Las defensas de la piel requieren de al menos dos litros de agua

Las defensas de la piel requieren de al menos dos litros de agua

La piel es uno de los órganos que tiene mayor presencia de agua, con el 71%. El consumo de este líquido en cantidades adecuadas es vital para su salud y para su correcto funcionamiento.

Este es el órgano más grande del cuerpo. Su función principal es proteger al organismo de factores externos, como ­bacterias, sustancias químicas y temperatura.

Esta función es posible siempre y cuando exista una barrera cutánea saludable y fuerte. La defensa de la piel depende del agua, lípidos y de su descamación, explica Paola Guevara, coordinadora del servicio de Dermatología del Hospital Pablo Arturo Suárez.

“Cuando la barrera cutánea es adecuada, se disminuyen los problemas de la piel por bacterias, traumatismos y se desacelera el envejecimiento prematuro”, dice.

La experta indica que el solo hecho de rascarse en la piel seca puede causar infecciones, debido a bacterias u otros microorganismos que pueden estar presentes en las uñas.

La falta de agua puede provocar que la piel seca empeore su condición y que otros tipos de piel muestren signos de deshidratación.

La piel seca, por un lado, se caracteriza por carecer de luminosidad y ser áspera al tacto. Esta necesita de una rutina de cuidado que ayude a ocluir la piel para evitar la pérdida de agua y que reponga lípidos con ingredientes
como las ceramidas.

La deshidratación, en cambio, es un estado por el que puede atravesar cualquier tipo de piel, sea esta normal, mixta o grasa. Se da por la falta de cuidados frente a elementos externos severos, como el calor o el frío extremos. En esos casos se necesita enfocarse en la hidratación interna y externa.

El consumo habitual de agua también impacta en la belleza de la piel. Además, una ingesta correcta de este líquido ayuda a combatir signos de cansancio y edad, como las bolsas bajo los ojos y las ojeras.

Por ello, la ingesta de agua es fundamental. Cada cuerpo es diferente, pero en términos generales se deben tomar ocho vasos de agua al día, equivalente a cerca de dos litros.

La comida también aporta con agua. Con el consumo habitual de frutas, verduras y otros líquidos se cumplen los requerimientos diarios.

Si bien el aporte del agua no es ampliamente reconocido, el agua mineral y el agua potable contribuyen al organismo minerales como el calcio y el magnesio, que ayudan a mantener un óptimo rendimiento tanto físico como cognitivo. ­Asimismo, tienen un impacto positivo en el desarrollo de los huesos y en el aumento de la densidad ósea.

En cuanto a la piel, los minerales presentes en el agua también son importantes. “Necesitamos de agua, minerales y oligoelementos para tener una barrera cutánea adecuada”, explica Guevara.

La ingesta debe ser frecuente, porque el cuerpo pierde líquidos constantemente con el proceso de sudoración, en la orina y al respirar. El agua debe reponerse para mantener el volumen de sangre y otros fluidos dentro de los rangos normales.