El divorcio en directo entre Trump y Musk provoca un terremoto en el movimiento MAGA

El divorcio en directo entre Trump y Musk provoca un terremoto en el movimiento MAGA

El explosivo divorcio en directo entre el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y el que hasta hace nada solía ser el “Primer Amigo”, Elon Musk, provocó este jueves un terremoto en la derecha estadounidense y, especialmente, en los márgenes del movimiento MAGA (Make America Great Again), cuyos principales líderes cerraron filas en torno a Trump. La manifestación de apoyo la lideró el ideólogo nacionalpopulista Steve Bannon, que ha tenido en el pasado encontronazos con el hombre más rico del mundo. Bannon llegó a sugerir la deportación de este de Estados Unidos.

La bronca personal entre Trump y Musk, que dejaron pocos trapos sucios por sacar a la plaza pública de las redes sociales, llegó solo seis días después de que el primero despidiera al segundo con un elogioso acto en el Despacho Oval, en el que, literalmente, le dio las llaves de la Casa Blanca, un lugar en el que más de una vez el multimillonario se quedó a pasar la noche. La demostración pública de afecto tuvo lugar cuando se cumplían 130 días de la toma de posesión del presidente, tiempo que fija la ley como límite para los empleados gubernamentales especiales, categoría en la que la Casa Blanca situó al magnate de origen sudafricano, cuando este aceptó ponerse al frente de esa motosierra del gasto público llamada Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE).

Esa dedicación, que se llevó por delante varias agencias federales y provocó el despido de decenas de miles de funcionarios, convirtió a Musk en un villano para los demócratas y en un héroe para el movimiento MAGA. Esa luna de miel también se terminó este jueves, mientras el magnate perdía decenas de miles de millones de dólares con cada nuevo insulto y se exponía a posibles represalias del inquilino de la Casa Blanca más rencoroso que se recuerda.

Cuando el empresario anunció la semana pasada su adiós definitivo de Washington, ya había hecho público su desacuerdo con la “gran y hermosa ley” fiscal que los republicanos están tratando de sacar adelante en el Congreso con la presión de Trump y los suyos, que consideran esa iniciativa como parte esencial de su agenda. Musk ha ido desde entonces elevando el tono en la expresión de su disgusto sobre esa norma, hasta el punto de escribir este martes en X, red social de la que es propietario, que la considera “una abominación repugnante”, “repleta de gastos superfluos”.

Fue la pregunta de un reportero sobre esas críticas, lanzada durante una comparecencia conjunta con el canciller alemán, Friedrich Merz, la que provocó este jueves el inicio de hostilidades. El presidente dijo que se sentía “muy disgustado y sorprendido” por esos comentarios de Musk, y los achacó a que Tesla, su negocio de coches eléctricos, salía perjudicado en la última redacción de la norma, que, según la Oficina Presupuestaria del Congreso, puede provocar un aumento del déficit de 2,4 billones de dólares.

Escalada de ataques personales

Ahí empezó una escalada verbal y de testosterona que incluyó acusaciones a Trump de decir “mentiras”, amenazas de este de cortar “todos los contratos gubernamentales a Elon” y un mensaje del magnate en el que presumía de haber hecho que el republicano ganara las elecciones: “Sin mí, los demócratas controlarían la Cámara de Representantes y los republicanos tendrían 51-49 en el Senado [en lugar de la actual composición, 53-47] ¡Cuánta ingratitud!”.

Cuando el presidente dijo que Musk renunció porque aquel se lo pidió, y en vista de que la ocurrencia de ponerlo al frente de DOGE estaba “agotándose”, llegó lo que el empresario, que llevaba todo el día en X arremetiendo contra la “gran y hermosa ley”, definió como “la bomba más gorda”: “@realDonaldTrump figura en la lista Epstein. Esa es la verdadera razón por la que no se ha hecho pública”.

Y ahí, Musk pinchó en hueso MAGA. La “lista Epstein” hace referencia a la nómina de nombres apuntados en una libreta negra por el millonario Jeffrey Epstein, que murió en una celda de Nueva York, según la policía, porque se suicidó, cuando esperaba su juicio por tráfico sexual de menores, delitos que presuntamente salpicaban a hombres muy poderosos. La extrema derecha conspirativa estadounidense ha fabricado una buena cantidad de bulos en torno a esa lista y a por qué las autoridades se niegan a hacerla pública, así que verla empleada contra su líder fue un giro de guion que pocos esperaban, por más que haya fotos y vídeos de Trump con Epstein de la época en la que se trataron.

Elon Musk, junto a Trump, en un mitin en Butler, Pensilvania, el 5 de octubre de 2024. En Julio de ese año, Trump sobrevivió a un atentado en ese lugar.

El regreso del republicano a la Casa Blanca generó la expectativa que había llegado el momento de la verdad, y la fiscal general, Pam Bondi, sobreactuó tanto, invitando a Washington a una quincena de influencers con los que compartió una información decepcionante, que provocó el enfado de destacadas figuras MAGA cuando la desclasificación de documentos, en su mayor parte, ya conocidos, los dejó con ganas de más. Por descontado, aquello abonó aún más teorías de la conspiración.

Acusación sin pruebas

Musk, conocido propagador de bulos, no ofreció ninguna prueba de sus acusaciones, pero vaticinó en otro tuit que el tiempo le daría la razón. Ya estaba del todo desatado para cuando el mundo se frotaba los ojos ante el cruce de golpes bajos, como quien asiste a la pelea a la puerta de un bar, y las acciones de Tesla se desplomaban (un 14%). Le bastó el gesto de rebotar un mensaje para que sus más de 220 millones de seguidores asumieran que estaba pidiendo la destitución de Trump.

El post original, del influencer Ian Miles Cheong, decía: “El Presidente Vs. Elon. Apuesto por Elon. Trump debería someterse a un juicio político (impeachment) y [el vicepresidente] J. D. Vance tendría que sustituirlo”. En su retuit, Musk escribió simplemente “sí”, aunque no estuvo del todo claro si se refería a la parte de la apuesta de Cheong o, lo más probable, a la del impeachment. Sea como sea, el mensaje trajo una nueva teoría conspirativa a los dominios MAGA, según la cual, atentos, Silicon Valley está detrás de todo esto para lograr colocar al títere Vance, cuya carrera empezó en el entorno de las grandes empresas tecnológicas, un mundo en el que conserva vínculos.

Musk, en su afán de tener la última palabra, publicó una encuesta en X, en la que preguntaba por la conveniencia de fundar un tercer partido, distinto del demócrata y del republicano. Una formación que represente, propuso, a ese “80%” de la población “que se sitúa en el centro”. A las 21:30, hora de Washington (3:30 en la Península española) el sondeo se acercaba a los 3,5 millones de votos, y ocho de cada 10 participantes apostaban por la fundación de esa alternativa.

El Tesla que Musk vendió a Trump, aparcado en el recinto de la Casa Blanca, este jueves.

Mientras los demócratas, necesitados de estímulos tras meses sin levantar cabeza, sacaban las palomitas en el microondas, los memes se multiplicaban: “¿Quién se quedará con la custodia de [el locutor líder de la machosfera] Joe Rogan?”, se preguntaba uno. La agencia Reuters publicaba una fotografía del Tesla que Musk le vendió al presidente aún aparcado en la Casa Blanca, y el rapero Kanye West terciaba en el asunto. “Hermanooooos, nooooo, por favor. Os queremos tanto a los dos”, puso el rapero en un tuit en el que intercaló ese emoji en el que dos siluetas se abrazan.

Otras destacadas figuras del movimiento MAGA también se lanzaron al ruedo. Laura Loomer, influencer de extrema derecha, defendía a Trump, y Charlie Kirk, proselitista del voto juvenil, se felicitaba por la “bendición de tenerlo como presidente”. Bannon, por su parte, declaró a The New York Times que las autoridades migratorias deberían investigar el estatus de Musk, que tiene la nacionalidad estadounidense desde hace más de una década. “Estoy plenamente convencido”, aclaró Bannon, “de que es un inmigrante ilegal y que deberían deportarlo”.

Tanto Bannon como Loomer ya protagonizaron en diciembre pasado un enfrentamiento público con el hombre más rico del mundo a cuenta de los visados (H-1B), de los que las empresas tecnológicas se sirven para reclutar empleados ―como, en los noventa, el propio Musk―. La extrema derecha racista considera que deberían limitarse, y que lo contrario iría en contra de los intereses de los trabajadores nacionales y de la cruzada antiinmigración Trump.

Desde la derecha, Donald Trump, Elon Musk y Steve Bannon, en la Casa Blanca en 2017

Este, que aún no había consumado su regreso al poder, salió en defensa del empresario. Fue hace seis meses que más bien parecen una eternidad. Musk parecía entonces intocable, y el idilio entre ambos grandes hombres con un ego aún más grande se antojaba indestructible, por más que en Washington la apuesta favorita fuera sobre cuánto duraría esa relación.

Este jueves llegó la respuesta: ha aguantado exactamente 136 días. Los que pasaron entre la toma de posesión de Trump y el explosivo divorcio en directo de la extraña pareja política.