Familia busca que se aclare la muerte del joven universitario Luis Cordero
La mesa de la sala de Verónica Benítez está adornada con imágenes de pelotas de fútbol y dos fotografías de su hijo, Luis Cordero. Junto a los retratos hay una vela que permanece encendida. La madre realizó ese altar en honor a su hijo, quien fue víctima de un asalto y falleció.
Ella recuerda cada detalle de lo ocurrido. El 6 de agosto pasado, el joven de 24 años fue a una reunión de amigos en el sector de la Vaca de Castro, un barrio del norte quiteño. A las 23:50 salió de ese evento rumbo a su casa. Esperó en la calle durante tres minutos y luego se subió a un taxi amarillo. La madre conoció estos detalles tras revisar la grabación de una cámara de seguridad que había en ese sector.
En el trayecto, Luis fue golpeado y le quitaron su celular, su billetera y la chompa. Según las primeras investigaciones, además del conductor había otros dos desconocidos en el taxi. Luego del robo, los sospechosos lo abandonaron en la calle Rigoberto Heredia, a una cuadra de su casa, ubicada en el norte de Quito.
El joven estaba tendido en el piso y solicitó ayuda a los moradores. Luego perdió la conciencia. Al ver lo ocurrido, un vecino llamó al ECU-911 y pidió auxilio. A las 00:35 llegó un patrullero al lugar y minutos después, una ambulancia. Mientras iba camino al Hospital Eugenio Espejo, falleció.
Según el informe médico legal, el muchacho murió por una hemorragia cerebral, una fractura de cráneo y además, laceraciones en el hígado.
Hasta ese momento, la familia desconocía lo ocurrido. A las 10:00 Fabián Benítez, el abuelo de Luis, llamó a Verónica, quien se encontraba de viaje en Manabí. Le contó que su hijo no llegó a dormir a la casa. Lo primero que la mujer hizo fue llamar al celular de Luis, pero estaba apagado, mandaba directo al buzón de voz. Tampoco respondía los mensajes de WhatsApp.
Verónica llamó a sus amigos y compañeros de la Universidad, pero todos desconocían su paradero. “Estaba desesperada y tenía un mal presentimiento”. Ella regresó a Quito; mientras tanto, Fabián puso una denuncia por desaparición en la Dinased (una unidad policial que investiga este tipo de casos).
Tras realizar las primeras investigaciones, los agentes localizaron el cuerpo de Luis en Medicina Legal, el pasado 8 de agosto. Un policía se comunicó con Fabián y le pidió que fuese a ese lugar. Él llegó a la morgue a las 17:00 y confirmó que se trataba de su nieto.
Mientras sujeta un cartel que dice: “Justicia para Luis Cordero”, el hombre cuenta que ese momento fue devastador. “No podía creer que le hubiesen arrebatado la vida a una persona tan joven”.
Al día siguiente, la madre retiró el cuerpo del muchacho y se realizó el velatorio.
Los familiares de Luis, sus amigos de universidad y compañeros de un equipo barrial, en el que jugaba cada fin de semana, estuvieron presentes en el acto fúnebre. Adornaron el féretro con un collage de fotos y una camiseta de su equipo de fútbol.
Sus familiares recuerdan que Luis Cordero practicaba ese deporte desde los 5 años. Él jugaba de centro delantero.
Con lágrimas, Verónica pide a la Fiscalía y a la Policía que le ayuden a aclarar qué pasó con su hijo y que encuentren a los responsables. “No quiero que la muerte de mi hijo quede impune”. El pasado 11 de agosto, ella y su abogado acudieron a la Fiscalía de Pichincha y presentaron una nueva denuncia por el delito de robo con muerte. Ese ilícito es sancionado con cárcel de 22 a 26 años. Así lo establece el artículo 189 del Código Penal.
El pasado 25 de agosto, el abogado envió un oficio a la Fiscalía y pidió que se realizaran diferentes diligencias. Por ejemplo, solicitó que personal de Criminalística buscase huellas y rastros de sangre en el taxi que tomó Luis. Ese auto fue localizado el 13 de agosto, en el sector de La Delicia. También pidió que se realizara una reconstrucción en el lugar de los hechos, se tomaran versiones a los testigos y que se rastreara la señal del móvil de Luis. El lunes 6 de septiembre del 2021, el abogado confirmó que estas experticias se ejecutaron la semana pasada.
Verónica se levanta del sofá de su sala y sostiene un álbum con las fotos de su hijo. Mientras las observa cuenta que a Luis le faltaba un semestre para graduarse de arquitecto.
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