El Movimiento 5 Estrellas cierra una época en Italia al destituir a su fundador, el cómico Beppe Grillo
El Movimiento 5 Estrellas (M5S) acaba de destituir definitivamente a su fundador, el cómico Beppe Grillo, que lanzó esta iconoclasta formación en 2007 con el famoso Vaffanculo Day, un grito a toda la clase política tradicional para que se fuera a su casa, y ha acabado defenestrado él mismo por su partido, que ya no lo soportaba más. Un segundo referéndum telemático de la base del movimiento (89.000 inscritos), después de que Grillo impugnara la primera votación, ha vuelto a ratificar la noche del domingo el cambio de las reglas internas que supone eliminar el peculiar cargo del cómico. Era “garante”, una especie de cargo honorario, pero en el que aún tenía un amplio poder y, sobre todo, cobraba 300.000 euros al año por labores de asesoría. Votaron el 64% de los militantes y el 80% apoyó echarlo. “Ahora se pasa página, el M5S se refunda”, resumió Giuseppe Conte, que se pelea con Grillo por el control de la formación desde que en 2018 llegó a ser primer ministro. Por fin ha conseguido quitárselo de encima.
Conte, un profesor de Derecho desconocido hasta que el M5S se lo sacó de la manga tras ganar las elecciones de 2018, ha pilotado desde entonces toda la fase de ejercicio de poder político del movimiento. Mientras, Grillo ejercía en la sombra de gran gurú que vigilaba las esencias del invento, que han sido difíciles de seguir. En aras de una transversalidad e indefinición ideológica presentadas como virtud distintiva, en realidad el M5S ha transitado todas las ideologías del arco parlamentario.
Grillo, un célebre y volcánico cómico televisivo que ahora tiene 76 años, canalizó en los años 2000 el enorme descontento popular hacia los partidos políticos, despreciados como una “casta”, término que fue bandera de su movimiento y luego saltó a España. Llenaba pabellones por toda Italia con un espectáculo de denuncia de la corrupción y los vicios del sistema, y su blog era uno de los más leídos del mundo. Llegó a presentarse a las primarias del Partido Democrático (PD), de centro-izquierda, hasta que decidió saltar a la política por su cuenta. Fundó formalmente el M5S en 2009, empezó presentándose a las municipales y en la gran resaca de la crisis de 2008, la decadencia final de la era Berlusconi y el despiste de la izquierda, en las elecciones de 2013 ya fue el partido más votado. No logró gobernar por su rechazo a una alianza con el PD, pero en 2018 ya arrasó. Los italianos quisieron hacer el experimento, uno más.
Hubo dos sorpresas. Una, Giuseppe Conte, un desconocido al que nadie había votado porque ni iba en las listas y que tanto Grillo como el movimiento pensaban poder controlar. En realidad, Conte se ha revelado como un hábil y correoso político. La segunda sorpresa fue que el M5S gobernó con La Liga de Matteo Salvini, partido populista de extrema derecha. Al cabo de un año, crecido por los sondeos, Salvini intentó una jugarreta para anticipar las elecciones que le salió mal y Conte cambió de aliados: le tocó al PD y otros pequeños partidos de centro e izquierda. Finalmente, el Ejecutivo cayó en 2021 para dejar paso a un Gobierno técnico de Mario Draghi, que el M5S también apoyó. A partir de entonces la difícil relación entre Grillo y Conte terminó de deteriorarse.
Estos malabarismos fueron dejando también un reguero de crisis internas, abandonos y afrentas. La última fue un agrio alejamiento del PD, que no le perdonó hacer caer el Ejecutivo de Draghi, lo que les hizo ir separados a las elecciones de 2022 con el resultado conocido: el triunfo de Giorgia Meloni y el primer Gobierno italiano de ultraderecha. Electoralmente, el M5S ha ido cayendo en picado hasta el actual 10%.
En plena emergencia, Conte emprendió un rediseño integral del partido que pasaba, en gran parte, por emanciparse de la pesada paternidad de Grillo y sacarle del puesto de mando por la fuerza. Es lo que se aprobó por votación de los militantes en una asamblea constituyente celebrada el pasado noviembre, además de eliminar la prohibición de repetir más de dos mandatos, uno de los pilares de la identidad del partido. Porque lo que en principio parecía una garantía de que nadie iba a vivir de la política se había convertido en un problema a la hora de formar una clase dirigente sólida. Además, el M5S se ha definido políticamente como “progresista independiente”. El plan es llegar a las próximas elecciones, en 2027, si el Gobierno de Meloni aguanta toda la legislatura, en una alianza con el PD.
Grillo, que se vio traicionado ―“Los valores del M5S han desaparecido. Es un partido que ya no reconozco”―, reaccionó forzando una segunda votación gracias a su potestad como garante, para intentar que no se alcanzara el necesario quórum del 50%. Invitó a los afiliados a “irse a coger setas” y desertar el voto. Echó un pulso personal a Conte que ha perdido. Anoche simplemente puso una foto de despedida emulando la escena final de la película El show de Truman, una escalera que lleva a una puerta en el decorado por la que desaparece el protagonista.
Está por ver si Grillo desaparecerá o seguirá dando guerra, que puede degenerar en una pelea en los tribunales por la propiedad del nombre y el símbolo del movimiento. Como un partido italiano más de toda la vida.
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