Médicos bajan el ritmo de trabajo en salas de covid-19
Los hospitales reportan una caída en la ocupación de las camas de los pacientes de covid-19, desde julio pasado. En las terapias intensivas, el porcentaje oscila entre 23% y 61%. Un mes atrás varió entre el 52% y 81%, en la red pública y privada. La vacunación -dicen los galenos- incidió en esta reducción. Cuatro galenos cuentan sus vivencias.
“El reto es fortalecer la prevención”: Carina Coronel Pazos – Neumóloga del IESS Quito Sur
Durante estos meses hemos enfrentado experiencias malas y buenas. En el primer grupo está, sin duda, la muerte de los pacientes y las angustiantes despedidas de sus familiares. Unos cuantos fallecieron en medio de la soledad.
Además, dolió constatar que tenemos un sistema de salud poco preparado para afrontar los casos. No obstante, esto se matizó con el trabajo diario del personal de salud, que laboramos en equipo. Se luchó incansablemente por toda la gente que recibimos. Ahí, la verdadera vocación salió a la luz. Otra alegría que sentimos fue la recuperación de muchos de los ciudadanos. Afortunadamente, en las últimas semanas he notado una tendencia a la baja: cerca del 10% menos en ingresos hospitalarios y pacientes internados.
Pese a que sentimos esperanza, es absolutamente necesario que los profesionales, que enfrentamos el miedo y la incertidumbre, no enviemos una visión distorsionada de una experiencia que aún no acaba. Lo que estamos viviendo es una pausa, debido a la aplicación masiva de vacunas. Por ello el reto es fortalecer la cultura de prevención con el distanciamiento y la protección personal: uso de mascarilla y prácticas permanentes de higiene. No podemos permitir que la enfermedad se reactive.
“Aprendimos más sobre el paciente grave”: Manuel Jibaja – Jefe UCI del H. Eugenio Espejo
Desde el primer día de septiembre, la sala UCI del hospital regresó a ser un área de atención a pacientes graves con diferentes patologías; no covid-19. Para nosotros, ese día es histórico, después de 18 meses de trabajo por la pandemia. Fuimos la casa de salud que acogió al primer contagiado en Quito; fue un domingo 9 de marzo. En esas épocas hubo mucho temor; no se sabía la capacidad de contagio del virus y hubo mucha desinformación. Pese a ello, y de forma veloz, en el hospital tuvimos que actuar para atender a los infectados. Implicó que se armen equipos con profesionales médicos que no habían tratado este tipo de casos, como ginecólogos, traumatólogos, entre otros. Fue difícil, pero nos organizamos y nos acoplamos mejor. Así nos enfrentamos a cientos de pacientes que requerían mucha atención. Por ejemplo, todos necesitaban ventiladores y tenían sus órganos inestables, por lo que tuvimos que estar muy alerta. Por eso creemos que hemos aprendido mucho. Además, hemos recibido las buenas vibras de los familiares de los pacientes internados. Hacían oraciones diarias y hubo mucha solidaridad. Eso nos ha llenado de alegría y nos ha obligado a repensar más a profundidad sobre la atención que damos al paciente grave.
“La vacunación fue acertada; cerramos áreas”: Yant Contreras – Neumólogo del H. de Calderón
Cuando se saturó el sistema de salud pública nos vimos en la necesidad de abrir un área covid. Primero fue en emergencias; luego, en las áreas clínicas. Así terminamos siendo un hospital que recibía a diario a pacientes contagiados (88 diarios en hospitalización en los meses más intensos de la pandemia). Durante estos meses de trabajo experimenté situaciones tristes. Lo más duro fue en un turno -hace años que no hacía uno-, una contagiada me tomó del equipo de protección personal y me dijo: “no me deje morir”. Recuerdo que la señora estaba muy agitada; no podía respirar muy bien. En ese momento casi ‘tiro la toalla’. Fue un momento impactante, por lo que llegué a la casa, me cambié de ropa y me tranquilicé. Al siguiente día, logramos trasladarla a una cama en cuidados intensivos. Un mes y medio después regresó a nuestras áreas y salió con vida. Eso me llenó de alegría.
También, nos llenaba de emoción ver la actitud y la lucha de los pacientes. Unos nos pedían consejos para recuperarse y los seguían minuciosamente, ya que no querían morir.
En estas últimas semanas, la situación ha mejorado. La vacunación fue 100% acertada. Por ello, pudimos cerrar las áreas covid-19 y retomar la atención en consulta externa para tratar a quienes lo necesitan.
“Retomamos la atención de otras patologías”: César Delgado Viteri – Jefe Neumólogo H. Metropolitano
Hace un año y medio no sabíamos las complicaciones de esta enfermedad; había muchas dudas acerca de ella, por lo que el reto que nos planteamos fue aprender ‘a contrarreloj’ sobre cómo podíamos tratar a los pacientes. A esto se suma que debíamos cuidarnos más, porque teníamos temor de contagiar a nuestras familias. Fueron días intensos, trabajamos más de 15 horas. Pese a ello, logramos organizarnos, ya que nos enfrentamos a casos muy graves, es decir, personas que peleaban por su vida. Eso nos llenaba de aliento para seguir adelante.
Por ejemplo, hubo infectados que llegaban con necesidad de ventilación o de oxígeno; muchos eran ciudadanos menores de 30 años, por lo que tratamos de atenderlos de forma oportuna. Afortunadamente, los casos se han reducido y podemos retomar las consultas a los otros pacientes que lo requieren. En definitiva, podemos retomar nuestras otras actividades médicas; y a la par, atendemos a aquellas que tienen secuelas
por el coronavirus.
Una de las experiencias más bellas la viví en la última semana. Logré entregar el alta a una persona de 63 años. Ella estaba tres meses hospitalizada y tuvo que superar muchas complicaciones; salimos adelante. Esas anécdotas nos llenan el corazón.
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