Intriga e incertidumbre marcan el juicio a Donald Trump que duraría dos semanas

Intriga e incertidumbre marcan el juicio a Donald Trump que duraría dos semanas

Washington -

En medio de un vendaval de tensiones y con un juicio político sobre los hombros, el tercero en la historia de EE. UU., el magnate republicano Donald Trump cumplió tres años de gobierno marcando el mismo ritmo con el que comenzó su mandato.

El juicio que hoy arranca con las audiencias en el Senado le tiene sin cuidado al mandatario, confiado en que será absuelto en la Cámara Alta, dominada por el partido de Trump.

Si los republicanos logran sus objetivos, el juicio político podría cerrarse en solo dos semanas, dejándolo como el más rápido de la historia.

El juicio a Bill Clinton en 1999 se extendió por cinco semanas y el de Andrew Johnson en 1868, tres meses. Un juicio corto resultaría ventajoso para Trump porque le permitiría celebrar su muy probable absolución durante el discurso anual sobre el estado de la Unión, el 4 de febrero en el Congreso.

Los republicanos han cerrado filas en torno al magnate, por lo que se espera que el presidente logre eludir los cargos que se le imputan.

El juicio llega en medio de incertidumbre con nuevas revelaciones sobre las acciones de Trump en el caso de Ucrania.

La oposición quiere que el Senado cite a declarar a cuatro testigos cuya comparecencia juzga necesaria para determinar si Trump es culpable de los cargos en su contra, vinculados a una llamada telefónica en la que el presidente estadounidense pidió a su homólogo ucraniano que investigara a Joe Biden, probable rival en las presidenciales, y a su hijo Hunter.

Entre esos testimonios figuran el del jefe del gabinete de la Casa Blanca, Mick Mulvaney, y el de John Bolton, exasesor de Seguridad Nacional.

Los demócratas, que durante la investigación en la Cámara de Representantes chocaron una y otra vez contra la negativa del Gobierno a cooperar, exigen también que se liberen documentos clave.

El jefe de la mayoría republicana en el Senado, Mitch McConnell, dijo que planeaba trabajar en “coordinación total” con la Casa Blanca.

En teoría, quienes apoyan al presidente tienen todas las cartas en la mano para barrer con cualquier exigencia. Los republicanos cuentan con 53 bancas en el Senado, contra 47 de los demócratas, lo que les otorga mayorías para torcer a su favor las batallas que puedan presentarse durante el proceso.

La Casa Blanca, por su parte, ha dejado en claro que no quiere testimonios. “Es muy improbable que (el juicio) se extienda más allá de dos semanas”, dijo un funcionario del Gobierno. “El presidente debe ser absuelto y rápido”, agregó.

“Es la culminación de una de las presidencias más erráticas de la era moderna, pero el impeachment es la forma más severa de control político y constitucional que se pueda invocar. La historia guardará este proceso como una de las principales cosas que mencionar para comprender esta Administración”, dice a El País Michael Bitzer, profesor de Políticas e Historia del Catawba College, en Carolina del Norte.

Este Gobierno supone un reto para historiadores y analistas, a los que les cuesta encontrar paralelismos en el pasado o trazar hilos argumentales. Para el resto del mundo, es un foco de inestabilidad, añadió el medio español. (I)