso es normal”. Es lógico que los seres humanos suden excesivamente o respiren aceleradamente ante ataques reales o imaginarios.
Se torna generalizada cuando esos síntomas, más los ataques de pánico, se extienden por hasta seis meses, impidiendo que las personas cumplan con su vida normal.
Cuando aquello sucede es necesario visitar a un especialista: psicólogo o psiquiatra. La falta de una guía especializada aumenta el riesgo de sufrir cuadros de depresión, problemas para conciliar el sueño, dolor de cabeza, aislamiento y más. Hay personas que incluso terminan suicidándose.
Para reducir el impacto de los síntomas es necesario mantenerse activo; el ejercicio y meditación, por ejemplo, son aliados de una buena salud mental. Adicional, se sugiere una dieta rica en ácidos grasos saludables y en frutas y vegetales. Estos últimos alimentos poseen antioxidantes, cuya función es la de controlar la producción de radicales libres, responsables del envejecimiento celular. Las actividades recreacionales también son fundamentales.
Los expertos mencionan que, para ahuyentar al estrés, que también aumenta el riesgo de padecer de ansiedad, es necesario tener tiempo para recrearse, estudiar y trabajar.
Cuando una persona es diagnosticada con trastorno de ansiedad, menciona el psiquiatra Cornejo, puede recibir tratamiento con psicofármacos (benzodiacepinas, ansiolíticos o hipnóticos). Antes de recetar, será necesario determinar las causas que provocan esa ansiedad generalizada.
Hay personas que están más predispuestas que otras a padecer ansiedad por un tema genético, pero el estrés crónico también puede desatar esta patología. Las personas que han sufrido depresión tienen más posibilidades desarrollar esa ansiedad generalizada, explica el experto.
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