Riesgo país trepó 602 puntos en poco más de un mes, empujado por la incertidumbre política y la especulación

Riesgo país trepó 602 puntos en poco más de un mes, empujado por la incertidumbre política y la especulación

A tres días de la primera vuelta electoral el Gobierno celebraba como un logro de su administración que el riesgo país alcanzó su nivel más bajo en más de dos años, al ubicarse en 901 puntos básicos, el pasado 6 de febrero. Ahora la realidad es otra: el indicador subió aceleradamente hasta situarse en 1.503 puntos, el 12 de marzo, de acuerdo con datos del Banco Central.

Se trata de un incremento de 602 puntos que, según analistas consultados, es principalmente una consecuencia de la incertidumbre por saber quién ganará el balotaje presidencial del 13 de abril, entre el presidente Daniel Noboa y la candidata del correísmo Luisa González. Tras los resultados preliminares de la primera vuelta el riesgo país escaló de 903 a 1.162 puntos.

El riesgo país es una suerte de termómetro que mide las expectativas de los mercados internacionales ante la capacidad que tiene un país para honrar sus obligaciones. Se evalúan elementos económicos y políticos. Mientras más alto sea el puntaje, se supone que hay más riesgo de impago.

El panorama empeoró con la polémica entorno a la cuestionada concesión del campo Sacha, que no se consumó porque el Gobierno desistió de firmar el contrato de participación con el consorcio Sinopetrol -al que se adjudicó la operación del bloque petrolero- debido a que las compañías Petrolia y Amodaimi Oil Company no cumplieron con el pago de la prima de $ 1.500 millones dentro del plazo que impuso el mandatario.

El sábado 1 de marzo se conoció que la noche previa se había adjudicado Sacha al consorcio chino canadiense Sinopetrol, lo cual avivó el rechazo de los grupos de oposición. En pleno feriado, las autoridades explicaron los beneficios del contrato, pero aumentó el rechazo. El 5 de marzo, el presidente le dio plazo a Sinopetrol hasta las 21:00 del 11 de marzo para pagar la prima de entrada de $ 1.500 millones y eso no se dio, así que ya no se firmará el contrato de participación.

En ese contexto, el riesgo país marcó 1.378 puntos el 28 de febrero, subió a 1.416 puntos el 5 de marzo, creció a 1.561 el 10 de marzo y al día siguiente cerró en 1.557 puntos. Para el 12 de marzo estaba en 1.503 puntos.

El economista Santiago Mosquera, decano de la Escuela de Negocios de la Universidad de las Américas (UDLA), señala que los inversionistas inicialmente confiaban en la reelección de Daniel Noboa y que continúe con su política económica, apertura a mercados y el buen relacionamiento con el Fondo Monetario Internacional (FMI).

Pero el hecho de que no ganara en la primera vuelta y haya un empate técnico con Luisa González -además que las fuerzas políticas de ambos se repartirán casi en partes iguales la Asamblea Nacional- provocó incertidumbre y que “tenedores de deuda decidan salir de sus posiciones, es decir, vender la deuda externa que tiene el Ecuador”.

“Empiezan a caer los precios de la deuda y, por ende, a subir el nivel de rentabilidad de esos bonos, dando como resultado una subida en el riesgo país”, explica Mosquera, al tiempo de anticipar que en las actuales condiciones se torna complicado prever que Ecuador este año tenga la posibilidad de salir a los mercados internacionales en busca de financiamiento por $ 1.500 millones, a través de emisión de bonos, como lo estimó el FMI.

Ve el episodio de Sacha como “un lamentable error, en medio de una campaña presidencial bastante corta” y le podría costar votos a Noboa.

Y considera que los mercados hubiesen visto con buenos ojos la concesión de un campo petrolero importante que le genere al Gobierno cierto grado de liquidez. Sin embargo, esa operación se tornó riesgosa e inestable por la actuación del Ejecutivo con este tema, la fuerte oposición de diferentes sectores y el anuncio del correísmo de deshacer el contrato en caso de ganar las elecciones.

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El comportamiento de los tenedores de deuda es un factor de especulación que juega de manera importante a favor de ellos y en contra del Estado, porque impacta en las altas tasas de descuento que se impone para los flujos internacionales, observa el economista Andrés Albuja, presidente de la firma AAA Alfa, y comenta que la especulación, en algunos casos, “puede ser creada”.

“Hay especulación en los mercados, es decir, una incertidumbre de quién será el próximo presidente”, pero aclara que la alta volatilidad del riesgo país no es una situación exclusiva de ahora, sino que se arrastra desde años atrás.

“El promedio del riesgo país de Ecuador en los últimos 25 años por dolarización ha estado en promedio de 1.000 puntos, es decir, ahora tenemos un riesgo país 40 % más alto que el promedio histórico”, analiza.

En las condiciones que atraviesa Ecuador, con más de 1.500 puntos de riesgo país, tendría que pagar una tasa de descuento del 20 %. “Es carísimo. Entonces, claro, es un tremendo negocio para los inversionistas. Recordemos que quienes están dentro de estas inversiones, como tenedores de bonos, son siempre personas vinculadas a grandes grupos económicos y financieros”, menciona Albuja

Añade que no solo lo de Sacha se ha visto afectado por la coyuntura electoral, sino también ha influido en las demoras para cerrar la renegociación de contratos con las compañías telefónicas, por ejemplo.

Los expertos consultados coinciden en que el incremento del riesgo país es un efecto político y no por el deterioro de indicadores económicos, puesto que el precio del petróleo no se ha derrumbado, la recaudación de impuestos es alta, hay superávit comercial, entre otros.

De aquí que Albuja y Mosquera concuerdan en que hasta que se definan las elecciones del 13 de abril es poco probable que el riesgo país baje significativamente. (I)